Angelo Vincenzo Zani: “No me parece justo dar catequesis en las aulas, sí una correcta educación religiosa”

Secretario de la Congregación para la Educación Católica

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Angelo Vincenzo Zani

Extracto de la entrevista

DARÍO MENOR (ROMA) | Del 18 a 21 de noviembre, el mundo de la educación católica tiene una cita en Roma, donde se celebra el congreso Educar hoy y mañana. Una pasión que se renueva, en el que participarán 2.000 delegados. El arzobispo italiano Angelo Vincenzo Zani es el secretario de la Congregación para la Educación Católica, el organismo vaticano que organiza el congreso y del que depende este vasto universo formado por 210.000 escuelas, en las que estudian 59 millones de alumnos, y 1.365 universidades y 500 facultades eclesiásticas, con 10 millones de alumnos.

PREGUNTA.- ¿Cómo han organizado el congreso?

RESPUESTA.- Nos dio la idea Benedicto XVI en 2011, en el trascurso de una plenaria del dicasterio, cuando comentó que en 2015 coincidían el 50º aniversario de la declaración del Vaticano II Gravissimum educationis, y el 25º de la constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae, de Juan Pablo II. Nos hemos centrado en cuatro áreas. La primera es la identidad y la misión de las escuelas y universidades católicas en el mundo. Debemos interrogarnos sobre lo que son. La segunda es acerca de las personas implicadas: padres, docentes, directores, estudiantes, personal administrativo… El tercer punto es clave: la formación de los formadores. Y el cuarto es el de los grandes desafíos que tenemos delante y que son diferentes a los del pasado.

P.- Más allá de las lógicas diferencias culturales y organizativas entre los distintos centros de enseñanza católicos, ¿qué identidad común deben compartir?

R.- Este es el punto fundamental. Una escuela o universidad es católica no tanto porque sea frecuentada por católicos, sino porque tiene una propuesta inspirada en la visión cristiana. Tiene que haber un proyecto educativo que ponga en el centro la visión de la persona propia del mensaje cristiano. No se impone esta perspectiva, pero ciertamente se propone. Para la Iglesia es un desafío, pues supone un gran elemento de evangelización.

P.- ¿Cuál es el estado de salud de la escuela católica?

R.- La respuesta varía según los países. Hay un fuerte crecimiento de escuelas católicas en África y Asia, tanto en número de instituciones como de estudiantes. La realidad es un poco más problemática en Europa, donde se nota el proceso de secularización, aunque sigue habiendo situaciones estupendas. Hay países donde la escuela católica es el pilar de la tradición educativa, como en Bélgica, donde el 60% del sistema escolar es de inspiración cristiana. En Italia es del 6-7%, mientras que en Francia llega al 17% y en España está alrededor del 20%.

En Estados Unidos se da una reducción muy grande en la presencia de las congregaciones. Las escuelas proponen su paso a las diócesis, pero estas no siempre pueden. En muchos casos, las diócesis mismas se ven obligadas a cerrar escuelas parroquiales muy amadas por quienes las frecuentaban. Se vive una cierta crisis: diminuye el número de instituciones, pero se mantiene el número de estudiantes.

En América Latina todo es bastante estable, en buena parte gracias al CELAM, que hace un grandísimo trabajo tanto a nivel escolar como universitario. El hecho de tener desde hace 60 años ese punto de referencia y de coordinación es interesante. Por otro lado, hay un gran crecimiento en Australia y la experiencia de Oriente Medio es extraordinaria. Tenemos escuelas en Líbano que son las más importantes del país.

La persona, protagonista de una sociedad nueva

P.- ¿Cómo debe responder la escuela católica a la descristianización?

R.- Ese es el gran desafío. Toda persona tiene el derecho a crecer y a ser ayudada para hacerlo. Educar primero quiere decir responder a una necesidad. El otro pilar del concepto de educación es el de ayudar a la persona para que se convierta en protagonista de una sociedad nueva, de un mundo nuevo caracterizado por la fraternidad, la unidad y la paz. Esa es la educación: yo educo al responder a una necesidad de la persona que necesita crecer y lo hago acompañándola, para que lo haga de la manera adecuada, no mirándose a sí misma, sino al prójimo y al bien común.

