Círculos menores hispanos: “También nosotros tenemos culpa en los fracasos de los matrimonios”

Los grupos ibéricos destacan en el Sínodo por su “aperturismo y sensibilidad” ante la familia

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M. PÉREZ – M. GÓMEZ | El Sínodo sobre la Familia va tocando a su fin. Con la vista puesta en la relación final que ha de recoger todo lo dicho en estas tres semanas de reflexión, los grupos de trabajo organizados por lenguas (los llamados círculos menores) han presentado las conclusiones sobre la tercera y última parte del Instrumentum laboris, que trata sobre la situación de las familias irregulares, la comunión de los divorciados vueltos a casar, el acompañamiento a las personas homosexuales y la paternidad responsable. Incluso en la rueda de prensa celebrada en el Vaticano hoy miércoles 21 de octubre ha salido a relucir el hecho de que los grupos de habla hispana hayan emitido las conclusiones más “abiertas”. Seleccionamos algunas de las conclusiones principales.

CÍRCULO A. MODERADOR: Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, cardenal de Honduras. RELATOR: José Luis Lacunza Maestrojuan, cardenal de Panamá.

CÍRCULO B. MODERADOR: Francisco Robles Ortega, cardenal de México. RELATOR: Baltazar E. Porras, arzobispo de Venezuela.

  • “La familia es origen de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, sin excluir de ello a las familias en situaciones difíciles”.
  • “La mayoría de las legislaciones civiles no recogen ni expresan los valores evangélicos de la familia y, por ello, deberíamos hacer causa común con otras confesiones religiosas cristianas y aun con otras religiones que comparten el ideal de familia”.
  • “Es necesario definir la expresión ‘comunidad cristiana’: ¿es la parroquia? ¿Las pequeñas comunidades eclesiales? ¿Las comunidades eclesiales de base? ¿Los movimientos y asociaciones?
  • “Hay que hacer todo lo posible para atraer a la Eucaristía a quienes están alejados“.
  • “La ‘vía de la caridad’ es una pastoral que acoge y acerca, mientras que la ‘vía judicial’ en muchos despierta sospechas y recelos”.
  • “No basta con hablar de caminos de misericordia y cercanía, sino que debe llegarse a propuestas concretas porque, si no, nos vamos a quedar en palabras bonitas pero vacías. La ‘descentralización’ de la que habló el Santo Padre en la conmemoración de los 50 años del Sínodo puede ayudar a hacer más ágil y cercana la solución, evitando, incluso, muchas formas de discriminación que hay en la Iglesia sobre los divorciados“.
  • “Parece que, en el tema de la cercanía, estamos todos de acuerdo, pero ¿qué pasa cuando se plantea el acceso a los sacramentos? Sin duda, tenemos plantear un movimiento generoso quitando del camino muchas trabas para que los divorciados vueltos a casar puedan participar más ampliamente en la vida de la Iglesia: no pueden ser padrinos, no pueden ser catequistas, no pueden dar clases de religión… Tenemos que dar muestras de que hemos escuchado el ‘grito’ de tantas gentes que sufren y gritan pidiendo participar lo más plenamente posible en la vida de la Iglesia”.
  • Tenemos que acabar con el continuo reproche que lanzamos a la cara de quienes han fracasado en sus primeras nupcias, sin olvidar que también nosotros tenemos culpa en ese fracaso ya que no les hemos acogido, hemos cumplido simplemente con las formalidades y los requisitos legales y, muchas veces, a través de secretarias…”.
  • “De igual manera, hay que acabar con la actitud elitista y sectaria que muestran muchos miembros de la comunidad cristiana hacia esas personas“.
  • “Respecto al tema de la adopción, debe prevalecer y debe ser respetado el bien del niño por encima de cualquier otro interés”.
  • “Es deber de los Estados proveer una educación accesible y de calidad para que todos los padres de familia puedan cumplir con su derecho intransferible de ser los primeros educadores de sus hijos”.
  • “No se trata de modificar o dulcificar la doctrina, sino de ver su desarrollo orgánico para compaginar verdad-acompañamiento, doctrina-pastoral, sin dicotomías“.
  • “Constatamos la necesidad de prepararnos y asesorarnos mejor, con la ayuda de expertos, en muchos de los nuevos temas que requieren ser profundizados para poder tener una palabra significativa a la hora de asumirlos pastoralmente: sexualidad, bioética, biogenética, migraciones, pobreza…”.
  • “Se agradece al Santo Padre los recientes motu proprio para agilizar los procesos de nulidad“.
  • “El tema de los divorciados vueltos a casar lo examinamos bajo una perspectiva amplia, pues la posibilidad sacramental de la reconciliación y/o la eucaristía, con ser importante, no es la única. Hay un camino a recorres que debe ser profundizado con paciencia y creatividad. El resultado y el éxito de este sínodo no se juega en la comunión a los divorciados.
  • Urge hacer de la pastoral familiar un eje transversal de toda la pastoral. Se es consciente en la necesaria preparación de los agentes de pastoral en este campo, y de las deficiencias que como institución debemos corregir”.
  • “La preparación al matrimonio, remota y próxima, es tarea evangelizadora de primer orden en íntima relación con las otras dimensiones de la pastoral”.
  • “No se ve claro llamar ‘camino penitencial’ al itinerario de los divorciados y vueltos a casar: convendría hablar de itinerarios de reconciliación, pues hay realidades irreversibles que no pueden ser sometidas a un camino penitencial sin posibilidad de superación.
  • “El tema de la paternidad responsable y la responsabilidad generativa es, en los momentos actuales, de gran importancia para el respeto a la dignidad de la persona y de la vida”.
  • “Gracias Papa Francisco por su ejemplo, paciencia, cercanía y oración, por la invitación a actuar con libertad y responsabilidad, su testimonio nos reconforta y anima”.

