Patxi López aboga por una “reconciliación ciudadana” entre laicistas y cristianos

Patxi López con Pedro Sánchez y Micaela Navarro

El nuevo presidente del Congreso pide que los estados respeten “la dimensión colectiva y social” de la religión

Patxi López, presidente del Congreso de los Diputados 13 enero 2016

Patxi López fue elegido presidente del Congreso de los Diputados el pasado 13 de enero

Patxi López aboga por una “reconciliación ciudadana” entre laicistas y cristianos [extracto]

JOSÉ LORENZO | Con su recién estrenado cargo como presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López se acaba de convertir en la tercera autoridad del Estado, por detrás del Rey y de quien finalmente sea el encargado de presidir el Gobierno. En un momento en el que las fuerzas políticas se resisten a los pactos, no resultó muy difícil que este político socialista lograse consensos para su elección el pasado día 13, cuando se inauguró oficialmente la XI legislatura de la democracia. Le avala una trayectoria de hombre dialogante y conciliador. También en su propio partido, en donde cada vez suena más como el tapado que podría suceder a un Pedro Sánchez que, si no logra ser investido presidente, habrá de hacer frente a los “barones” del PSOE que le esperan agazapados tras el próximo congreso federal y ordinario que elegirá a un nuevo secretario general.

Un talante que le ha permitido tener una palabra propia en un asunto que sigue levantando muchas ampollas entre los socialistas, como es el de la religión. De hecho, cuando el pasado octubre Pedro Sánchez amagó, en una batería de medidas laicistas, con eliminar la Religión de la escuela pública, López, desde su cargo de secretario de Acción Política, Ciudadanía y Libertades, y coordinador del programa electoral socialista, afirmó a Vida Nueva que se trataba de una forma de expresarse, porque “a veces se utiliza la brocha gorda, pero hay aspectos que necesitan pincel fino”.

Justo aquellos días de precampaña electoral, el nuevo presidente del Congreso participaba en la convención de Cristianos Socialistas y les lanzaba “una afirmación categórica” de respeto al papel de la religión en la sociedad: “Son las instituciones públicas las que tienen que ser neutrales y laicas, pero no las sociedades”, sostenía en un discurso al que ha tenido acceso esta revista.

“Hay una corriente laicista que pretende reducir la religión al estricto ámbito de lo personal, de lo privado. Y hay también una corriente de cristianos, especialmente la jerarquía, que pretende lo contrario: que las creencias deben ser promovidas por las instituciones públicas”, les dijo antes de resumir su propia opción: “Yo creo, sin embargo, que la fe tiene una dimensión colectiva y social; es más, que necesita de esta dimensión social y colectiva para reconocerse”.

Para abundar en esta tesis, que choca con los postulados más anticlericales del PSOE, quien fuera lehendakari entre los años 2009 y 2012 argumentó que “las sociedades modernas no son las formadas por los individuos aislados que navegan solitarios por el universo. Pero tampoco pueden ser súbditos uniformados de un Estado que determina su vivir y su pensar”. Aunque sí reconoció que “para llegar al reconocimiento y aceptación de esta sociedad abierta, donde los diferentes colectivos tienen libertad de elección de creencia o de defensa de principios desde una posición de compromiso público, nos queda un trecho”.

Patxi López con Pedro Sánchez y Micaela Navarro

Patxi López, con Pedro Sánchez y Micaela Navarro

Trincheras

Sin embargo, Patxi López es consciente de que “esa es la meta hacia la que tenemos que caminar”, y aunque afirmó que los socialistas “vamos a hacer una defensa cerrada de la neutralidad del Estado en lo chocante a las creencias”, también manifestó que, “a la vez, debemos hacer un esfuerzo por entender la dimensión pública de la vivencia de la fe”. “No tienen que ser contradictorios –añadió–; es más, son dos caminos que deben avanzar a la par”.

En su parlamento a los cristianos socialistas –un grupo creado en 1994 al que él, pese a no considerarse creyente, siempre ha prestado apoyo desde su creación en el País Vasco– hizo un llamamiento a superar esos “desencuentros violentos de nuestra historia” que hacen que aún hoy “laicistas y cristianos mantengan rastros de trinchera, de que una posición y otra se vean como adversarios irreconciliables”. “Y sin embargo –añadió– a estas alturas del nuevo siglo, debemos hacer todos una reflexión más pausada, más tolerante; ha habido demasiada violencia, demasiado enfrentamiento, demasiado darse la espalda. Es hora de la reconciliación ciudadana, también en este tema”.

Para el político nacido en Portugalete en 1959, el humanismo cristiano y la lucha por la igualdad que caracteriza a los socialistas tienen “principios en común, pero no solo”. Según añadió, “tenemos también una visión de la política, de la forma de entender la construcción de sociedades libres parecida; los dos compartimos el reconocimiento del ‘Otro’ como elemento fundante de la convivencia democrática. Y de ahí surge el viejo concepto transformador, seguramente el concepto más transformador de Europa: la tolerancia”.

Finalmente, el nuevo presidente del Congreso acabó pidiendo en la Convención de Cristianos Socialistas que “en este tiempo nuevo, y en esta España sin esperanza y con desigualdad creciente, todas la manos son necesarias para luchar juntos por los principios éticos que defendemos”.

Ahora, habrá que ver si en otros órganos del PSOE se valora del mismo modo a una formación que crece en seguidores, pero a la que se sigue mirando con recelo laicista.

“La ‘Evangelii Gaudium’ resume la propuesta económica del PSOE”

“El análisis de la desigualdad y la inequidad que hace la Evangelii Gaudium lo podemos suscribir enteramente todos los socialistas”, les dijo Patxi López a los cristianos del PSOE durante su convención celebrada el pasado octubre en Madrid. En ella, glosó la que es la hoja de ruta del pontificado de Francisco y subrayó los “noes” de esta exhortación apostólica “que pueden perfectamente ir grabados en nuestro programa electoral: no a la economía de la exclusión; no a la nueva idolatría del dinero; no a un dinero que gobierna en lugar de servir; no a la inequidad que genera violencia”.

Para López, “esta es la mejor forma de resumir nuestra propuesta económica porque recoge, además, el problema más grave de las sociedades del nuevo siglo: el arrogante e intolerable incremento de la desigualdad. El abandono a un colectivo importante de las sociedades a la marginación, a la pobreza y a la exclusión”.

Y en este punto de su alocución, Patxi López –que aseguró que esos comentarios no tenían como fin “halagaros, sino, más bien, como ejemplo concreto de amplias zonas de encuentro entre socialismo y humanismo cristiano” mostró su especial sintonía con la descripción que el papa Bergoglio hace de la palabra “exclusión”, donde “las nuevas sociedades no solo tratan de forma injusta a los excluidos, sino que los expulsan de la propia sociedad. Los excluidos no son ‘explotados’, sino ‘deshechos’, ‘sobrantes’”. “Pocas veces –les dijo un López en plena sintonía papal– se ha denunciado de forma tan nítida el gran problema que está creciendo en nuestras sociedades”.

Pero esa comunión con el magisterio de Francisco no terminó ahí. Según el presidente del Congreso, la frase tantas veces reiterada por el papa argentino de que la economía debe ponerse al servicio de la sociedad es “seguramente la afirmación más socialista que nuestros viejos socialistas nunca olvidaron, y que en los años 90 ha olvidado más de un socialista. Está bien que también el Papa nos lo recuerde”.

En el nº 2.973 de Vida Nueva

 

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