Sínodo de la Familia: sí a la serenidad y confianza; no a las “teorías de la conspiración”

arzobispo Blase J. Cupich de Chicago y el cardenal alemán Walter Kasper en el Sínodo de la Familia 2015

Los matrimonios que han hablado en el Aula sinodal piden acompañamiento

arzobispo Blase J. Cupich de Chicago y el cardenal alemán Walter Kasper en el Sínodo de la Familia 2015

Los padres sinodales siguen reunidos en los círculos menores hasta mañana viernes

MARÍA GÓMEZ – MARÍA PÉREZ | En la Sala Stampa (sala de prensa) del Vaticano, los periodistas tenían hoy dos preocupaciones y se han llevado dos titulares. Por una parte, sobre los trabajos del Sínodo de la Familia: aunque la relación de temas del cardenal Erdo ha recibido algunas críticas, los trabajos en los círculos menores se están desarrollando en un ambiente de “libertad” y fraternidad que permite hablar de “todos los temas”. Pero por otro lado, había gran interés por confirmar si era verdad que Francisco ha pedido a los padres sinodales que no cedan a “teorías de la conspiración”. Y era verdad.

El lunes 5, cuando el Papa apareció por sorpresa en el Aula Sinodal y dijo que “la doctrina católica sobre el matrimonio no está en cuestión”, pidió a los participantes que no se rindan a la “hermenéutica conspirativa”, que es sociológicamente débil y que espiritualmente no ayuda. Lo contó en Twitter el jesuita Antonio Sparado, director de La Civiltà Cattolica, que está en el Sínodo por designación pontificia.

Preguntado durante la rueda de prensa hoy jueves 8 de octubre, el portavoz de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, no ha confirmado ni negado la expresión exacta, pero sí ha explicado: “Evidentemente, el concepto es que debemos tener plena confianza los unos en los otros y se recomienda que aquello que digamos durante el proceso sinodal sea en plena lealtad, expresión sincera y confiada del propio pensamiento. No debemos pensar que hay complots o personas que buscan manipular. La visión que debemos tener del Sínodo todos, de dentro o de fuera, es que es fruto de un proceso de intercambio y comunicación que se hace con serenidad y sinceridad, y no guiado por intereses particulares e intentos de manipular o conducir por un camino distinto a la búsqueda común y el espíritu que la comunidad eclesial debe tener”.

Por otra parte, a las críticas que algunos hicieron a la exposición de temas del relator general en la 1ª Congregación General, los padres sinodales saben que el documento de trabajo bebe de las aportaciones de diócesis, congregaciones religiosas, Conferencias Episcopales, institutos académicos, etc., y en eso tienen que basarse.

El ghanés Gabriel Charles Palmer-Buckle, arzobispo de Accra, ha explicado: “Este Sínodo es fruto de un largo recorrido. Gracias al papa Francisco, que primero quiso enviar un cuestionario a todos para que todos dieran su opinión, y al Sínodo del año pasado, con todas esas contribuciones hemos llegado aquí. Erdö ha hecho un bello resumen, que está abierto a añadir cuestiones”.

En palabras del cardenal italiano Edoardo Menichelli, moderador de un círculo menor de habla italiana, “este es un Sínodo del pueblo”: “La relación de [cardenal Peter] Erdö es un resumen que manifiesta los puntos fundamentales del Instrumentum laboris según su interpretación. En los círculos estamos usando el Instrumentum laboris. En otro momento, añadió que “en los círculos menores no hay personalismos; nuestro deseo es conocer nuevas indicaciones para manifestar el amor a la familia”.

E Ignace Youssif III Younan, patriarca de Antioquía de los sirios, también ha asegurado que “este Sínodo privilegia a los círculos menores, en los cuales se puede discutir libremente sobre todos los temas”.

