Jean Benjamin Sleiman: “Los terroristas deben saber que sus actos les perseguirán siempre”

Jean Benjamin Sleiman, arzobispo de Bagdad Irak

Entrevista con el arzobispo de Bagdad (Irak)

Jean Benjamin Sleiman, arzobispo de Bagdad Irak

Jean Benjamin Sleiman: “Los terroristas deben saber que sus actos les perseguirán siempre” [extracto]

TEXTO Y FOTO: VICENTE L. GARCÍA | Este carmelita lleva años denunciando la situación de desmembramiento de Oriente Medio, el genocidio étnico-religioso que está viviendo la población y la instrumentalización política de las religiones. Jean Benjamin Sleiman sufrió la guerra de Irak y la posguerra, y permaneció firme en su misión aun en los momentos más difíciles. Con motivo de la clausura del Año Teresiano, el arzobispo estuvo en Vitoria ofreciendo una conferencia y atendiendo a Vida Nueva.

PREGUNTA.- No podemos empezar de otra manera la entrevista que preguntándole por los atentados de París que han conmocionado al mundo…

RESPUESTA.- Los ataques de París son horribles. Los de Beirut no son menos. El avión ruso que los terroristas atacaron, aún más. Lloro por todas esas víctimas inocentes y me uno en oración al sufrimiento de las familias afectadas por esta tragedia, así como al dolor de los franceses. Los que utilizan el terrorismo han de saber que están condenados y que sus acciones les perseguirán tanto en este mundo como en el más allá.

P.- La ola de refugiados que llama a las puertas de Europa, ¿altera en algo la situación?

R.- Tendría que provocar una reacción. Europa tiene varios problemas: si bien fue la cuna de la civilización y del pensamiento, y tuvo un poder de influencia efectiva en el mundo, hoy eso ya no se da. Europa no está demostrando unión, sino todo lo contrario, porque no es el eje del poder económico. Pero tendrá que administrar con criterio la oleada de refugiados. Europa es una idea hermosa, es mi patria espiritual, pero debe cuidar mucho varias cosas: el balance demográfico, porque es importante que Europa esté habitada por europeos; si la población inmigrante sustituye a la población originaria, se corre el riesgo de que Europa pierda su identidad. Los valores, la pérdida de valores tiene efectos mortíferos. La familia, porque estudios psicológicos avalan la importancia de los referentes masculino y femenino en el desarrollo de la infancia, por ello la familia ha de entenderse como un valor a salvaguardar.

P.- Hay quien dice que los refugiados no son trigo limpio…

R.- El problema de los refugiados es muy ambiguo. No todo el que pide ser acogido como refugiado lo es. Hay que tener presentes algunos detalles: un cristiano de Irak o Siria que viene a Europa no tiene más pretensiones que las de mejorar la situación de su familia; pero, no nos engañemos, hay que ser realista, un musulmán puede que no tenga esa intención. Por un lado, el fundamentalismo islámico está instrumentalizando a los pobres. Y luego hay un dato que hace sospechar: ¿por qué un musulmán escoge como destino un país de Europa y no cualquiera de los prósperos países árabes? Además, otro dato concreto en el caso de Siria es que este país imprimía sus pasaportes en Francia y se ha descubierto una red que traficaba con estos documentos, dando así nacionalidad siria a quien no lo era y facilitando de esa manera la entrada en Europa a muchos personas. Hay diversos fundamentalismos religiosos en el islam que están alcanzando el rango de cultura y eso acaba siendo muy peligroso para la religión y para la sociedad.

Límites fronterizos

P.- ¿En qué punto de ese progresivo desmembramiento de Oriente Medio que denuncia nos encontramos?

R.- Tengo la sensación de que la participación y el posicionamiento de Rusia a favor del Gobierno sirio puede dar un giro a todo. Mantener los límites fronterizos de Siria o de Irak frenaría el desmembramiento de Oriente Medio y constituirían una barrera física que a Rusia le interesa mantener por su seguridad. Rusia ya ha conocido en Afganistán el riesgo del fundamentalismo, sabe contra qué se enfrenta.

