Santander acogió la beatificación de 18 religiosos y religiosas cistercienses

Manuel Sánchez Monge: “Los mártires no son supermanes”

Beatificación de 18 religiosos y religiosas cistercienses en Santander

VICENTE L. GARCÍA (SANTANDER) | El “holocausto cristiano de 1544 mártires en España”, como lo calificó el cardenal Angelo Amato, se completa hasta la fecha con los 18 religiosos que fueron beatificados el sábado 3 de octubre en la catedral de Santander en una ceremonia que presidió el purpurado italiano. Los nuevos beatos son 16 monjes del monasterio de Viaceli, en Cóbreces (Cantabria), y dos religiosas del monasterio valenciano de Fons Salutis, en Algemesí.

El obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, quien calificó la ceremonia como “uno de los acontecimientos más importantes para la diócesis”, apunta en declaraciones a Vida Nueva “que los mártires no son supermanes. Son personas que han sufrido las atrocidades que hicieron con ellos antes de morir. Lo que les distingue es el talante con el que se enfrentaron a esos sufrimientos, la paz y la capacidad de perdón para con sus torturadores. El mensaje que puede quedar para las personas de hoy es esa fidelidad a las convicciones religiosas que ellos demostraron”.

El obispo también desvela qué ha puesto en manos de los nuevos beatos para su intercesión: “He querido confiarles la necesidad que tenemos en la diócesis de Santander de nuevas vocaciones, tanto para la vida consagrada como para la vida sacerdotal”.

El monje cisterciense del monasterio de Cóbreces, Francisco Rafael Pascual Rubio, ha sido el encargado de llevar a término el proceso de beatificación de estos beatos, causa que comenzó en 1964. “Eran unos sencillos monjes trabajadores del campo y de la quesería del monasterio que nunca se inmiscuyeron en actividades políticas”, apunta a esta revista. De la ceremonia destaca la respuesta de los familiares, que “nos desbordó, y cómo han considerado esta beatificación una gracia para sus familias”. Una gracia que, como apunta, “también ha impactado en las nuevas vocaciones, en los aspirantes a la vida monástica” a través del recuerdo de esos mártires.

Ese recuerdo lleva a las cinco de la tarde del día 1 de diciembre de 1936, cuando, tras un registro en el monasterio, fueron detenidos y llevados a comisaría, de donde no se les vio salir más. A los once frailes trapenses del monasterio de Cóbreces, entre risotadas y escarnios, les cosieron la boca y después los arrojaron atados al mar, que días después devolvería sus cadáveres a la playa. Fue el día 3 de diciembre de 1936. Los llevaron en coche hasta el muelle, allí los subieron a una barca en la que los condujeron hasta lo más profundo de la bahía, y los arrojaron al mar con un lingote para que no flotaran y los brazos atados a la espalda.

En la actualidad hay un centenar de cántabros con procesos de beatificación abiertos en la diócesis santanderina, en su mayoría muertos a causa de su fe durante la Guerra Civil. Igualmente, se encuentran en proceso de beatificación el cardenal Ángel Herrera Oria y la madre Mercedes Cabezas, fundadora de las Operarias Misioneras.

En el nº 2.959 de Vida Nueva.

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