Tareas de la Iglesia ecuatoriana, boliviana y paraguaya tras la visita de Francisco

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Ecos del primer viaje apostólico de Bergoglio, como Papa, a América Latina

Una semana duró la visita del papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay, entre el 5 y el 12 de julio de 2015. El primer viaje apostólico de Bergoglio a su propio Continente mereció la atención de las multitudes que lo vieron y lo escucharon de modo presencial o a través los medios informativos.

Sus discursos, homilías y gestos impactaron a la opinión pública y a diversos sectores de la sociedad. Así ocurrió con su intervención ante los participantes del II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra, lo mismo que con sus palabras y gestos de acogida hacia los niños, los jóvenes, los ancianos, las familias… priorizando a quienes habitan las “periferias” de la pobreza, de la enfermedad y de la ausencia de libertad.

Por esos días Francisco también acentuó sus orientaciones pastorales, en la misma dirección señalada en la Evangelii gaudium, a quienes tienen la tarea de acompañan y animar la misión de la Iglesia. A la distancia de aquellas exigentes y entusiastas jornadas, se decantan algunos ecos y tareas que Francisco dejó a las conferencias episcopales que visitó.

Monseñor Walter Heras Segarra, religioso franciscano y obispo del vicariato apostólico de Zamora, en Ecuador, destaca que ante la polarización existente en amplios sectores de la sociedad, la Iglesia  está llamada a ejercer una acción mediadora: “el Papa nos encargó a los obispos ser un puente entre el gobierno y el pueblo ecuatoriano. En ambos sectores la Iglesia tiene cabida como institución de fe, nos corresponde animar la unidad y el diálogo con todos, evitando la parcialización”.

Otra de las enseñanzas del Papa, en su paso por el Ecuador, en palabras del obispo Heras Segarra, tiene que ver con “no sentirnos lejanos del pueblo al que servimos”. Así lo expresó sin rodeos en su encuentro con los sacerdotes, las religiosas, los religiosos, los seminaristas y los obispos, antes de partir hacia Bolivia. “Nos pidió no perder la memoria de donde venimos, porque cuando la perdemos nos alejamos de la realidad. Este mensaje también los expresó el Papa con sus gestos de cercanía, igualdad y comunión”.

La calidez y la acogida que el Papa pide a la Iglesia la fue comunicando con hechos concretos a lo largo de su viaje apostólico. Sus gestos contagian, como lo expresa monseñor Percy Lorenzo Galván Flores, obispo prelado de Coro Coro, en Bolivia, al decir que “en general, en todo el pueblo boliviano hay un entusiasmo nuevo, un despertar a la sesibilidad religiosa”. También lo sintieron, según el obispo, los líderes de los movimientos sociales, porque “el Papa nos ha enseñado que toda búsqueda a favor de la justicia, de la fraternidad, en defensa de la ecología, es incompleta si no se ilumina desde la fe”. En este sentido, una de las escenas que más impactó a Galván Flores fue el “silencio orante” de Francisco cuando se detuvo ante el lugar donde fue encontrado el cuerpo sin vida del sacerdote jesuita Luis Espinal, torturado y asesinado en La Paz, en 1980.

“Olor a llama”

El obispo de Coro Coro coincide con el de Zamora al resaltar la sencillez y humildad con la que Francisco se presentó ante sus hermanos en el episcopado. No permitió atenciones especiales, ni grandes discursos. “Insistió que quería que habláramos sencillamente entre hermanos y nos recordó que debemos tener ‘olor a oveja’, que en el altiplano equivale a tener ‘olor a llama’”, agrega Galván Flores.

Por su parte, monseñor Edmundo Valenzuela Mellid, arzobispo de Asunción, destaca que en Paraguay el Papa dirigió al mundo de la política para insistir en el diálogo y la honestidad: “el diálogo con rectitud no es simplemente un ‘teatro’, debe ser una búsqueda de la verdad, a partir de la escucha entre los sectores de la sociedad”. El arzobispo de Asunción también recordó que “a nosotros, los sacerdotes y los obispos, nos ha hablado de la hospitalidad (…). El Papa señala que es preciso no ir con doctrinas y teorías, sino privilegiar el encuentro de corazón a corazón” para que todos tengan cabida. “La Iglesia es un lugar de acogida, es una casa hospitalaria para todos”, concluye.

Diálogo, cercanía, hospitalidad, sencillez, igualdad, comunión… son algunas de las enseñanzas y tareas de la Iglesia en Ecuador, Bolivia y Paraguay, para mantener “la alegría del Evangelio” que suscitó la visita del Papa.

Texto: ÓSCAR ELIZALDE PRADA foto: VNE

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