Europa, una madrastra que pierde a 10.000 niños refugiados

Europol confirma a ‘Vida Nueva’ que muchos podrían estar en manos de mafias que los explotarían laboral y sexualmente

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Grupo de refugiados en un tren de Serbia a Croacia

Europa, una madrastra que pierde a 10.000 niños refugiados [extracto]

M. Á. MALAVIA / M. PÉREZ | Estupor y prudencia. Estas son las reacciones tras la publicación de sendas informaciones de The Guardian y The Observer en las que, citando a Europol, la Oficina Europea de Policía, se afirma que hay unos 10.000 menores (por ahora, 5.000 en Italia y 1.000 en Suecia) que en estos meses llegaron a la UE como refugiados y de los que se desconoce su paradero. Si bien se apunta que algunos habrían conseguido reagruparse con sus familias, sin haber informado de ello a las autoridades, también se denuncia que, en un número indeterminado, muchos de esos desaparecidos habrían caído en manos de mafias.

Vida Nueva ha contactado con la Policía nacional y con el Ministerio del Interior para conocer su valoración y si esto se podría dar aquí, pero ambas instituciones remiten a Europol. Alexandru Niculae, experto del organismo policial europeo, confirma a esta revista que “la estimación de 10.000 menores se basa en la presentación de informes de los estados miembros de la UE, las ONG y otras organizaciones entre el último año y medio y dos años”. Dando a conocer esta situación, prosigue, “Europol quiere crear conciencia sobre este problema e insta a los jefes de policía y a las ONG a que estén alerta”.

“Los migrantes –añade Niculae–, especialmente los 10.000 menores solos, pueden ser especialmente vulnerables a la explotación. No todos serán explotados, algunos pueden estar con familiares. Europol no tiene ningún ejemplo concreto de menores que hayan sido explotados. No obstante, sería justo decir que con la corriente migradora habrá niños vulnerables a la explotación, sobre todo por su corta edad”. “La preocupación de Europol –concluye– radica en que no sabemos dónde están, qué están haciendo o con quién están”.

Extorsión y abandono

María José Castaño, investigadora del Instituto Universitario de Estudios sobre las Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas, señala que, más allá de la cifra, “el tráfico de menores es una realidad que ocurre en la UE desde hace años”, afectando muchas veces a menores de hasta tres años y que son víctimas de “esclavitud laboral, prostitución forzada, adopciones ilegales y tráfico de órganos”. En este sentido, muestra su rechazo “por la inacción de nuestros gobiernos, que conocen cómo estas situaciones de extrema vulnerabilidad se dan en personas que, más allá de su condición de solicitantes de asilo, merecen una protección de por sí”. Y aquí cita el caso de España, “donde el pasado año supimos de 40 bebés con sus madres de los que se perdió el rastro, y el Estado no hizo ningún tipo de seguimiento”.

A juicio de Castaño, “la línea que separa el tráfico de migrantes de la trata de esas personas es muy delgada, debido a su extrema precariedad y a las múltiples situaciones que se dan. La mayoría maltratan a los niños para tenerlos controlados. Otros, en puntos de frontera como Melilla, los separan de sus padres para que crucen el Estrecho antes que ellos, en días distintos. Otras veces, en puntos como Lesbos, agarran a los niños y les solicitan a los padres mil euros más cuando ya están todos montados en la patera. Directamente, en muchas ocasiones, hay niños que salen solos de Irak, Afganistán o Siria, confiándolos sus padres a familiares o amigos… En estos contextos es muy fácil caer en manos de la trata. Una situación invisibilizada, pero que conocen los estados”.

A la hora de proponer soluciones, Jacquelyn Pavilon, del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), clama por que a los menores refugiados “se les debe dar protección, pero también oportunidades a través de la educación”. Una línea de acción que, como pide el SJR, siga estos pasos: “Primero, la creación de vías seguras a través de Europa, para lo que es necesario la ampliación de las misiones de rescate, permitir visados temporales por razones humanitarias y más programas de reunificación familiar, evitando las detenciones de los menores. Por último, pedimos a los gobiernos que no utilicen listas de ‘países seguros’ para los procesos de asilo”.

En este sentido, la red educativa no puede quedar al margen, sino ser una aliada: “La protección y la educación están muy relacionadas. Mientras que a los niños desplazados se les debe garantizar asilo y protección de los peligros en su propio país, también se les debe proteger de los riesgos asociados con la vida en tránsito, como la pobreza o la amenaza de grupos armados y traficantes. Los colegios les proveen con la estabilidad que necesitan para soportar la pérdida, el miedo, el estrés y la violencia sufrida. Si los niños están en la escuela, estarán seguros de estos riesgos, incluyendo la violencia de género, el reclutamiento para grupos armados, el trabajo infantil y los matrimonios prematuros”.

“Más aún –concluye Pavilon–, la educación ayuda a facilitar la integración de los niños refugiados en las nuevas comunidades. Se les debe proveer de servicios sociales, casas de acogida, programas de bienvenida, familias de acogida. Si se les dan más servicios educativos y vocacionales en los países de llegada (por ejemplo, Etiopía o Sudán, en el caso de los eritreos), no tendrán tanta necesidad de iniciar el peligroso viaje a Europa. Con acceso a educación de calidad y servicios sociales, los menores solos pueden satisfacer su potencial y contribuir al crecimiento, potencial y estabilidad de sus comunidades”.

Bruselas, llamada a una acción inmediata

Desde que se ha conocido la denuncia de Europol, ya han surgido las primeras reacciones políticas. Este semanario ha tenido acceso la triple pregunta presentada este lunes 1 en la Comisión del Parlamento Europeo por Beatriz Becerra, eurodiputada de UPyD y muy activa en la defensa de los refugiados. “Ante la gravedad de los hechos y considerando que estamos ante un caso de delincuencia organizada con un carácter transnacional”, la parlamentaria vasca apela a la “dimensión europea que requiere de una respuesta urgente y coordinada” y lanza estas tres cuestiones: “¿Qué acciones y medidas considera que deben adoptarse para mejorar las capacidades y la eficacia de Europol en la lucha contra las mafias que atentan contra los menores no acompañados? ¿Es una prioridad urgente de la Comisión la modificación del Reglamento de Dublín en el sentido de aportar una mayor seguridad jurídica a los menores no acompañados en línea con la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE? ¿De qué datos dispone la Comisión a través de Europol acerca de las características de estos menores?”.

En el nº 2.975 de Vida Nueva

 

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