Francisco pide a los dirigentes mexicanos buscar “el bien común” para no caer en “la corrupción, el narcotráfico y la exclusión”

En su encuentro con el presidente Enrique Peña Nieto y las autoridades del país

papa francisco enrique peña nieto  María Angélica Rivera

El papa Francisco, junto al presidente Peña Nieto y su esposa, María Angélica Rivera, en su discurso a las autoridades mexicanas

DARÍO MENOR, enviado especial, CIUDAD DE MÉXICO | En su primer discurso en México, el papa Francisco afrontó sin ambages algunos de los más graves problemas que sufre este “gran país”, que consideró un “referente de América” por su “riqueza cultural”, “sabiduría ancestral” y “multiculturalidad”. En el discurso que dedicó a las cerca de 1.200 personas que participaron en su encuentro con los representantes de las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomática, hoy sábado 13 de febrero, Jorge Mario Bergoglio hizo hoy un llamamiento para que los “hombres y mujeres justos” se esfuercen a la hora de construir un “futuro esperanzador”.

Para conseguir este objetivo, Francisco invitó a la población a buscar “el bien común”, que tan denostado está “en este siglo XXI”. La alternativa de no seguir esta recomendación tiene consecuencias negativas para todos. “La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”, dijo el Papa.

Tras reunirse con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en el Palacio Nacional de la capital azteca, Jorge Mario Bergoglio destacó en su discurso, realizado en el enorme patio central del edificio presidencial, la riqueza que supone para el país contar con una mayoritaria población joven. “Eso da esperanza y proyección. Un pueblo con juventud es un pueblo capaz de renovarse, transformarse; es una invitación a alzar con ilusión la mirada hacia el futuro y, a su vez, nos desafía positivamente en el presente”.

Esta realidad, además, debe invitar a la reflexión sobre “la responsabilidad” para construir “el México que queremos, el México que deseamos legar a las generaciones venideras”. En su discurso, Peña Nieto también hizo referencia al hecho de que más de la mitad de la población del país esté en edad juvenil. “Somos una nación de jóvenes que hace frente a sus desafíos y que se está transformando para afrontarlos”, dijo el mandatario.

Recuerdos al pasado, esperanzas al futuro

Francisco trató de insuflar esperanzas en el espíritu colectivo de la nación que visita durante seis días recordando su pasado. Destacó que su identidad nacional “ha sido forjada en duros y difíciles momentos de su historia por grandes testimonios de ciudadanos” que comprendieron que las instituciones políticas, sociales y económicas deben ponerse de acuerdo “en la búsqueda del bien común”, así como en la promoción de la dignidad de la persona. Para alcanzar este “compromiso de todos”, pidió una política “auténticamente humana”, como ya recomendaba la constitución pastoral de 1965 Gaudium et spes, uno de los documentos claves del Concilio Vaticano II y que sigue hoy de plena actualidad.

En particular, Bergoglio pidió a los poderosos de México que brinden a sus compatriotas oportunidades para ser “dignos actores de su propio destino”, para lo que citó las siguientes necesidades: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva y un ambiente sano y de paz. Para alcanzar estos objetivos, refrendó el apoyo que siempre ofrece la Iglesia católica.

Peña Nieto, que estaba encantado de tener como invitado al Papa, subrayó la sintonía que, a su juicio, existe entre los objetivos que ambos buscan. También destacó la emoción que suscitaba la presencia del obispo de Roma en el país para sus compatriotas. “México quiere al papa Francisco por su sencillez, bondad y calidez”, dijo. En su alocución, el presidente también remarcó que el Estado que dirige es “laico”, pero “vela por la libertad religiosa”.

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