‘Irrational Man’: la linterna de Allen

'Irrational man',  fotograma de la película

J. L. CELADA | Preguntada por su nuevo profesor de Filosofía (un Joaquin Phoenix abonado al exceso y a los personajes excéntricos y atormentados), la universitaria felizmente interpretada por Emma Stone le describe así: “Es muy radical, muy original; o le amas o le odias”. A estas alturas de su vida (en diciembre cumplirá 80 años) y de su carrera (camino de las 50 películas dirigidas), Woody Allen ya no puede ser calificado de radical u original. Sin embargo, sí comparte con el protagonista de su último trabajo esa capacidad tan suya de despertar entre el público amor y odio a un tiempo.

Tras sus “escapadas turísticas” a Europa, el veterano director y guionista regresa a la senda de las historias que desnudan lo mejor y lo peor del alma humana con sus armas habituales: sobriedad formal, jugosos diálogos y un reparto ajustado a las necesidades e intereses de su creador. No siempre es suficiente, pero aquí le basta para regalarnos destellos del cine que un día le hizo grande. Que resuenen algunos de los dilemas planteados en Delitos y faltas (1989) no parece casual. Tampoco que decida resolverlos apelando a argumentos como el azar, el destino, la aleatoriedad, las corazonadas…

El Irrational man del título es un individuo tan brillante como vulnerable, tan reflexivo como autodestructivo (tiene un problema con la bebida que no es el único), incapaz de escribir, ni siquiera de respirar, abatido al comprobar que cualquier intento de dar sentido a su vida ha sido inútil. “No recordaba la razón para vivir –admite en una de sus confesiones en off– y, cuando lo hacía, no me convencía”. Hasta que se cruzan en su camino una compañera en crisis, una alumna inquieta… y la conversación de la mesa de al lado en una cafetería.

¿Habrá llegado el momento de consumar ese “acto significativo” que buscaba? La afectación verbal del primer tramo de la cinta da paso al vértigo de la libertad, al riesgo que hace sentirse vivos. Nuestro hombre decide pensar menos y actuar más, el “intelectual pasivo” se convierte en “revolucionario activo”, porque “la vida –ahora sí– tiene el sentido que deseemos darle”. O el que permitan las circunstancias y las leyes.

El cineasta neoyorquino pone en marcha entonces su poderosa maquinaria narrativa para escenificar la estética del crimen perfecto, aunque sin renunciar a enfrentarse a todos esos aspectos que subyacen a la “decisión existencial” adoptada por el desconcertante filósofo: desde el peso de la culpa en un mundo huérfano de Dios a la banalidad del mal (Hannah Arendt dixit), pasando por la amoralidad de quien no atiende a sentimientos o principios cuando se trata de ponerse a salvo.

A estas alturas, los coqueteos y el romanticismo han cedido al empuje de un thriller que resucita la tensión y el desasosiego de Match Point (2005). Un juego a todo o nada que Allen resuelve con buena muñeca –para escribir y filmar– y algún golpe maestro de última hora. Irrational man certifica que su linterna mágica sigue alumbrando pequeñas lecciones para el cine… y para la vida.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Irrational man.

GUIÓN y DIRECCIÓN:Woody Allen.

FOTOGRAFÍA: Darius Khondji.

PRODUCCIÓN: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum, Edward Walson.

INTÉRPRETES: Joaquin Phoenix, Emma Stone, Parker Posey, Jamie Blackley, Betsy Aidem, Ethan Phillips.

 

En el nº 2.958 de Vida Nueva

Compartir