El perfil de la escuela católica: nacida para transmitir pasión

Javier Cortés presenta en la Embajada de España ante la Santa Sede su nuevo libro sobre los retos del sector

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Nutrido grupo de asistentes al acto de presentación del libro ‘La escuela católica: de la autocomprensión a la significatividad’ (PPC)

DARÍO MENOR (ROMA) | La pasión como elemento diferenciador de la educación católica de calidad centró la intervención de Javier Cortés Soriano en la presentación de La escuela católica: de la autocomprensión a la significatividad (PPC), celebrada el 18 de noviembre en la Embajada de España ante la Santa Sede, en presencia de varios embajadores, obispos, superiores generales y cientos de profesores de centros católicos españoles y latinoamericanos.

Tras confesar que a él le habían “regalado” en su familia y en su congregación (los marianistas) la pasión por la educación, el autor indicó que esta se transmite “por ósmosis”. “Necesita de la comunicación”, precisó. Para superar con éxito el “momento crucial” que vive hoy la escuela católica, hace falta crear equipos de docentes que “compartan esa pasión”.

“Ya vendrán luego la formación y los documentos identitarios”, aseguró, lamentando que a veces se elija a profesionales más por su identificación religiosa que por su pasión educativa. “El sustantivo tiene que ser pasión, y el adjetivo, cristiano. Tenemos a muchos profesores buenos, buena gente, pero con poca pasión por la educación”.

¿Eficiencia o gobierno?

El otro gran reto que planteó fue cómo ejercer el gobierno de las instituciones educativas. Cortés pidió una apertura a “nuevas formas”, aunque tratando siempre de superar el riesgo de caer en modos de ejercer la autoridad que tengan “más que ver con la eficiencia técnica que con el gobierno de la comunidad educativa”. Ahí y en la transmisión de la pasión es donde la escuela católica “se juega su futuro”. Si no hay una reacción, “en cinco años las circunstancias serán más difíciles, y en diez años, aún peores”.

Por ello hizo un llamamiento a los actores del sector educativo católico para que activen sus “conciencias y consciencias” para descubrir así las “grandes posibilidades” que se les presentan. Les brindó un consejo para ello: no obsesionarse con buscar las fuentes de la identidad y de la innovación fuera, y recurrir, en cambio, a la sabiduría que destila la tradición de la Iglesia. En este contexto citó a san José de Calasanz como fundador de la primera escuela popular de la historia de Europa.

Cortés estuvo acompañado en el acto por Pedro Aguado, superior general de los Escolapios y presidente de la Comisión de Educación de la Unión de Superiores Generales (USG). Aguado calificó el libro de “exigente y completo” y consideró que “marca una dirección”. “Como dicen los chavales, este libro nos pone las pilas a quienes trabajamos en este mundo para que alcancemos la plenitud de sentido en la escuela católica. Explicita la relación fecunda entre la experiencia de fe y la misión educativa, pero solo cuando se viven en plenitud. Dice que la escuela católica solo alcanza lo que debe ser si es plenamente católica”, explicó el religioso.

Al ofrecer un breve diagnóstico sobre el sector, Aguado pidió a los presentes que “creyeran” en la escuela católica no de una forma “intelectual”, sino “como creyentes, de manera comprometida y entregándonos a ella”. E invitó a desarrollar los conceptos de “corresponsabilidad” y “sostenibilidad integral”, según los cuales, además de recursos, la escuela necesita “un proyecto” para tener claro el lugar que ocupa “en la Iglesia y en la sociedad”, entre las que debe presentarse como una “referencia con alma”.

En el nº 2.966 de Vida Nueva

 

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