P.- ¿La fuerza adquirida por el autodenominado Estado Islámico formaría parte de intereses más políticos que religiosos?

R.- Sí, sin duda. Es una consecuencia más de la instrumentalización que los poderes políticos y económicos están haciendo de la religión. Hay que tener muy presente que las poblaciones de estos países son sociedades oprimidas, y que su aislamiento cultural ha enquistado culturas ancestrales que tras los cambios políticos se han radicalizado e instrumentalizado por el fanatismo religioso y político. ¿Qué fue la primavera árabe? Una mentira, no fue tal primavera porque fue teledirigida desde planes políticos internos, regionales e internacionales.

P.- Usted sigue denunciando estos problemas, es invitado a foros organizados por instituciones políticas y partidos, pero ¿se siente escuchado?

R.- No.

P.- ¿Y por qué sigue hablando?

R.- Para dejar un testimonio. Es posible que alguno piense que me dedico a “predicar en el desierto”. Y sí, pero no entendido como un lugar donde nadie te escucha; prefiero entender ese desierto como el espacio donde camina el Pueblo de Dios. La voz que clama: “Preparad, en el desierto –nuestro mundo–, el camino al Señor”.

P.- En Europa se lleva años beatificando a mártires de la fe de conflictos como la II Guerra Mundial o la Guerra Civil Española. ¿Para cuándo causas con nombres como el de Paulos Faraj Rahho, arzobispo de Mosul, secuestrado y muerto en manos de sus captores, y el de muchos inocentes de los que quizá nunca se lleguen a saber sus nombres y que están siendo asesinados por el hecho de ser cristianos?

R.- Lo primero matizar que, sin descartar que monseñor Rahho murió en un contexto martirial, la causa de la muerte fue un infarto agudo. Cierto que sus secuestradores no pusieron los medios para intentar salvarle. Más evidente es el caso del joven sacerdote Raghid Ganni, que aun conociendo que estaba amenazado de muerte siguió con su misión pastoral hasta que lo mataron. En estos conflictos hay más víctimas que mártires. No todas las personas que mueren en estos conflictos lo hacen en un contexto martirial, por defender su fe; y por otro lado, estos procesos son lentos y llevan años antes de que se den las circunstancias para que se abran. Ahora bien, no descarto que dentro de unos años se reconozca la muerte de muchas de estas personas como martirios.

“El diálogo con el mundo islámico no es fácil”

Hace exactamente cinco años que tuvo lugar un Sínodo de Obispos para Oriente Medio. ¿Qué frutos ha dado aquella asamblea?, le preguntamos al arzobispo de Bagdad. Él tiene claro que fue “un momento importante y la exhortación apostólica abrió nuevas pistas y nuevos horizontes para la Iglesia en Oriente Medio, pero quizás hay que decir que el Sínodo se quedó en Roma”. Pero, ¿por qué no prosperó? “En la fase previa sí hubo una participación destacable de las bases, de las Iglesias locales, pero solo en algunos países. Porque luego las Iglesias locales no hicieron suyas, en la práctica, las conclusiones. Y no las hicieron porque no resulta fácil. El futuro de la supervivencia de las comunidades cristianas no es seguro. El diálogo con el mundo islámico, aun cuando sea el camino a seguir, no es fácil porque arrastra un pasado de dhimmitud –un estatuto particular musulmán para judíos y cristianos–”. Además, añade: “Y también de conflictos, de persecuciones con una continua y variada discriminación”. Por otro lado, “no es fácil dialogar con quien se desconoce. El Corán tiene una visión muy suya, clara e inamovible del cristianismo. Es imposible para los musulmanes superar esa imagen que del cristianismo se da en el Corán”.

En el nº 2.966 de Vida Nueva

 

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