Con el Jubileo a punto, Vallejo y Chaouqui se cruzan dardos sexuales y un prelado desea la muerte del Papa
Francesca Immacolata Chaouqui, durante el juicio por ‘Vatileaks 2’
ANTONIO PELAYO (ROMA) | El 30 de noviembre prometía ser el día de los descubrimientos y las declaraciones clamorosas. Ese día, en efecto, se reanudaban las audiencias del proceso penal contra Lucio Ángel Vallejo, Francesca Immacolata Chaouqui (ambos formaron parte de la COSEA, la comisión creada por el Papa para redefinir los organismos económico-administrativos de la Santa Sede), Nicola Maio, auxiliar del monseñor español, y los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, autores de los libros Via Crucis y Avaricia, donde se publican documentos secretos del Vaticano, en lo que se ha venido a llamar Vatileaks 2.
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Los cinco, con sus respectivos abogados defensores, estaban presentes a las nueve y media de la mañana cuando el presidente del Tribunal, Giuseppe della Torre, los jueces asistentes y el fiscal (el promotor de Justicia), Gian Piero Milano, hicieron su entrada en la sala de audiencias (una habitación de modestas proporciones con frustradas pretensiones de solemnidad). En el fondo del aula, un reducido grupo de periodistas había sido autorizado a presenciar el acontecimiento y en sus rostros se adivinaba la curiosidad.
Abierta la sesión, el presidente informó de que el tribunal había recibido los días pasados (después de la apertura del proceso el martes 24 de noviembre) un largo escrito de la abogada Laura Sgrò, autorizada a asumir la defensa de Chaouqui en lugar de la abogada de oficio, Agnese Camilli. En él pedía que se retrasase el comienzo de los interrogatorios, concediéndole el tiempo suficiente (al menos los cinco días previstos por la ley) para preparar la defensa de su cliente, presentar pruebas de su inocencia y una lista de testigos.
Se retrasa una semana
Interrogado sobre la cuestión planteada por la letrado (una experta de prestigio y de larga experiencia en los foros), el fiscal Gian Piero Milano afirmó que no se oponía a ella. El tribunal se retiró entonces para decidir su posición. Diez minutos después, el presidente informó de que accedía a la petición formulada por la abogado Sgrò y anunció que el proceso continuaría el próximo 7 de diciembre. Seguidamente, levantó la sesión, que había durado apenas un cuarto de hora.
Decepción grande por parte de los periodistas presentes, a los que la decisión del tribunal les “robaba” una información que se anunciaba interesante. Esa misma mañana, efectivamente, el diario La Repubblica publicaba amplios extractos de un “memorándum” supuestamente escrito por Vallejo durante su detención en el cuartel de la gendarmería vaticana y añadido al sumario judicial. En él, el monseñor español confiesa haber mantenido al menos un relación sexual con Chaouqui en Florencia el 12 de diciembre de 2014.
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También escribe que la relaciones públicas le aseguró que formaba parte de los servicios secretos italianos y que le presionó para que entregase a los citados periodistas algunos documentos de la COSEA (“he buscado darles –dice– los menos peligrosos y dañinos y de menor valor”). También confiesa que tanto Chaouqui como su marido, Corrado La nino (técnico informático), tienen las contraseñas de su correo electrónico. Por su parte, en unas declaraciones al periodista de La Repubblica Corrado Zunino, Chaouqui anuncia que se querellará contra Vallejo por las noticas que está haciendo publicar. “Tal como está hecho –asegura–, Vallejo no tiene ningún placer en acostarse conmigo y yo, conociendo a millonarios y emires, si quisiese traicionar a mi marido, no me engancharía con un viejo sacerdote al que no les gustan las mujeres”.
Como puede verse, el proceso nos proporcionará días infaustos y desde luego nada positivos para la imagen de la Iglesia. El mismo Francisco, en su charla con los periodistas en el avión que le traía de vuelta de su viaje a África, así lo reconocía: “Fue un error el nombramiento de Vallejo y de Chaouqui. Hacen bien los periodistas denunciando la corrupción. ¡Agradezco a Dios que ya no esté Lucrecia Borgia! Debemos continuar con los cardenales y las comisiones la obra de limpieza”.
Tampoco pueden calificarse precisamente de edificantes las declaraciones de Luigi Negri, arzobispo de Ferrara, recogidas por el periódico Il Fatto quotidiano el 25 de noviembre. Según el diario, el prelado habría dicho esto mientras hablaba por teléfono en un tren, en una conversación grabada por algún pasajero: “Esperamos que con Bergoglio la Virgen haga el milagro que hizo con el otro”, aludiendo sin duda al papa Albino Luciani, Juan Pablo I, fallecido 33 días después de su elección.
El arzobispo demostró su irritación contra el Papa después que este nombrase respectivamente arzobispos de Bolonia y de Palermo a Matteo Zuppi, obispo auxiliar de Roma y anteriormente párroco de Santa Maria in Trastevere, y a Corrado Lorefice, sacerdote y teólogo: “Son nombramientos que se han producido con el más absoluto desprecio a todas la normas y con un método que no respeta a nadie. Después de estos nombramientos, incluso yo podría ser elegido papa. Increíble, no tengo palabras. Nunca he visto nada semejante”. Estas lindezas las pronunció Negri el 28 de octubre (el día después de que se hiciesen públicos los nombramientos episcopales antes citados).
Ligado el prelado a Comunión y Liberación, el movimiento, a través de unos de sus portavoces, Alberto Savorana, en una carta dirigida al propio periódico, calificaba las afirmaciones del arzobispo como “desconcertantes, (…) groseras en su forma e inaceptables en su contenido, totalmente contrarias a los sentimientos de Comunión y Liberación sobre el Papa y los nuevos arzobispos de Palermo y Bolonia”. Por otra parte, se aclaraba que Negri no ocupa ningún cargo en el movimiento desde 2005.
Con el Papa ausente de Roma, las noticias escasean, pero no desaparecen del todo; así, por ejemplo, se ha hecho público que Bergoglio visitará la sinagoga de Roma el próximo 17 de enero. Se trata de la tercera visita de un pontífice romano al templo mayor de la religión judía en la capital italiana después de las realizadas por san Juan Pablo II y Benedicto XVI.
- OPINIÓN: La cobertura del Papa en África, por Antonio Pelayo
En el nº 2.967 de Vida Nueva
