La “incultura” de la educación

Intelectuales reivindican una enseñanza que anteponga la lectura, el talento o el pensamiento

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JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Ocho millones de alumnos han estrenado nuevo curso entre cada vez más críticas a una galopante “inculturización” de la educación, y de la sociedad en general. “Quizá lleguemos a ver cómo será la vida sin cultura. De momento ya tenemos indicios de lo que está siendo, paulatinamente, un mundo que ha optado, al parecer, por desembarazarse de la cultura de la palabra, pese a poseer índices de alfabetización escolar sin precedentes”.

Así inicia Rafael Argullol (Barcelona, 1949), novelista, poeta y ensayista, su artículo Vida sin cultura, que ha dado pie a una reivindicación de una educación que no excluya lo cultural de las aulas, que fomente el talento y el pensamiento.

Otro filósofo preocupado por el destino de la enseñanza, José Antonio Marina (Toledo, 1939), tiene un frase muy afortunada para describir el estado de la educación contemporánea: “Un burro conectado a Internet sigue siendo burro”. Marina ha publicado recientemente un nuevo libro, La inteligencia que aprende (Santillana) y una carta dirigida al nuevo ministro de Educación, Cultura y Deportes, Íñigo Méndez de Vigo.

“El sistema educativo español es desigual y está estancado –afirma Marina–. Desigual porque según los informes PISA hay siete comunidades que superan la media de la OCDE y otras que se desploman. Estancado porque, a pesar de la subida del presupuesto durante los años anteriores a la crisis, la calidad no ha mejorado. La parálisis no se ha debido, pues, a problemas financieros”.

El nuevo currículo de la LOMCE pone más énfasis en las asignaturas instrumentales –Matemáticas, Lengua e Inglés– y resta aún más importancia a áreas como la Filosofía o la Literatura. Ante ello, denuncia Argullol: “Con bastante justificación puede identificarse el oscurecimiento actual de la cultura humanista e ilustrada con nuestra triple incapacidad para leer, mirar e interrogar. Cuando en la última reforma educativa se defiende enfáticamente que la lógica filosófica va a ser sustituida en la enseñanza escolar por la ‘lógica del emprendedor’, no hace sino sancionarse el fin de una determinada manera de entender el acceso al conocimiento”.

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En el nº 2.955 de Vida Nueva.

 

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