Víctima de abusos: “Esto es lo que le pido a mi Iglesia: que nos mire de frente”

Vida Nueva adelanta el primer libro que relata el testimonio de una víctima española de abusos sexuales por parte de un sacerdote

Víctimas de la Iglesia, libro PPC

VIDA NUEVA | “No sé si un día curaré del todo. Lo que sí sé es que solo el Amor puede curar el dolor. Por eso me indigna que sean tantas las víctimas que, lejos de encontrar en su Iglesia el amor y la justicia debidos, solo encuentran humillación, rechazo y desprecio, cuando no desconfianza, recelo y silencio”. Son las palabras en primera persona que vertebra la narración de Víctimas de la Iglesia. Relato de un camino de sanación. Este libro, publicado por PPC y que Vida Nueva adelanta esta semana, recoge por primera vez el testimonio de una mujer española que sufrió abusos sexuales por parte de un sacerdote.

“Esto es lo que le pido a mi Iglesia: que nos mire de frente, deje de protegerse y se arremangue”, expresa la autora de esta estremecedora historia que permanece en el anonimato y busca dar voz con una mirada esperanzadora a unas víctimas silenciadas dentro y fuera del seno de la Iglesia.

Además de ser voz de denuncia respondiendo la tolerancia cero exigida por Benedicto XVI y Francisco para estos caso, esta mujer profundamente creyente muestra el camino de humanización real y acompañamiento terapéutico de las víctimas en el propio seno de la Iglesia.

“Dios ha descendido a mi infierno y me ha liberado”

Aunque el relato huye del morbo y de los detalles concretos, sí refleja el “modus operandi” del depredador, las terribles consecuencias de las vejaciones sufridas –manifestadas, entre otras, en una anorexia mental-, el silencio y rechazo de algunos católicos, las lagunas del proceso canónico.

Pero sobre todo ahonda en cómo la terapia psicológica y el acompañamiento espiritual le han permitido levantarse: “Dios ha atravesado mi sufrimiento, ha penetrado mis miedos y ha acompañado mis debilidades. Él ha descendido hasta mi infierno y me ha liberado”.

Víctimas silenciadas

Junto a las reflexiones de la autora, el libro recoge el análisis de las dos personas que le han ayudado a salir adelante. Por un lado, el terapeuta de la protagonista, el psicólogo Javier Barbero. Por otro, su acompañante espiritual, el sacerdote José Luis Segovia.

Tal fue el maltrato sufrido, que en la primera sesión de terapia, Barbero le confesó: “Entre un psicólogo y un paciente hay unas líneas que no deben cruzarse: contigo sí voy a hacerlo. El que te ha hecho esto es un hijo de puta. Y yo estaré contigo hasta el final”.

“Reconozcámoslo –asegura Segovia en el libro-, durante mucho tiempo la Iglesia ha tenido pavor a mirar a los ojos a las víctimas. Las ha silenciado, siquiera mirando hacia otro lado o haciéndolas sospechosas, y a los culpables los ha convertido en meras piezas de un triste juego de ajedrez en el que la respuesta consistía todo lo más en cambia la pieza de casilla”.

Algunas reflexiones del testimonio anónimo en el libro

  • “Quise confesarme. ‘¡Claro que sí! –me dijo un día-, pero tendrás que hacerlo con otro sacerdote’. ¿Cómo podría yo explicar lo que estaba pasando?”.
  • “¡Cuánta perversión! El vínculo espiritual que nace de la confianza en el ministerio sacerdotal se había transformado en el grillete que me mantenía encadenada a mi agresor”.
  • “En realidad, solo el amor cura. Y es precisamente ese amor el que la Iglesia está obligada a dar a sus víctimas. Digo bien: sus víctimas. Unas víctimas de incesto espiritual”.
  • “¡Qué duro es entrar en una iglesia o sentarse ante una imagen de Dios o de la Virgen cuando los abusos se padecen en espacios eclesiales!”.
  • “Esto es lo que le pido a mi Iglesia: que nos mire de frente, deje de protegerse y se arremangue”.
  • “En mi diario, que en realidad era una oración, jamás me olvidé de dar gracias a Dios por todas las personas que me acompañaban en mi vida”.
  • “Todavía hoy recuerdo cuando me decía: ‘Si estuvieras casada, esto no pasaría’. Él, que clamaba airadamente por la indisolubilidad del vínculo matrimonial, no dudaba en traicionar los vínculos propios del ministerio sacerdotal”.
  • “Benedicto XVI fue para mí un regalo de Dios. Ahora él llamaba a las cosas por su nombre. Los abusos sexuales en la Iglesia son un crimen atroz y un grave pecado”.
  • “Las mismas manos que administran el perdón y celebran la eucaristía son las que nos abusan, nos dominan, nos atrapan y nos agreden. Es un sacrilegio”.
  • “Fue Dios quien salvó mi vida. Dentro de mí, pese al daño sufrido, había un espacio chiquito que había permanecido intacto y que Javier y Josito, cada uno en su lugar, han contribuido a ensanchar”.
  • “Jamás me senté frente al sacerdote que había abusado de mí. Y añado, por si alguien se lo pregunta, que jamás lo haría. Nunca nadie me pidió que lo hiciera”.
  • “Dios me ha hecho este regalo. Me ha reventado por dentro y me ha permitido regresar al seno de mi madre para renacer”.

Primeros fragmentos del libro

Vida Nueva ofrece en exclusiva un avance editorial del libro Víctimas de la Iglesia. Se publica en el Pliego del número nº 2.979 (con fecha 5-11 de marzo de 2016), que hoy jueves 3 de marzo se empieza a distribuir a los suscriptores del papel.

También está disponible en soporte digital, a través de la app de la revista (disponible para tabletas iPad y para dispositivos móviles del sistema Android).

Puede acceder a un extracto del Pliego aquí.

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