Fernando Colomo: “Soy un tipo espiritual, pero no religioso”

El cineasta estrena ‘La isla bonita’, filme que dirige y protagoniza

El cineasta Fernando Colomo

El cineasta Fernando Colomo

Fernando Colomo: “Soy un tipo espiritual, pero no religioso” [extracto]

ÁNGELES LÓPEZ | Después de una veintena de películas y series de televisión, Fernando Colomo estrena La isla bonita, un filme de bajo presupuesto sin guión, ni maquillaje, ni vestuario, que interpreta él mismo a base de conversaciones improvisadas con personajes reales. Ficción y biografía para abundar en las relaciones, al tiempo que hace un exorcismo retratando su crisis personal. La cinta más incorrecta de uno de nuestros más laureados realizadores.

PREGUNTA.- Dicen los críticos que es su filme más personal y libre. ¿También el más impúdico?

RESPUESTA.- Sin duda. Aunque he utilizado muchas cosas de mi vida en otras películas, no había protagonizado ninguna… Y eso da pie al morbo. Lo que sí tiene es mucha verdad.

P.- Lo cierto es que cuenta que está en la ruina, que ha tenido que vender su casa, que se ha separado…

R.- Es la conversación de mi personaje (Fer) con su amigo en la película, y en la vida real, que es Miguel Ángel. Al ser actores debutantes teníamos el entusiasmo de hacer algo auténtico y eso le da un sesgo biográfico.

P.- ¿Era el momento de ponerse ya delante de la cámara?

R.- Nadie como yo para hacer mi alter ego. También me tenía que esforzar porque soy muy tímido, pero debía hacerlo. Era la forma de animar a los demás, y era la “peli” que queríamos hacer. Tiene mucho que ver con mi filme La línea del cielo, donde solo Resines era actor.

P.- Pero esta es más “woodianesca”…

R.- Puede ser… Aunque él es un cómico brillante y yo hago algo realista.

P.- Pero con usted es inevitable que se escape siempre la risa…

R.- (Ríe) Lo celebro, aunque haya sido involuntario.

P.- El cine es sueño, glamur, ¿por qué querría el espectador ver una porción de realidad, como la propia?

R.- Todos queremos que nos hablen de cosas próximas, y que lo hagan a los ojos, tocándote el corazón.

P.- En el fondo quería hablar de relaciones: padres-hijos, sentimentales, de amistad, laborales…

R.- Por eso quería aprovechar las relaciones verdaderas, porque los personajes estaban por encima de todo. Solo tenía una escaleta de secuencias; lo demás fue todo experimental.

P.- ¿Es una película, una metapelícula, cine dentro del cine…?

R.- Un freestyle (ríe). Algo curioso de lo que no puedes abusar.

P.- ¿Se embarcaría en tratar el drama de los refugiados, la corrupción…? ¿O hay temas no-Colomo?

R.- ¡Sin duda! Pero lo importante sería retratar el factor humano desde un punto de vista que arroje verdad.

P.- ¿Y trabajaría con políticos reales ahora que cantan, bailan, hacen “rafting”…?

R.- Sería divertido, pero ellos intentarían mostrarse de otra forma: como ellos quieren.

P.- Un “político” muy cercano y muy diferente a la vez es el papa Francisco…

R.- ¡Me cae muchísimo mejor que el anterior! Ha sido como pasar de la noche al día. Ojalá pueda cumplir lo que dice, porque suena muy bien. De entrada, el planteamiento suena estupendo: cercano e intentando llevar el Evangelio a la realidad, al día a día.

P.- ¿Y es Fernando Colomo un hombre con dimensión espiritual?

R.- Creo en la espiritualidad y no mucho en la religión, porque es un invento humano. Desde el momento en que unos dicen que son los que saben y que los otros debemos aprender, ya es discutible. Eso ha causado las grandes guerras de religión y los grandes males. Pero claro que soy un tipo espiritual. El arte, por ejemplo, es un algo espiritual.

Dicto sentencia

  • Estudió en la Escuela Superior de Arquitectura, en la que se licenció. “De aquella época me viene la pasión por pintar, algo que volveré a hacer cuando termine la promoción”.
    “Cuando vi de chaval Las señoritas de Aviñón quise apuntarme al cubismo… pero pronto supe que era una escuela artística ya terminada”.
  • “Realmente mi vocación cinematográfica nació con Los 400 golpes de Truffaut”.
  • “Tengo tendencia a contar las cosas de manera ligera, y por eso tengo fama de director superficial”.

En el nº 2.965 de Vida Nueva

 

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