La Santa Sede no quiere entrar al juego de la carta de los 13 cardenales

papa Francisco con Lorenzo Baldisseri secretario general del Sínodo y Fabio Fabene subsecretario

El portavoz Lombardi califica la filtración de “trastorno” e insiste en “no dejarse condicionar”

papa Francisco con Lorenzo Baldisseri secretario general del Sínodo y Fabio Fabene subsecretario

El Papa con el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo, y el subsecretario, Fabio Fabene subsecretario

M. GÓMEZ | Por más que el ambiente del Sínodo de la Familia sea positivo y los debates se estén desarrollando con libertad y espíritu constructivo –así lo confirman los obispos que a diario hablan con los periodistas–, no dejan de aparecer turbulencias alrededor de la Asamblea que la ponen en un cierto aprieto. Ya en la primera sesión de trabajo, el propio papa Francisco tuvo que salir a centrar las discusiones y aclarar que “la doctrina católica sobre el matrimonio no está en cuestión”, y a pedir a los padres sinodales que no cedieran a las “teorías de la conspiración”. En la mañana de hoy martes 13 de octubre, el portavoz de la Santa Sede ha leído un comunicado en respuesta a la supuesta carta en la que 13 cardenales se quejan al Papa de la metodología de este Sínodo.

Ayer lunes 12, el vaticanista Sandro Magister publicó una carta que 13 cardenales que participan en el Sínodo supuestamente habrían enviado a Francisco al comienzo de la Asamblea, poniendo en cuestión tanto su metodología, “configurada –se lee– para facilitar unos resultados predeterminados sobre cuestiones importantes que son objeto de controversia”, como el Instrumentum laboris, que “no puede servir de manera adecuada como texto guía o fundamento de un documento final”.

Cuatro de los 13 cardenales citados (Mauro Piacenza, cardenal penitenciario mayor; Angelo Scola, arzobispo de Milán; André Vingt-Trois, arzobispo de París; y el cardenal húngaro Peter Erdö, que además es el relator general del Sínodo) han salido públicamente a negar que hayan firmado este escrito. Según George Pell, prefecto de la Secretaría de Economía, sí hay una carta privada, pero con un contenido y firmantes distintos. En declaraciones a ACI, el cardenal australiano dijo que “una carta privada debe permanecer así. Entre los padres sinodales hay una unanimidad sobre la gran mayoría de temas, hay diferencias sobre la comunión [a divorciados vueltos a casar] y una minoría quiere cambiar la norma”.

¿Qué pasa con la relación final?

Volviendo a la metodología de la Asamblea, según un comunicado de Pell emitido por su portavoz, “el cardenal es consciente de las preocupaciones que existen entre muchos de los padres sinodales sobre la composición del comité que elabora el documento final y sobre el proceso mediante el cual será presentado a los padres sinodales así como su posterior votación”.

La relación final de cualquier Sínodo es el documento final que recoge las reflexiones de todo el Sínodo y se entrega al Papa para que conozca todo lo que se ha debatido en la Asamblea. Francisco ha designado una comisión de sinodales encargados de redactar esta relación final, y que está compuesta por: cardenal húngaro Peter Erdö y relator general de este Sínodo; el arzobispo italiano Bruno Forte, secretario especial de la Asamblea; el cardenal indio Oswald Gracias; el cardenal de Nueva Zelanda, John Atcherley Dew; el de Washington, Donald W. Wuerl; Víctor Manuel Fernández, rector de la Pontificia Universidad Católica de Argentina; Mathieu Madega Lebouakehan, obispo de Mouila (Gabón); el obispo italiano Marcello Semeraro; y Adolfo Nicolás Pachón, prepósito general de la Compañía de Jesús.

Francisco es quien debe decidir si hacer pública o no la relación final. Lo recordó ayer Lombardi: “Los círculos menores aportan sus modi [sus aportaciones específicas], basados en el Instrumentum laboris, y estos son usados en tres etapas sucesivas para elaborar la relación final. El documento será presentado, en la mañana del sábado 24 de octubre, en el Aula, después de las observaciones de los padres sinodales recibidas el día anterior. Por la tarde, será sometido a la votación de la Asamblea y, conforme a la naturaleza del Sínodo este documento se dirige al Santo Padre, al cual corresponde la decisión” de qué hacer con ella.

“Lo que hoy no sabemos es si el sábado por la tarde, como el año pasado, nos va a pedir que la publiquemos. O si dirá: ‘Gracias, me la quedo y haré mi exhortación después’. El tema no es si habrá o no relación final, si no lo que el Papa decide hacer con ella y cuándo podremos o no publicarla”, ha insistido el portavoz.

Comunicado sobre la carta de los 13 cardenales

En la rueda de prensa de ayer, además, Lombardi declinó hacer ningún comentario sobre la supuesta carta de los 13 cardenales: “Tratándose de un documento reservado, no tengo nada que decir o comentar”. Hoy, en cambio, el sacerdote jesuita ha comenzado su encuentro con la prensa con un comunicado a propósito.

A lo ya dicho por el cardenal australiano Pell, que Lombardi ha vuelto a recordar, el portavoz ha añadido: “En esencia, las dificultades expresadas en la carta se habían mencionado el lunes por la tarde en el Aula, como ya dije, si bien no tan amplia y detalladamente. Como sabemos, el secretario general y el Papa respondieron con claridad al día siguiente por la mañana. Por lo tanto, quien ha difundido, días después, este texto y esta lista de firmas para que se publicasen, ha ocasionado un trastorno no deseado por los firmantes, al menos por algunos de los más autorizados. Es necesario, pues, no dejarse condicionar”.

Sobre las dudas con respecto a la metodología, Lombardi ha entendido que “no hay que sorprenderse de que se puedan hacer observaciones sobre la metodología, porque es nueva. Pero una vez establecida, hay que comprometerse a seguirla de la mejor manera posible. Es lo que está sucediendo. Hay una enorme colaboración para que el camino del Sínodo proceda bien”, y luego ha añadido: “El clima general de la Asamblea es, sin lugar a dudas, positivo”.

Lombardi ha leído también una declaración del cardenal sudafricano Wilfrid Fox Napier, que supuestamente habría firmado la carta y que, en una entrevista con Crux, mostró también su preocupación por estos asuntos. “El cardenal Napier –apuntó el portavoz– me ha pedido expresamente que desmintiera cuanto se ha publicado en una entrevista suya donde hay una afirmación que no corresponde absolutamente a lo que piensa”.

“A propósito de la composición de la comisión de diez miembros nombrado por el Papa por la elaboración de la relación final del Sínodo, se ha escrito erróneamente: ‘Napier pone en cuestión el derecho del papa Francisco de hacer esta elección’. El cardenal Napier me ha pedido que se corrija, afirmando exactamente lo contrario, es decir: ‘Napier no pone en cuestión el derecho del papa Francisco de elegir esta comisión’“.

Müller: “Es un nuevo Vatileaks”

El cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha llegado a calificar lo sucedido como “un nuevo Vatileaks”. En una entrevista con el Corriere della Sera, ha lamentado: “No voy a confirmarlo ni desmentirlo [ser uno de los firmantes]. El escándalo es que se publique una carta privada del Pontífice. Es un nuevo Vatileaks. Nadie puede publicarla, no sé cómo ha podido suceder. Quien lo haya hecho debe dar explicaciones”. Y ha asegurado que la intención es “sembrar luchas, crear tensiones. Me parece claro”.

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