Por otra parte, los tres han coincidido al señalar que, aunque “los medios han enfatizado sobre todo los temas occidentales”, los desafíos a la familia sobre los que están debatiendo los padres sinodales son comunes a toda procedencia. “Puedo asegurar –ha dicho el arzobispo africano– que los temas que están en discusión no son solo occidentales o europeos, sino de toda la Iglesia, porque son nuestros problemas”.

El patriarca Younan denuncia “el infierno de Irak y Siria”

Aparte de estas cuestiones, el patriarca sirio ha aprovechado la rueda de prensa para denunciar la situación que sufren los cristianos en Oriente Medio. “Estamos preocupados por la situación de la comunidad cristiana en Oriente Medio y por las pruebas y dificultades que están sufriendo nuestras familias. Las familias están rotas, separadas, porque hacen todo lo posible para salir de ese infierno de Irak y Siria. La migración de los cristianos de Oriente Medio se debe a la situación terrible, porque no están seguros y son perseguidos. Tenemos centenares de personas que son rehenes de los terroristas islámicos; es un fenómeno catastrófico de larga duración. Estamos sorprendidos por lo que está sucediendo, y traemos la voz de los perseguidos en nuestros países; nos sentimos olvidados y traicionados por Europa y América”.

Por su parte, el ghanés Palmer-Buckle ha indicado: “En África tenemos el concepto extenso de familia; queremos ver cómo mantener estos valores y alegrías de la familia extensa”. También habló de la preocupación de los obispos africanos por “el problema de los jóvenes que están cruzando el desierto en el Magreb”.

 

El testimonio de las familias en el Aula sinodal

Durante los debates de esta I parte del Instrumentum Laboris, dos las familias han dado testimonio en el Aula del Sínodo. En concreto, la familia Galindo (Clara y Andrés, secretarios de la Comisión Episcopal para la Familia de la Conferencia Episcopal de México) intervino el día 5 de octubre; mientras que la familia Nkosi (Buyi y Jabu, miembros de la mesa nacional de la familia de la Conferencia Episcopal de los Obispos católicos del Sur de África) lo hizo durante la jornada siguiente.

“Dios nos permitió tener 2 hijos, ahora ya casados, y 4 nietos”, afirmó Clara Galindo al inicio de su testimonio. “Iniciamos nuestra vida, como muchos matrimonios, con mucha ilusión, pero también con momentos positivos y negativos tanto emocionales como económicos: los primeros años no fueron fáciles”. “Poco tiempo después, gracias a Dios tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia en Encuentro Matrimonial Católico, en donde aprendimos a comunicarnos, a saber perdonar, pero sobre todo el conocer cuál era el plan de Dios para nosotros como matrimonio y como familia”, declaró.

Por ello, Clara pidió a la Asamblea “pastores enamorados del proyecto de Dios, para que las familias sean guiadas, acompañadas y formadas según el plan de Dios, para que vivan su identidad y misión”

El testimonio de la familia Nkosi giró en torno al discernimiento de la vocación familiar. Los Nkosi han sido “bendecidos”, según el padre de familia, Jabu, con 5 hijos y 8 nietos durante sus 35 años de matrimonio. “Tres de nuestros hijos están casados por la Iglesia, los tres con personas no creyentes: comparten distinta fe pero un mismo amor”.

“Nos hemos enfrentado a numerosos desafíos, pero siempre hemos tratado de decir al otro ‘lo siento, perdóname, gracias y por favor’, palabras son imprescindibles para poder vivir en armonía en una familia. Además, es importante recordar decir ‘te quiero’ a los hijos y a nosotros mismos”, explicó Jabu.

“La sociedad moderna, desafortunadamente, ha desarrollado la cultura del descarte, donde el compromiso es ridiculizado”. Y, frente a los jóvenes que tienen a asustarse del matrimonio “porque ven el compromiso como una carga”, les animó a “entrar en el camino del matrimonio, mirando a Cristo como su nueva esperanza”.

Compartir