Francisco, la última esperanza para República Centroafricana

El Papa, que ya pisa suelo africano, llegará al país el domingo 29

republica-centroafricana-G

Un grupo de niñas reza en una iglesia de Bangui (República Centroafricana)

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ SOTO (BANGUI) | 26 noviembre. Un día más, Bangui se despierta temprano y sus calles llenas de bache y polvo se llenan de gente que va al trabajo y grupitos de niños que acuden a la escuela. Muchos de ellos han perdido ya dos años escolares a causa de la inseguridad galopante. La radio informa de la primera jornada del papa Francisco en Kenia y los centroafricanos rezan para que no se tuerzan las cosas en el último momento y el Papa pueda pasar los dos días previstos en Bangui.

Me cuenta el padre Moses Ottii, comboniano, que en su parroquia de Fátima –situada en el conflictivo Kilómetro Cinco– ayer empezaron los disparos a las tres de la tarde y duraron varias horas, mientras las milicias musulmanas siguieron incendiando las pocas casas de la barriada que siguen en pie. En el recinto de la iglesia, 500 personas atemorizadas sobreviven como pueden.

Nadie puede salir afuera, sobre todo desde que hace pocos días dos jóvenes lo intentaron para rescatar algunos de sus enseres y acabaron muertos víctimas de las balas de los fanáticos. Miles de sus feligreses han huido a la periferia de Bimbo, en el sur de la capital, donde campan a sus anchas los milicianos anti-balaka que desde el año 2013 desataron la caza al musulmán. Las fuerzas multinacionales de la MINUSCA no consiguen controlar la situación y la gente cada vez se fía menos de ellos.

Más de 70 peregrinos españoles

Mientras tanto, los preparativos siguen, con los pocos medios disponibles. En algunas calles céntricas se ven banderolas con la imagen del Papa y deseos de que su venida traiga la paz y la reconciliación que los centroafricanos piden a gritos. La explanada de la catedral, donde el Papa abrirá la Puerta Santa de la reconciliación y celebrará una vigilia con los jóvenes, ya está limpia, con la hierba recién cortada y con nuevas farolas instaladas. Los que han podido permitirse gastar los 15.000 francos CFA (unos 25 euros) que cuesta la tela conmemorativa de la visita se hacen durante estos días una camisa o un vestido que se pondrán el próximo domingo para recibir al Papa.

El obispo de Bangassou, el español Juan José Aguirre, me expresa su alegría al saber que los 70 peregrinos de su diócesis llegaron por fin ayer por la noche en camión después de tres días de trayecto pasando por barreras de milicianos Selekas y antibalaka sin mayores percances. Intento llamar a otro misionero español, el padre Jesús Ruiz, pero su teléfono está fuera de cobertura porque tardará cuatro días en hacer el recorrido a pie por la selva con 40 de sus feligreses, pigmeos en su mayoría.

Francisco, mensajero de la paz

Esta mañana he hablado con uno de los imanes de la mezquita central del Kilómetro Cinco. Me ha repetido que los musulmanes esperan a Francisco como el mensajero de Dios que les traerá la paz. Hace casi dos meses que sus habitantes no pueden salir fuera de su barrio, por temor a caer en manos de los antibalaka. Su barrio está lleno de armas que son manejadas por algo más de un centenar de milicianos fanáticos que tienen al resto de la población musulmana como rehenes de su violencia ciega.

Estando así las cosas, extraña poco que no hayan faltado expertos en seguridad que han aconsejado al Papa no ir a Centroáfrica. Francisco quiere mantener su programa y llegar a Bangui para proclamar el mensaje de la reconciliación. Todos los centroafricanos que conozco –cristianos, musulmanes, animistas– dicen que su visita es la última esperanza que tienen de encontrar la salida a este infierno de violencia que no les deja vivir.

Compartir