‘Little Boy’: el grano de mostaza


J. L. CELADA | Un pueblecito costero de postal en California es el idílico escenario donde transcurre la vida de una familia aparentemente perfecta: padre con taller en el que trabaja el hijo mayor, esposa y madre pendiente del hogar (la sufrida Emily Watson) y el Little Boy del título, un chaval de ocho años con un problema de crecimiento que le convierte en diana de las burlas y el acoso de los chicos del lugar. Esta contrariedad le obliga a refugiarse en las aventuras que le cuenta su progenitor, su amigo, su “socio”, con quien comparte el lema que le acompañará para superar las adversidades: “¿Crees que puedes lograrlo?”.

Mientras, a miles de kilómetros de allí, su país combate a los japoneses en el marco de la II Guerra Mundial. Al mexicano Alejandro Monteverde, sin embargo, no le interesa trasladarnos al frente. Ni siquiera cuando es reclutado el cabeza de familia (un Michael Rapaport tan testimonial como Eduardo Verástegui, uno de los impulsores del proyecto). Lo que realmente le preocupa al también director de Bella (2006) es mostrarnos las batallas contra sí mismo y contra el mundo que va librando el joven protagonista (el hallazgo de Jakob Salvati resulta fundamental para armonizar la frescura narrativa y la tensión dramática) hasta asumir la ausencia paterna y, sobre todo, ensalzar su empeño en traerle de vuelta a casa.

'Little Boy'. Fotograma de la películaSerá entonces cuando, con la ayuda de un sacerdote (el siempre convincente Tom Wilkinson), vaya aprendiendo cómo actúa la fe… en uno mismo y en Dios. La que tuvieron Moisés o David para enfrentarse a sus miedos y actuar; la que, como el evangélico grano de mostaza, hay que cultivar con esmero; y la que “no funcionará si tienes el más mínimo odio dentro” (tras el ataque nipón a Pearl Harbor, la presencia de un anciano oriental en la comunidad constituye una interesante prueba de fuego para el vecindario y para el propio crío).

Los relatos de héroes de cómic o de los valientes guerreros japoneses deteniendo la invasión de los mongoles despiertan la curiosidad del pequeño y atrapan su atención, como en otro tiempo lo hicieron los espectáculos de magia. Pero ahora no se trata de volar con la imaginación o de mover objetos con la mente. La fe mueve montañas (literalmente), aunque antes haya que acrisolarla al fuego de la misericordia. Y nada mejor que contar con una “lista ancestral”, regalo del religioso, que es expresión universal de la caridad cristiana y excelente recurso para vivir casi en primera persona el crecimiento humano y creyente de Little Boy.

Un tapiz de imágenes con cierto aire antiguo (incluidas las del bombardeo sobre Hiroshima) sirven como soporte a esta historia que reivindica el valor para creer cuando truenan las armas o aflora el ánimo de venganza. Su giro final, añadiendo más emoción a los castigados lagrimales del espectador, solo nos confirma algo que ya veníamos intuyendo a lo largo de toda la película: “Si no os hacéis como niños…”.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Little Boy.

DIRECCIÓN: Alejandro Monteverde.

GUIÓN: Alejandro Monteverde y Pepe Portillo.

FOTOGRAFÍA: Andrew Cadelago.

MÚSICA: Stephan Altman y Mark Foster.

PRODUCCIÓN: Alejandro Monteverde, Leo Severino.

INTÉRPRETES: Jakob Salvati, Emily Watson, Michael Rapaport, David Henrie, Tom Wilkinson, Ben Chaplin, Cary-Hiroyuki Tagawa, Eduardo Verástegui, Kevin James, Ted Levine.

 

En el nº 2.962 de Vida Nueva

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