50º aniversario del Sínodo de los Obispos: “Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha”

El papa Francisco celebra las cinco décadas de la institución

50-aniversario-sinodo-obispos

Un ‘selfie’ durante la celebración del 50º aniversario del Sínodo de los Obispos

M. PÉREZ | El sábado 17 de octubre, los padres sinodales hicieron un alto en el camino en sus trabajos durante esta Asamblea para celebrar el 50º aniversario del Sínodo de los Obispos. “Motivo de alegría, de alabanza y de agradecimiento al Señor”, según expresó el papa Francisco. Y es que, desde el Concilio Vaticano II hasta la actual Asamblea sinodal sobre la familia, “hemos experimentado de manera poco a poco más intensa la necesidad y la belleza de caminar juntos“.

El Papa comenzó su discurso dedicando unas palabras para recordar “a aquellos que, en el transcurso de 50 años, han trabajado al servicio del Sínodo”. Comenzando por los secretarios generales que se han alternado, los cardenales Władysław Rubin, Jozef Tomko, Jan Pieter Schotte y Nikola Eterović. “Aprovecho esta ocasión para expresar de corazón mi gratitud a todos cuantos, vivos o difuntos, han contribuido con un compromiso generoso”.

El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio –afirmó Bergoglio–. Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra ‘Sínodo’: caminar juntos, laicos, pastores, obispo de Roma”.

Solo un camino: la escucha al pueblo

“¿Cómo sería posible hablar de la familia sin interpelar las familias, escuchando sus alegrías y sus esperanzas, sus dolores y sus angustias?”, preguntó Francisco a los obispos presentes. “Por medio de las respuestas de los dos cuestionarios enviados a las Iglesia particulares, hemos tenido la posibilidad de escuchar al menos algunas de ellas en relación a las cuestiones que tocan muy de cerca y sobre el cual tienen mucho que decir”.

“Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia que escuchar es más que oír: es una escucha reciproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. El Sínodo de los Obispos es el punto de convergencia de este dinamismo de escucha llevado a todos los niveles de la vida de la Iglesia”. “¡Jamás lo olvidemos!”, clamó el Papa, “para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz”.

Abierto al mundo

Francisco también puso su mirada en el resto de Iglesias, relatando sus conversaciones con la delegación del Patriarcado de Constantinopla: “He reiterado recientemente la convicción de que el atento examen sobre cómo se articulan en la vida de la Iglesia el principio de la sinodalidad y el servicio de quien preside ofrecerá una aportación significativa al progreso de las relaciones entre nuestras Iglesias. Estoy convencido de que, en una Iglesia sinodal, también el ejercicio del primado Petrino recibirá mayor luz”.

“Nuestra mirada se extiende también a la humanidad. Una Iglesia sinodal es como un emblema levantado entre las naciones en un mundo que a menudo entrega el destino de poblaciones enteras en manos codiciosas de pequeños grupos de poder”.

El papa Francisco concluyó que “como Iglesia que camina junto a los hombres, partícipe de las dificultades de la historia, cultivemos el sueño que el redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad podrán ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad, generando un mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que vendrán después de nosotros”.

Compartir