Los obispos catalanes no se plantean una conferencia episcopal propia

manifestación de independentistas catalanes

Según varios prelados, no han debatido el tema ni está previsto: “Es ‘pastoral-ficción’”

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Los obispos catalanes frente a Novell: “No nos planteamos una conferencia episcopal propia” [extracto]

RUBÉN CRUZ / JOSÉ LORENZO | La semana previa a la celebración de las elecciones autonómicas del 27-S en Cataluña ha tenido una elevada tensión por las posibles consecuencias políticas y económicas que tendría el triunfo de los partidarios de la secesión. Pero la hipotética independencia de Cataluña, ¿qué efectos tendría a nivel eclesial? ¿Habría que crear una Conferencia Episcopal Catalana, o continuaría ligada a la Conferencia Episcopal Española (CEE)? “No hemos hablado sobre el tema porque sería hacer pastoral-ficción”, reconoce un obispo catalán a Vida Nueva.

No vivimos los comicios con preocupación. Esperamos que primen el diálogo y la sensatez”, añade. A 600 kilómetros de distancia tampoco hay preocupación, o eso es lo que se dice. José María Gil Tamayo, secretario general de la CEE, explicó en los micrófonos de RNE que no se plantean “un escenario” con una Cataluña independiente, por lo que eludió responder si en ese caso los obispos catalanes dejarían de formar parte de la CEE.

En Cataluña, los obispos están a la expectativa de lo que ocurra en las urnas. El principal miedo que tiene la Iglesia catalana al pronunciarse sobre la secesión es alejarse de una u otra parte. “Somos los pastores de todos. Lo único que podemos hacer es decirles que valoren todas las opciones legítimas y animarles a participar responsablemente”, indica un prelado a esta revista.

La actitud de la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) es de suma prudencia, una vez que hicieron oír su voz en una nota emitida el 7 de septiembre en la que se recordaba el “respeto por la legítima diversidad de opciones que se someterán a votación”. Pero al cierre de esta edición, según confirmaron en la CET a este semanario, los obispos catalanes no estaban ocupados en el día después de una posible declaración unilateral de independencia. Aunque reconocen que, llegado el momento, tendrían que estudiar cómo acompañar la realidad naciente, “no nos ocupa ahora ni está previsto. La independencia, de producirse, irá para lejos. Nuestro trabajo, como el del Buen Pastor, es acompañar al pueblo delante, detrás y en medio, y ser siempre la Iglesia de todos”.

La Tarraconense y Cañizares

No obstante, la preocupación por el futuro es patente entre varios de los prelados consultados, y más a la luz de unos resultados que siguen dejando abiertas las posibilidades, aunque se reconoce que “cuanto más se ha endurecido la postura del Gobierno central, más se ha aclarado la opción extremista”. Como ha sucedido en este final de campaña. La acción de la Iglesia “también afecta” al proceso, como la vigilia convocada para “orar por España y su unidad” el viernes 25 en todas las parroquias del Arzobispado de Valencia, a iniciativa del cardenal Antonio Cañizares, según reconoce un obispo catalán a Vida Nueva.

De hecho, pocas horas después de conocerse la iniciativa del purpurado valenciano, decidida porque “no hay justificación moral para la secesión”, llegaba la respuesta desde la CET. En una breve nota, los obispos catalanes “se ratifican en que no corresponde a la Iglesia proponer una opción concreta, pero sí que defienden la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto a la dignidad de las personas y de los pueblos, y que busquen con constancia la paz, la solidaridad y la justicia”.

También se sigue de cerca este proceso en la Santa Sede, aunque la cautela se extrema en un tema que, como señalara el secretario de Estado Pietro Parolin al Vatican Insider, es “una cuestión política” en la que el Vaticano “no creo que deba entrar”. En todo caso, en medios diplomáticos vaticanos se cree que el tema de una conferencia episcopal catalana independiente es una hipótesis que ahora no se contempla. “Esto podría cambiar en el momento en que, en caso de independizarse, Cataluña fuese reconocida como un Estado. Ahí la Santa Sede probablemente se alinearía con la postura de otras instituciones, como la Unión Europea”, dice la fuente consultada.

En el mismo sentido, Antonio Viana, decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra, comenta que “es indispensable que Naciones Unidas reconozca a Cataluña como Estado independiente para que la Santa Sede acepte firmar acuerdos y les reconozca. El Vaticano ha sido siempre muy prudente en este sentido y nunca da un paso en falso. Mientras Cataluña no obtenga la independencia de forma pacífica y se reconozca a nivel internacional, no moverán ni un dedo”.

En principio, “no habría inconveniente en que las diócesis catalanas siguieran formando parte de la CEE. Normalmente, los episcopados son nacionales, pero hay excepciones”, añade el especialista. Y es que, en Reino Unido, hay una conferencia que agrupa a los obispos de Inglaterra y Gales y otra que integra a los escoceses. También cabe la posibilidad de que sean supranacionales, como ocurre con la Conferencia Episcopal Regional del Norte de África integrada por Argelia, Libia, Marruecos, Sahara Occidental y Túnez.

No obstante, “la posibilidad de que haya una Conferencia Episcopal Hispano-Catalana tampoco rechinaría, aunque lo más lógico es que Cataluña tuviera la suya propia. De hecho, ya cuentan con la CET”, indica Viana. Eso sí, en una Cataluña independiente, habría que firmar un nuevo acuerdo con la Santa Sede, porque “los vigentes solo afectan a España”, añade. Por su parte, el secretario de la Unión de Religiosos de Cataluña, Lluís Serra, considera que la secesión “daría a la CET un rango jurídico equivalente a la CEE, porque la Iglesia suele adaptarse a las nuevas realidades, ya que las fronteras son muy movibles”.

Entre el episcopado catalán prima la ley del silencio. “En casos como este, el de Flandes, Padania o Escocia, el Papa nos recomienda ir con 40 pinzas”, dice uno de los pocos obispos que se atreve a descolgar el teléfono. Tiene claro que “no nos toca a los pastores decidir la configuración futura del Estado español. Esto es una tarea de los laicos”, subraya. En definitiva, “lo importante es buscar soluciones que favorezcan el bien común ante el déficit de diálogo que ha conducido a esta situación”, concluye.

“Uno más de este pueblo”

Una catedral llena de fieles acogió el 20 de septiembre a Salvador Giménez como nuevo obispo de Lleida. Acompañado por un centenar de sacerdotes y más de una veintena de obispos, el nuevo pastor llegado desde Menorca se declaró desde ese mismo instante “un miembro más de este pueblo”. En su homilía enfatizó la idea de servir, con misericordia y sin protagonismos, y tuvo palabras de recuerdo para los más desvalidos. El nuevo titular –que sustituye a Joan Piris, un pastor querido y reconocido por sus diocesanos– quiere apoyarse en la labor desarrollada ya en esta sede catalana, con el Vaticano II y el Concilio Provincial Tarraconense como guías, y continuando con la promoción del laicado y la presencia pública de la Iglesia en medio de la sociedad.

En el nº 2.957 de Vida Nueva

 

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