Si esta es la educación, ¿qué es lo que hace el cristianismo? Introducir una dimensión adicional. En este recorrido, añade el concepto de persona como lo vemos en la Revelación; es el mismo concepto de bien común, de solidaridad, de paz, de ayuda, de reciprocidad… Concibe que toda la ciencia, el saber, el conocimiento, la investigación y la enseñanza van dirigidos a hacer crecer el árbol del bien común. Esa es, en definitiva, la evangelización en la escuela.

P.- ¿Cómo deben aplicarse estos principios a determinados contextos que resultan muy negativos para la proclamación del mensaje cristiano?

R.- Este concepto tengo luego que adaptarlo a las diferentes situaciones. En algunos países, la escuela católica es el único lugar donde se hace catequesis. Existe la tradición de que, junto a la parroquia, esté la escuela católica. La preparación a los sacramentos y la catequesis se hace allí, en las aulas. En otras naciones no existe esa tradición. En Italia, por ejemplo, la catequesis se hace en la parroquia y en los colegios solo se da la clase de religión. No me parece justo dar catequesis en las aulas; lo que hay que dar es una correcta educación religiosa. Luego, la persona, si quiere caminar en el sentido religioso, tiene a la comunidad cristiana.

P.- Cuando habla de una correcta educación religiosa, ¿considera que debe incluir también a otras religiones, no solo a la católica?

R.- Tenemos experiencias extraordinarias donde hay una convivencia de identidades diversas dentro de la escuela católica. La más significativa se da en Líbano, donde se ha encontrado un equilibrio en el que no se esconde la propia identidad, sino que se muestra.

P.- ¿Existe el riesgo en algunos países de que las escuelas católicas queden solo para las élites económicas, traicionando así su carisma?

R.- Existe un poco ese riesgo, sobre todo cuando en ciertos países no se aplica correctamente el principio de libertad de educación y solo existe la escuela de Estado. Italia es ejemplo de ello; en los años pasados, se luchó mucho para que se reconociera la plena libertad de la escuela católica. Hemos llegado hasta un cierto punto: te dejan crear una escuela católica, pero te la tienes que pagar tú. Un país que quiere mirar hacia el futuro y ser moderno debe ofrecer posibilidades y hacer crecer propuestas diversas. Este principio resulta difícil de entender para algunos a nivel práctico: en Italia, las escuelas católicas no reciben nada del Estado. Por eso debes cobrar a las familias. Se crea así el peligro de convertirse en centros solo para aquellos que tienen posibilidades económicas. Debo decir también que siempre ha habido una atención para crear becas para quienes no podían pagar.

P.- ¿Cuál debería ser el papel de la asignatura de Religión en la escuela católica?

R.- La enseñanza de la Religión en la escuela católica tiene una colocación diversa respecto a la estatal. En aquella debe existir un proyecto educativo compartido con los docentes de todas las disciplinas, para que la visión antropológica y de principios sociales pase también a través de las otras asignaturas. La enseñanza de la Religión católica debería estar en estrecha interacción con las otras disciplinas. En situaciones donde los católicos son minoría, está claro que la escuela católica debe respetar además a los otros grupos de pertenencia.

Formación religiosa alternativa

P.- ¿Y su lugar en la escuela estatal?

R.- Ahí se dan las situaciones más diversas. Hay países en los que la enseñanza de la Religión está enmarcada por leyes precisas y con profesores con títulos reconocidos por el Estado. En cambio, en otras naciones la situación es totalmente libre. El Estado te da un pequeño espacio que debes conquistar, tal vez fuera del horario lectivo. En muchos países europeos y latinoamericanos se considera que la materia religiosa forma parte de manera integrante de la formación de la persona. En este sentido, ha habido un gran esfuerzo para llegar a legislaciones más precisas sobre la enseñanza de la Religión en la escuela.

Ha sido una conquista para hacer entender que esta asignatura, junto a las otras, contribuye a dar una visión completa de la persona y de sus valores. En algunos países es obligatoria, mientras que en otros la eligen las familias. A nuestro juicio es un problema que no haya una alternativa cuando se trata de una materia optativa. Es una falta de seriedad. Dentro del proyecto curricular no tiene que haber un vacío como alternativa a la Religión. Debe haber algo distinto. El Estado tiene que esforzarse y realizar una propuesta.

En el nº 2.963 de Vida Nueva

 

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