Las conclusiones del resto de grupos

En general, con respecto a los divorciados vueltos a casar hay un acuerdo según el cual es necesario desarrollar un acompañamiento pastoral más eficaz para estas parejas y para sus hijos, que también tienen derechos. Pero se advierten matices importantes.

Por ejemplo, en uno de los círculos italianos se asegura que “no es posible establecer requisitos inclusivos de todos los casos, a veces muy diferentes unos de otros. Hay divorciados vueltos a casar que se aplican en caminar según el Evangelio, ofreciendo ejemplos significativos de caridad. Al mismo tiempo, no se puede negar que, en determinadas circunstancias, se presentan factores que limitan la capacidad de actuar de forma diferente”.

En cambio, en un círculo de habla inglesa se dice que la práctica pastoral en estos casos no debe dejarse en manos de las conferencias episcopales, porque se correría el riesgo de perjudicar la unidad de la Iglesia católica, la comprensión del orden sacramental y el testimonio visible de vida de los fieles.

También en los círculos de habla inglesa se ha reconocido que las parejas que viven juntas sin casarse están en una stiuación diferente que los divorciados vueltos a casar, y que, si bien no puede ser considerada como un bien en sí misma, admiten que puede existir un bien entre los que conviven, más que en la convivencia de por sí.

En un círculo francés, por su parte, se afirma: “Sabemos que hay otras familias que se sienten alejadas de la ideal y otras que no piensan ni siquiera que esté más o menos hecha para ellas. Familias divididas, familias mixtas, familias monoparentales, familias sin matrimonio civil: no podemos descartarlas, no queremos pensar que su camino no las acerca a Dios que ama y atrae hacia sí a todos los seres humanos. Creemos que en ellas viva el Espíritu del Señor que inspira muchos comportamientos de sus vidas; y esto no quita nada de nuestro apoyo y aliento a las familias cristianas”.

Con respecto a los homosexuales, la reflexión se centró en la perspectiva del contexto familiar. En un grupo inglés se insistió en que es un tema que se debe abordar como pastores que buscan comprender la realidad de la vida de las personas, y no las cuestiones abstractas. También sus miembros han pedido que el documento final del Sínodo incluyese una afirmación clara de la enseñanza de la Iglesia de que las uniones del mismo sexo no son en modo alguno equivalentes al matrimonio.

Otro círculo anglófono afirma que “los padres y hermanos de los miembros de la familia con tendencias homosexuales están llamados a amar y aceptar a estos miembros de su familia con un corazón indiviso y con comprensión”. E incluso algunos padres sinodales han propuesto que el argumento se elimine de la discusión del Sínodo sobre la Familia, porque, dada su importancia, merecería un Sínodo específico.

Por último, el tema de la paternidad responsable y de la responsabilidad generativa se considera hoy de gran importancia para el respeto a la dignidad de la persona y de la vida. Igualmente se abordaron los matrimonios mixtos y disparidad de cultos, solicitando enfoques pastorales que defiendan a las mujeres y a los hijos en condiciones de fragilidad.

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