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‘Oración y Experiencia de Dios. Pedagogía teresiana’


Un libro de Félix Azurmendi (Desclée De Brouwer) La recensión es de María José Pérez

experiencia

Título: Oración y Experiencia de Dios. Pedagogía teresiana

Autor: Félix Azurmendi

Editorial: Desclée De Brouwer

Ciudad: Bilbao, 2015

Páginas: 224

MARÍA JOSÉ PÉREZ | Aunque este libro de Félix Azurmendi, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián, se publicó meses atrás con ocasión del V Centenario del nacimiento de Teresa de Jesús, le auguramos plena vigencia mucho más allá de este evento ya clausurado. En sus páginas, afronta el tema de Dios, no como objeto de conocimiento –algo que hoy interesa poco–, sino desde un punto de vista pastoral.

El autor comparte la convicción expresada rotundamente por el teólogo Karl Rahner de que “el ser humano puede experimentar personalmente a Dios”. El eje de la obra es, precisamente, la experiencia de Dios como encuentro y relación. Adopta como mistagoga a santa Teresa en el libro de su madurez espiritual: las Moradas o El Castillo Interior. La santa abulense parte de la certeza de saberse habitada por Dios, y su itinerario consiste en vivir cada vez con más conciencia y hondura esta realidad.

La pastoral de los últimos tiempos se ha centrado en lo doctrinal y militante, más que en enseñar a orar y ofrecer claves para el verdadero encuentro con Dios. Azurmendi señala que ello ha conducido a una crisis dentro de la propia comunidad cristiana.

El volumen que presentamos consta de tres bloques: el primero está dedicado al contexto sociocultural en el que habrá de vivirse la experiencia de Dios, el segundo analiza esa experiencia como concepto religioso y cristiano, y el tercer bloque consiste en una lectura pedagógica de las Moradas desde la perspectiva de la oración.

La obra comienza, por tanto, describiendo cómo es la “ronda del castillo”, en términos teresianos: el contexto sociocultural en el que tendrá lugar la aventura del encuentro. No es asunto baladí, puesto que la propia Teresa plantea una gran cuestión en torno a qué tipo de relación establecemos con la realidad que nos rodea, y si nos ayuda a crecer o nos deshumaniza.

En su análisis, el sacerdote guipuzcoano presenta un mundo en transición cultural, en el que todo parece estar en crisis. Una sociedad desacralizada, individualista y presidida por el subjetivismo. Los creyentes estamos llamados a descubrir y vivir la fe, por tanto, en un clima cultural adverso. La “sociedad del bienestar”, basada en el consumismo egoísta, la ve el autor como uno de los mayores obstáculos para la experiencia de Dios. Sin embargo, la situación de desfondamiento del ser humano actual la percibe él como oportunidad para “no sostenernos en creencias, sino en Dios” (Martín Velasco). El interés por la mística que puede observarse en la sociedad actual es una muestra de ello.

Azurmendi invita a mirar el presente con esperanza. El paradigma de nuestra relación con el mundo no puede ser la confrontación, sino el diálogo. Solo así habrá Nueva Evangelización (así, con mayúsculas).

En este tiempo actual se necesitan mistagogos como Teresa que nos enseñen a descubrir la presencia de Dios y a gustarla. Quien ha hecho experiencia de Dios es un ‘místico en potencia’ y, en ella, el sujeto no conoce sabiendo, sino padeciendo en Dios. Es, en definitiva, una experiencia amorosa, porque Dios “es amor” (1 Jn 4, 8).

Don de Dios

La parte principal del libro la ocupa una acertada guía de lectura de las Moradas. Siguiendo el concepto teresiano de oración como relación de amistad con Dios, el autor no se limita a analizar el acto de oración en cada morada, sino que contempla, como hace Teresa, la evolución de la persona en su modo de relacionarse con su propia interioridad, con el mundo y con Dios. La oración, en este recorrido, será cada vez más don de Dios y menos esfuerzo humano.

Para cada una de las siete estancias del castillo, Azurmendi sigue un mismo esquema de análisis, señalando lo que caracteriza esa morada, las enseñanzas teresianas que en ella aparecen, los diferentes símbolos y sus significados y, finalmente, las implicaciones pedagógicas que se derivan del texto.

El autor maneja con soltura las claves teresianas. Ello, unido a su experiencia pastoral y al esfuerzo por poner el texto de las Moradas en diálogo con el mundo de hoy, da como resultado una guía, sumamente fiable y útil, no solo para leer la obra, sino para evangelizar al estilo teresiano. Azurmendi apuesta por una pastoral que suscite el deseo de Dios y que se centre en Jesús, que acompañe a la persona a lo largo de todo el proceso y le ayude a caminar en verdad, frente a los autoengaños tan frecuentes en ámbitos espirituales.

En definitiva, este libro es un manual para insatisfechos e inconformistas que, como la santa de Ávila, buscan siempre metas mayores.

En el nº 2.973 de Vida Nueva

Actualizado
22/01/2016 | 00:30
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