Francisco visita una casa de caridad y se reúne con los jóvenes del país
Cientos de jóvenes se agolpan para recibir al Papa en el Kololo Air Strip hoy en Kampala
MARÍA GÓMEZ | En su segundo día en Uganda, que comenzaba con la visita y misa en el santuario de los mártires Carlos Lwanga y compañeros asesinados, Francisco ha conocido una casa de caridad en Nalukolongo, cerca de Kampala. Allí ha realizado un llamamiento a todas las parroquias y comunidades cristianas de Uganda y de todo África “para que no se olviden de los pobres”. Antes de esta cita, el Papa había mantenido un encuentro con los jóvenes en el Kololo Air Strip, a los que ha alentado para que confíen en Jesús para superar las muchas dificultades de la vida. [Ampliación en unos minutos]
- Discurso íntegro en la Casa de la Caridad de Nalukolongo
- Discurso completo a los jóvenes de Uganda
- Programa completo del viaje
- ESPECIAL: Viaje del papa Francisco a Kenia, Uganda y República Centroafricana
Las religiosas que llevan la Casa de la Caridad en Nalukolongo entregan un regalo al Papa
A las 17:00 hora local (15:00 hora española), el papa Francisco se acercó a la localidad de Nalukolongo para conocer el trabajo que las religiosas Hermanas del Buen Samaritano realizan con pobres, enfermos, discapacitados y afectados de sida, y que en otros tiempos acogía, además, a víctimas de trata.
Desde esta Casa de la Caridad, Francisco ha querido hacer “un llamamiento a todas las parroquias y comunidades de Uganda –y del resto de África– para que no se olviden de los pobres. El Evangelio nos impulsa a salir hacia las periferias de la sociedad y encontrar a Cristo en el que sufre y pasa necesidad. El Señor nos dice con palabras claras que nos juzgará de esto”.
El Pontífice lamentó, como ha hecho en numerosas ocasiones, la “cultura actual del ‘usar y tirar'” que “lleva a despreciar sobre todo a los niños no nacidos, a los jóvenes y a los ancianos”, y ha exhortado: “Como cristianos, no podemos permanecer impasibles. Algo tiene que cambiar”, concretando la petición en las familias y en las parroquias, y animando a todos a realizar gestos y acciones “sencillas y generosas, que honran a Cristo en sus hermanos y hermanas más pequeños” y a través de los que “conseguimos que la fuerza de su amor entre en el mundo y lo cambie realmente”.
Francisco abraza a Emmanuel, quien dio su testimonio como ex niño soldado
A los jóvenes: transformar lo negativo en positivo
El Papa llegaba a Nalukolongo después de haberse encontrado, a primera hora de la tarde, con unos 150.000 jóvenes ugandeses –según las cifras facilitadas por el portavoz vaticano, P. Lombardi– en el Kololo Air Strip. En un ambiente festivo pero cargado de profundidad, tras los duros testimonios aportados por Emmanuel (que fue raptado y convertido en niño soldado) y Winnie (enferma de sida), Francisco dejó a un lado el texto que había preparado e improvisó su discurso en español.
La alocución giró en torno a tres ejes: superar las dificultades, transformar lo negativo en positivo y la oración.
“Delante de una experiencia negativa, siempre está la posibilidad de abrir un horizonte, de abrirlo con la fuerza de Jesús. Hoy Winnie transformó su depresión, su amargura, en esperanza. Y esto no es magia. Esto es obra de Jesús. Porque Jesús es el Señor, Jesús puede todo”, comenzaba el Papa, animando a transformar las cosas negativas en positivas: “¿Están dispuestos a transformar el odio en amor? ¿Están dispuestos a querer transformar la guerra en la paz? Ustedes tengan conciencia de que son un pueblo de mártires”, les alentó.
El Pontífice recomendó a los jóvenes “dejar a Jesús que entre en nuestras vidas” para luchar contra cualquier problema: “Luchar con mi deseo y luchar con mi oración. ¿Están dispuestos a luchar? ¿Están dispuestos a desear lo mejor para ustedes? ¿Están dispuestos a rezar, a pedirle a Jesús que los ayude en la lucha?”.
No quiso marcharse sin recomendarles varias veces que recen a Jesús y a la Virgen María.
