José María del Corral: “Los jóvenes denuncian que la escuela no les educa para la vida”

Presidente de Scholas Occurrentes

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MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | La principal red educativa mundial (400.000 centros de 76 países de los cinco continentes) apenas supera los dos años y medio de vida. Promovida por Francisco como fundación pontificia, Scholas Occurrentes busca impulsar un cambio de paradigma en sociedades enfangadas en situaciones de crisis. Para ello, dan la palabra a los jóvenes en su propio ámbito: las aulas. Otorgándoles a estos la posibilidad de ahondar en su sentido crítico, se reúnen y debaten a fondo sobre los problemas más acuciantes. Luego ofrecen sus propuestas en una hoja de ruta fresca y dinámica a las sociedades que, habitualmente, ni reparan en ellos.

Esta forma de trabajar se vio días atrás en el primer encuentro de Scholas en nuestro país, cuando 300 adolescentes de una veintena de escuelas de diversa condición se dieron cita en Madrid . Allí, el propio presidente de la fundación, José María del Corral, expuso a esta revista cuál es el carácter íntimo de la revolución que Francisco tiene pensada para cada país: dar la palabra a su juventud y que esta plasme lo que son mucho más que sueños difusos.

PREGUNTA.- ¿Cuál es el origen de Scholas Occurrentes?

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José María del Corral, junto al papa Francisco

RESPUESTA.- Nació en Buenos Aires al poco de que Jorge Mario Bergoglio llegara al arzobispado. En un momento de enorme crisis social en todo el país, él observaba que el sistema educativo no daba ninguna respuesta a lo que ocurría. Hablamos de los años 2000 y 2001, en un momento durísimo, con muertes de jóvenes incluidas. Me convocó y me pidió que, desde el arzobispado, impulsara un proyecto con varios chicos en los que ellos mismos analizaran cuál era su realidad y comprobar qué tenían en su corazón. No era nada programado, sino una intuición. Eso sí, queríamos recoger una amplia diversidad, por lo que contactamos también con jóvenes de las comunidades islámica, judía y evangélica.

P.- Una intuición que realmente fue revolucionaria…

R.- El primer grupo lo conformaron 120 chicos de entre 15 y 17 años. Empezamos un trabajo que duró seis meses y por el cual nos reuníamos una vez por semana, siempre en un centro religioso distinto y con la idea de que ellos hablaran con total libertad, esbozando cómo podían cambiar las cosas. Fue tan fuerte lo que allí surgió que el propio Bergoglio se quedó sorprendido por la sencillez y el realismo de su diagnóstico. Los jóvenes vinieron a decir que la escuela no les educa para la vida. Y lo hicieron a través de preguntas como estas: ¿cómo vamos a ser responsables si vemos a nuestros padres sobornando a la policía para evitar una multa?, ¿cómo vamos a encontrar un sentido al colegio si este nos encierra y nos separa entre nosotros por nuestras creencias o por la clase social a la que pertenecemos…? Era algo ciertamente potente. Tanto que los chicos pidieron ir al Congreso y, con sus peticiones, se aprobó por unanimidad la Ley 2.169 con sus propuestas de cambio para una educación integral.

P.- Siempre han buscado que la clave fuera la concreción, ¿no?

R.- Exacto, dentro del proceso de diálogo, lo esencial es que los propios participantes eligen por votación los dos temas que ven más acuciantes, para luego centrarse en ellos y aportar soluciones. En esa primera iniciativa los dos asuntos elegidos fueron las drogas y la inseguridad. Pero cada grupo tenía los suyos.

P.- Y es que vinieron muchos más encuentros, hasta acabar siendo una red nacional y hoy mundial…

R.- Desde ese primer grupo en Buenos Aires, en tan solo cuatro años, 7.000 estudiantes participaron en muchos otros, extendiéndose a otras diócesis y realidades. Bergoglio lo ha apoyado siempre, hasta el punto de que, a los cinco meses de su nombramiento papal, el 13 de agosto, creó Scholas Occurrentes como su primera fundación pontificia. Las dos primeras escuelas las apadrinaron los futbolistas Messi y Buffon, para Argentina e Italia. Dos años y medio después, ya estamos en los cinco continentes e incluso hemos podido presentar el proyecto a los líderes de la ONU o la UNESCO, que mandan a observadores para analizar cómo es nuestro método.

Encuentro en Madrid

P.- ¿Qué balance hace del encuentro en Madrid?

R.- Muy bueno. De hecho, esta convocatoria ha sido especial, pues ha sido la primera que, bajo el nombre de Escuelas de Ciudadanía, hemos desarrollado en Europa. Hemos buscado ahondar en una segunda fase y los chicos participantes se han reunido todos los días durante más de una semana. Han debatido, jugado, salido a la calle a preguntar a la gente por las cosas que estaban analizando, han visitado instituciones para ofrecer sus ideas… Y lo mejor es que lo han hecho en un clima de alegría y unidos en la diversidad, pues ha habido chicos de centros públicos, privados, concertados, católicos, judíos… Ahora han recogido todo lo elaborado y lo han plasmado en un informe. Es su propuesta para cambiar cosas que van mal. Ojalá sean escuchados.

Una ley contra el bullying

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Encuentro de Scholas Occurentes en Madrid

Como informa Scholas Occurrentes en un comunicado publicado al final del encuentro, el de Madrid ha marcado un antes y un después para muchos de los 300 adolescentes participantes en el mismo. “Mientras que algunos jóvenes hablaban acerca de la falta de identidad y la baja autoestima –explican en el documento–, otros se referían a las falsas ideologías y al alto costo que pagan por pertenecer a un grupo. Palabras como discriminación, violencia, miedos, depresión, falta de motivación para la vida, autoagresión y hasta muerte, resonaron durante estos días en la primera experiencia realizada por Scholas en Europa”.

Y es que, en la misma semana en la que se hizo público el contenido de una carta que Diego –un niño de 11 años víctima del acoso escolar– escribió a sus padres antes de suicidarse en octubre en Madrid, los participantes en el encuentro han clamado por soluciones. Así, entre las medidas que reclaman, está “una ley integral contra el bullying que contemple sanciones y que exija campañas de concienciación en los medios de comunicación con la participación de los jóvenes”.

En su informe, que remitirán al Ayuntamiento de Madrid y al papa Francisco, los estudiantes explican que muchos jóvenes se sienten “agredidos y discriminados” a causa de “su raza o apariencia”. A nivel político, perciben que “las reformas educativas no reformaron nada y que, más que contemplar la necesidades de ellos, respondían a intereses políticos del Gobierno de turno”.

De ahí que llamen al consenso y se apueste por “una política educativa que permanezca más allá de los cambios de Gobierno y donde ellos sean tenidos en cuenta”. Entre otras cosas, desearían una educación distinta a la actual, que “ni enseña a pensar a los jóvenes ni trasmite valores”, priorizando sin más “el aprendizaje de memoria” y donde “no se prepara a los jóvenes ni para el futuro ni para la vida”.

En el nº 2.974 de Vida Nueva

 

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