Esteban Velázquez, un misionero español ‘non grato’ en Marruecos

Esteban Velázquez, jesuita español misionero en Marruecos

Las autoridades deniegan el paso a un jesuita volcado en la defensa de los inmigrantes irregulares

Esteban Velázquez, jesuita español misionero en Marruecos

Esteban Velázquez con varios chicos inmigrantes en el monte Gurugú

MIGUEL ÁNGEL MORENO | El religioso jesuita Esteban Velázquez, que coordina en la ciudad marroquí de Nador los proyectos de la Delegación de Migraciones de la Archidiócesis de Tánger, no puede regresar a Marruecos desde que el 11 de enero las autoridades marroquíes decidieron impedirle el paso y le retiraron la tarjeta de residencia. Velázquez, un referente en la zona por su atención humanitaria a los inmigrantes que intentan cruzar de a España, ve cómo la misma frontera cuya gestión había denunciado se cierra para él. En conversación con Vida Nueva, confirmó que se encuentra en Melilla esperando que las autoridades marroquíes cambien de parecer, algo que no se antoja nada fácil.

El jesuita canario no recibió ninguna explicación sobre los motivos que llevaron a las fuerzas marroquíes del puesto melillense de Beni Enzar a impedirle el paso y retirarle la tarjeta de residencia legal. El Ministerio de Exteriores español tiene conocimiento de la situación y mantiene un seguimiento, aunque se trata de una cuestión que afecta a Marruecos y a la Nunciatura de la Santa Sede, según informaron fuentes de Exteriores a este semanario.

Algunos medios marroquíes, como el diario As Sabah, apuntan a que el religioso es considerado en Marruecos persona non grata por unas supuestas sospechas de colaboración con los servicios secretos españoles.

Velázquez coordina, por mandato del arzobispo Santiago Agrelo, un programa de atención sanitaria a los emigrantes y refugiados que se encuentran en los alrededores del paso fronterizo de Melilla. Iniciaron este proyecto en 2013, tomando el relevo de Médicos Sin Fronteras. Durante los tres últimos años han entregado alimentos, ropa y mantas a los emigrantes que se agrupaban en montes como el Gurugú esperando la oportunidad para intentar cruzar la frontera entre Marruecos y España. Mantienen un servicio de urgencias durante las 24 horas del día en el que atienden problemas urgentes de salud y acompañan a los hospitales a los heridos en los intentos de salto a la valla.

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Velázquez es el coordinador de la Delegación de Migraciones de la Archidiócesis de Tánger

Labor asistencial

El año pasado, Velázquez creó en Nador un pequeño centro de seis habitaciones en el que atendían a los emigrantes heridos que terminaban su ingreso hospitalario pero no podían regresar al bosque, donde se han hospedado varias mujeres embarazadas o que acaban de dar a luz. Su labor asistencial no siempre es bien vista por las autoridades marroquíes, aunque está amparada por un acuerdo firmado por Juan Pablo II y el anterior rey Hassan II, que permite a la Iglesia realizar trabajo asistencial y educativo, puesto que el proselitismo religioso no musulmán está prohibido por su Código Penal.

Agrelo denuncia la hipocresía de los estados

Tras saltar a la prensa la noticia, el arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, hizo pública una carta a la Iglesia de Tánger en la que, además de mostrar la cercanía con Esteban Velázquez, y su “orgullo” por su dedicación a los pobres, expresa su sorpresa por el hecho de que “conceder o denegar el acceso al territorio de un estado soberano, sea competencia exclusiva y discrecional de sus autoridades”. Según el franciscano gallego, esas leyes “contradicen el espíritu y letra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, y “son evidencia de la hipocresía con que los estados aplauden en los foros internacionales lo que es justo y hacen en sus casas lo que es injusto, reconocen y aprueban sobre el papel lo que a toda persona le es debido, y se reservan el derecho de pisotearlo como si nunca lo hubiesen reconocido y aprobado”.

En el nº 2.974 de Vida Nueva

 

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