Patxi López aboga por una “reconciliación ciudadana” entre laicistas y cristianos

El nuevo presidente del Congreso pide que los estados respeten “la dimensión colectiva y social” de la religión

Patxi López con Pedro Sánchez y Micaela Navarro

Patxi López, con Pedro Sánchez y Micaela Navarro

JOSÉ LORENZO | Con su recién estrenado cargo como presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López se acaba de convertir en la tercera autoridad del Estado, por detrás del Rey y de quien finalmente sea el encargado de presidir el Gobierno. En un momento en el que las fuerzas políticas se resisten a los pactos, no resultó muy difícil que este político socialista lograse consensos para su elección el pasado día 13, cuando se inauguró oficialmente la XI legislatura de la democracia. Le avala una trayectoria de hombre dialogante y conciliador.

Un talante que le ha permitido tener una palabra propia en un asunto que sigue levantando muchas ampollas entre los socialistas, como es el de la religión.

En los días de precampaña electoral, el nuevo presidente del Congreso participaba en la convención de Cristianos Socialistas y les lanzaba “una afirmación categórica” de respeto al papel de la religión en la sociedad: “Son las instituciones públicas las que tienen que ser neutrales y laicas, pero no las sociedades”, sostenía en un discurso al que ha tenido acceso esta revista.

“Hay una corriente laicista que pretende reducir la religión al estricto ámbito de lo personal, de lo privado. Y hay también una corriente de cristianos, especialmente la jerarquía, que pretende lo contrario: que las creencias deben ser promovidas por las instituciones públicas”, les dijo antes de resumir su propia opción: “Yo creo, sin embargo, que la fe tiene una dimensión colectiva y social; es más, que necesita de esta dimensión social y colectiva para reconocerse”.

El que fuera lehendakari entre los años 2009 y 2012 hizo un llamamiento a superar esos “desencuentros violentos de nuestra historia” que hacen que aún hoy “laicistas y cristianos mantengan rastros de trinchera, de que una posición y otra se vean como adversarios irreconciliables”. “Y sin embargo –añadió– a estas alturas del nuevo siglo, debemos hacer todos una reflexión más pausada, más tolerante; ha habido demasiada violencia, demasiado enfrentamiento, demasiado darse la espalda. Es hora de la reconciliación ciudadana, también en este tema”.

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