Síntesis del nuevo Plan Pastoral 2016-2020 de la CEE, una llamada a la renovación

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Bajo el título ‘Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo’

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Nube de tags o palabras clave más repetidas en el nuevo Plan Pastoral de la CEE

MARÍA GÓMEZ | En la mañana de hoy miércoles 16 de diciembre, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha presentado su Plan Pastoral para el período 2016-2020, bajo el título Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo. En la sede madrileña de la calle Añastro, han comparecido ante los periodistas los obispos Juan José Omella, Adolfo González Montes y Ginés García Beltrán, y el secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo, todos ellos miembros de la ponencia que ha redactado el texto, que fue aprobado en la Asamblea Plenaria del pasado noviembre. El documento presentado no es una “estrategia para imponer la religión católica en España” (aclaró Omella en la rueda de prensa), sino una mirada compasiva a la sociedad y la Iglesia actuales, con un afán de transformación de las comunidades cristianas en la línea de la conversión solicitada por el papa Francisco.

 

¿Dónde nace el nuevo Plan Pastoral?

  • En la llamada de los últimos papas a renovar el espíritu misionero de la Iglesia.
  • En la invitación del papa Francisco, que escribe en el n. 1 de Evangelii gaudium: “Quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría”. Precisamente, el Plan Pastoral está inspirado en esta exhortación apostólica del pontífice argentino.

¿Qué quieren los obispos?

  • Orientar el trabajo de la CEE para favorecer la transformación misionera de diócesis, parroquias y comunidades cristianas.
  • Realizar una conversión misionera de la Iglesia en España.
  • Reavivar el ardor evangelizador de las comunidades, lo que implica “una seria revisión y puesta a punto” [dicen los obispos] de la tarea de evangelización.
  • El Plan Pastoral enuncia y programa, en cierta medida, las acciones que los obispos pueden realizar desde los organismos y trabajos de la CEE para ayudar a descubrir y poner en práctica en las diócesis “una verdadera pastoral de evangelización”.
  • Cada diócesis tendrá que hacer su propio plan de acción pastoral.

¿Con quién quieren encontrarse los obispos?

  • Se pide salir al encuentro de los “cristianos practicantes, pero rutinarios y conformistas”;
  • con el “gran número de cristianos bautizados no practicantes”; y
  • con el “creciente número de conciudadanos que no han recibido el anuncio de Jesucristo, que viven al margen de la Iglesia de Dios sin el don de la fe”.

Un Plan en 5 años y 5 etapas

  • 2016

Reflexión sobre las exigencias actuales de la evangelización de la Iglesia en España. Habrá reuniones y encuentros de reflexión para hacer diagnóstico y pensar sobre contenidos, estructuras, actitudes, métodos, experiencias que ya existen, cambios necesarios, etc. Se promoverá también, en el marco del 50º aniversario de la CEE, un congreso internacional que profundice en las dimensiones teológica, canónica y pastoral de las conferencias episcopales.

  • 2017

Comunión y corresponsabilidad de los agentes de pastoral al servicio de la evangelización (koinonía). Se trata de poner en estado de misión permanente a la Iglesia en España y de animar a las comunidades cristianas y a los evangelizadores para que “con sus vidas irradien en el mundo la alegría de Cristo”. Se busca proponer a todos la vocación a la santidad, y “oportunamente”, la vocación específica al ministerio sacerdotal, la vida consagrada o el laicado.

  • 2018

El anuncio de la Palabra de Dios (kerigma): “ante la demanda de sentido y ante la experiencia del misterio del pecado, los cristianos estamos llamados a ser portadores de esperanza, de paz y alegría por medio del anuncio de Jesucristo”. Por eso se quiere revisar actividades, actitudes y comportamientos de la Iglesia en España a la hora de anunciar la Palabra, y ofrecer propuestas adecuadas para evangelizar y fortalecer la fe. Se busca dar atención preferente a los agentes de pastoral que están al servicio de la transmisión de la fe (sacerdotes, padres de familia, catequistas, misioneros, educadores, profesores, etc.) y acompañarlos en su identidad cristiana, su formación, espiritualidad y compromiso eclesial. Y de manera especial se cuidará la pastoral familiar y la formación al matrimonio.

  • 2019

La celebración del Misterio cristiano para promover que la participación de los fieles en las celebraciones litúrgicas sea más auténtica, fructuosa y activa. Dice el Plan Pastoral: “La liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de la que mana toda su fuerza”. En este sentido, uno de los objetivos más importantes será la revitalización del domingo, así como la preparación y acompañamiento de los sacramentos. También aquí se revisarán las distintas manifestaciones de religiosidad popular.

