José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

En mi pueblo no repican las campanas cuando tocan elecciones


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José Beltrán, director de Vida NuevaJOSÉ BELTRÁN | Director editorial de Vida Nueva

JUEVES 24. Las primeras palabras de Obama al recibir a Francisco en la Casa Blanca: “¡Qué bonito día el que el Señor nos ha regalado!”. Lo siento, pero no me imagino a ningún político español diciéndolo. Por muy hecha que esté. Allí pasó desapercibida. Nadie cuestiona el hecho religioso. Se ve como valor, no rémora.

VIERNES 25. “Os quiero mucho”. Serio. Firme. Casi se entrecorta la voz. Emoción. Es Bergoglio en la catedral de Nueva York. En las primeras filas, las señoras del Upper East Side que ocupan los primeros bancos de carril, no saben de qué va la vaina. Ellas sí. Están en la mitad del templo. Se levantan y ovacionan. Son las religiosas norteamericanas. En el altar, algunos obispos cuchichean.

SÁBADO 26. Boda de Ana y Borja. En la nave central apenas se escucha un susurro cuando toca responder. En el altar, el padre Luis lo sabe. Pastoral de primer anuncio de urgencia. “El amor es un auténtico martirio”. Aquí sí hay respuesta. Todos se sonríen. Él encauza la cita lapidaria hacia la entrega completa del amor, sufrimiento incluido. Sin resarcirse ni recriminar nada. El final de la homilía, cautiva: “Con vuestras miradas y vuestras manos unidas, me acabáis de dar una catequesis del amor”.

DOMINGO 27. En mi pueblo no repican las campanas cuando tocan elecciones. Ni tan siquiera tocan a muerto. Lo prefiero así. En una terraza, bromeo con mi cuñado: “Esta noche se rompe España”. Mi sobrino entra al trapo: “Tío, ¿cómo se rompe España? ¿A cuatro cachos?”. No sé responder, pero ahondo en la perversión del lenguaje. De unos. Y de los otros.

jose.beltran@ppc-editorial.com

En el nº 2.958 de Vida Nueva.