Francisco solo se irá con los deberes hechos

papa Francisco revestido para una celebración con el báculo

El Papa no dejará el pontificado hasta que las reformas emprendidas sean irreversibles

papa Francisco revestido para una celebración con el báculo

DARÍO MENOR (ROMA) | El religioso miró a los ojos al papa Francisco y cogió aire antes de transmitirle el mensaje que llevaba para él. Previamente, habían estado un rato hablando de la realidad de su congregación, de la situación de la vida consagrada y de cómo marchaba el pontificado. –Santo Padre, 2019 será un año muy significativo para nosotros: se cumple un importante aniversario en la vida de nuestro fundador. Se lo digo con mucha antelación porque sería un honor que pudiera participar en las celebraciones que vamos a hacer con este motivo. –¿En 2019? ¡Pero hombre, eso se lo tendréis que decir ya a mi sucesor! No creo que entonces siga aquí –le respondió Francisco entre risas.

Este religioso no es el único que ha vivido en primera persona anécdotas de este tipo con Jorge Mario Bergoglio, quien tanto de forma pública como privada ha hecho ya varias menciones al final de su pontificado. En agosto de 2014, volviendo de su viaje a Corea del Sur, bromeó sobre su propia muerte, al comentar que iba a durar “poco tiempo, dos o tres años”, en el solio pontificio. “Y luego a la casa del Padre”.

El pasado mes de marzo, cuando se cumplieron dos años de su elección como obispo de Roma, volvió a referirse a este tema en una entrevista con la televisión mexicana Televisa. Le explicó a la periodista Valentina Alazraki que “tenía la sensación” de que su pontificado iba a ser breve (“cuatro o cinco años”) y rechazó la posibilidad de fijar un límite máximo de edad para el papado.

En los últimos tiempos, Bergoglio, que cumple 79 años el mes que viene, ha comentado en su círculo más íntimo que probablemente no se irá antes de 2020. “Él dice que será un pontificado corto, aunque está claro que resulta subjetiva la valoración de si un período de tiempo es más o menos extenso. Seguro que a quienes se están oponiendo a él se les hace muy largo”, comenta entre risas una fuente cercana a Francisco.

Necesita más tiempo

“Como ha dicho ya varias veces, en su mente tenía la idea de que su época como obispo de Roma no fuera más allá de los cinco años. El problema es que, conforme van avanzando las reformas y comprueba las resistencias que existen, se da cuenta de que necesitará más tiempo, pues es inviable completar todo lo que quiere hacer en solo cinco años. Al final ha llegado a la conclusión de que no se irá hasta que el cambio sea irreversible. Teme que si renuncia antes de tiempo los cambios puedan darse la vuelta y la Curia romana sea de nuevo una corte”, asegura un cardenal que pide mantener el anonimato.

“En cualquier caso, tiene claro que si le empieza a fallar la cabeza, lo deja de inmediato. Ese es uno de sus grandes miedos, que cuando Dios le llame no sea una cosa rápida y definitiva”.

Para calcular cuánto puede tardar Francisco en imponer su idea de una Iglesia pobre, con puertas abiertas y en la que las decisiones se tomen según el principio de sinodalidad, hay que tener en cuenta una variable que se escapa de su mano. Se trata de Benedicto XVI, por quien tanto aprecio siente Bergoglio y quien con su valiente renuncia abrió la puerta a que sus sucesores puedan hacer lo mismo cuando no se vean con fuerzas para seguir adelante. “Francisco tiene claro que en Roma no puede haber tres papas”, cuenta otra fuente romana. Precisamente, algún columnista italiano cercano a grupos contrarios al Pontífice especulaba hace unos días con el escenario de los “tres pontífices”.

Renovación de obispos y cardenales

El jesuita estadounidense Claudio Burgaleta, profesor de Teología en la Universidad Fordham de Nueva York, considera que a Bergoglio le queda camino por recorrer, pues la reforma está todavía en su “niñez”. A su juicio, existe el peligro de que la Iglesia comience una época nueva con otras prioridades si renuncia demasiado pronto. “Para que la cosa siga bien, Francisco debe durar el tiempo suficiente para consolidar sus reformas. Tiene que calmar a la parte del episcopado que no está completamente convencida y seguir transformando el colegio episcopal y cardenalicio”, opina.

Ahí está una de las claves: en el nombramiento de prelados y en la creación de purpurados que compartan su idea de Iglesia evangelizadora “en salida” y basada en la misericordia.

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En el nº 2.964 de Vida Nueva.

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