  • 2020

La dimensión caritativa de la Iglesia (diaconía). Se busca reavivar el ejercicio de la caridad para atender las necesidades de los más pobres y renovar el espíritu de la acción caritativa y social de toda la Iglesia. En lo formativo, se quiere dar a conocer mejor la Doctrina Social de la Iglesia y la encíclica Laudato si’. El objetivo último es formar personas que puedan dar testimonio cristiano en el mundo y favorecer la transformación de la sociedad según el plan de Dios, a través de su compromiso personal, social y político. En el último año de vigencia del Plan Pastoral, se quiere celebrar un Congreso Nacional de Evangelización para obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos.

Una mirada compasiva al mundo. Las mejores frases del Plan Pastoral

  • “Desde sus orígenes y desde lo más hondo de su ser, la Iglesia de Jesucristo es una Iglesia misionera (…). Esta ‘salida misionera’ no responde a ninguna ‘estrategia’ ni a ningún sentimiento de superioridad. Hemos recibido el don de la fe que nos ilumina y nos sostiene en la vida, queremos compartir esta alegría” (Introducción).
  • “Queremos acercanos a ellos [los fieles cristianos y toda la sociedad], comprender mejor sus preocupaciones y deseos, para poder ofrecerles el Evangelio de Jesús de manera más comprensible y atrayente” (n. 1).
  • “Esta sobrevaloración de la libertad da lugar fácilmente al subjetivismo y al relativismo, con lo que puede indisponer a las personas para valorar y vivir la fe como relación adorante con el Dios creador. Pero puede también favorecer una forma nueva de vivir el cristianismo, más personal, más convencida, más coherente. Los cambios culturales tienen sus riesgos, pero tienen también sus valores y sus ventajas” (n. 1.2).
  • “Esta innegable debilidad social de la Iglesia tiene también sus aspectos positivos en cuanto que nos ayuda a purificarnos de falsos esquemas en las relaciones con la sociedad y con las personas, y nos ayuda a comprender mejor la verdadera manera de situarnos en el mundo de hoy, sin privilegios ni encumbramientos, como verdaderos discípulos de Jesús” (n. 1.3)
  • “Los dos rasgos más decisivos y determinantes de esta nueva cultura parecen ser el subjetivismo y el relativismo. (…) No hay valores absolutos ni puede haber juicios universales y estables. Todo es relativo, todo es mudable, todo puede y debe estar en función de la percepción subjetiva de cada uno y de los interess de las grandes instituciones y grupos sociales. Con esta sensibilidad se hacen muy difíciles los compromisos estables y la fe religiosa” (n. 1.4)
  • “Nosotros, los cristianos, y más todavía los pastores de la Iglesia, tenemos que situarnos humildemente ante el Señor y pedimos cuentas de nuestras responsabilidades en estos males que ahora lamentamos. Los obispos, y con nosotros los sacerdotes, los religiosos y muchos otros fieles cristianos, ¿no hemos contribuido de una u otra manera al desconcierto del Pueblo de Dios? ¿No hemos colaborado con nuestras acciones u omisiones al alejamiento de algunos cristianos de la comunión eclesial? (…) Los tiempos de evangelización son también tiempos de conversión. Queremos purificar nuestra vida de todo lo que no sea verdaderamente evangélico” (n. 1.6).
  • “Vemos también muchas más realidades positivas y buenos sentimientos que Dios, con su gracia y la acción del Espíritu Santo, hace crecer en los corazones de los hombres. No podemos dejarnos dominar por el pesimismo” (n. 1.7).
  • “Parece que en nuestra sociedad se despierta ya un deseo sincero de más justicia, más veracidad, más responsabilidad. No percibimos todavía claro síntomas de vuelta a la valoración de la vida cristiana, pero hay motivos para pensar que esta ‘regeneración democrática’ de la que se habla termine despertando el deseo de una ‘regeneración moral’” (n. 1.7).
  • “En resumidas cuentas, un examen humilde y sincero de la situación espiritual de nuestro pueblo, hecho y valorado con ojos cristianos, nos obliga a reconocer el empobrecimiento religioso de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad. (…) Ante este panorama, no podemos quedarnos indiferentes, ni tampoco dejarnos dominar por el miedo, el pesimismo o el desánimo, sino que tenemos que reaccionar tratando de ser más fieles a la misión recibida por el Señor” (n. 1.10).
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