Los obispos esperan mucho de la nueva Asamblea Nacional
J. L. CELADA | Aun con las dificultades existentes, los obispos venezolanos han acogido la nueva Asamblea Nacional resultante de las elecciones del pasado 6 de diciembre como “un paso decisivo hacia la reinstitucionalización del país y la independencia de los poderes públicos”. Así lo ponía de manifiesto el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Diego Padrón, en el transcurso de la reciente Asamblea Plenaria de este organismo.
“Cumplida esta etapa transcendental de nuestra historia política, con el concurso de todos, el país debe enrumbarse progresivamente hacia la despolarización, el diálogo transparente y eficaz entre el poder ejecutivo y el legislativo, entre el Gobierno y la oposición y entre todos los venezolanos, y hacia la recuperación económica y la reconciliación nacional”, deseaba durante su discurso inaugural el también arzobispo de Cumaná.
Sin embargo, los deseos episcopales pronto se han esfumado, porque el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha admitido a trámite la denuncia presentada por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por una presunta compra de votos y ha declarado “en desacato” a la nueva Asamblea Nacional mientras permanezcan en sus escaños los tres diputados opositores de Amazonas cuya elección fue “suspendida temporalmente”. Lo que el Episcopado consideraba “un punto de partida para la recuperación del Estado de Derecho y la renovación y saneamiento de los organismos del Estado”, parece que la realidad se empeña en contradecirlo.
Amnistía para los presos políticos
Pese a este nuevo episodio de tensión, la jerarquía católica espera que la nueva Asamblea Nacional ofrezca “respuestas satisfactorias”, ayudando a “corregir vicios y procedimientos irregulares” y proporcionando leyes que modifiquen las actuales políticas económicas y castiguen la corrupción. También confían los pastores en que dicho organismo “tomará medidas que contribuyan a la distensión y la reconciliación nacional”, como “la amnistía para los presos políticos y la vuelta de los exiliados”.
En el nº 2.972 de Vida Nueva
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