La revolución silenciosa de la autenticidad

Es la hora de vivir el presente con libertad creadora, confianza y abandono

portada del Pliego n 2953 agosto 2015

RAMON PRAT I PONS, sacerdote de la Diócesis de Lleida y director del IREL | A pesar de las graves dificultades que vivimos actualmente, nuestra época de cambio es estimulante, porque, al mismo tiempo que tenemos que hacer frente a unos grandes retos, también se nos abren nuevas oportunidades y nuevos signos de esperanza en el futuro. Un cambio profundo de la sociedad es posible.

Retos y signos para la esperanza

  • Entre los retos más significativos, podemos subrayar estos: erradicar del todo el drama del hambre en el mundo, el respeto por la ecología, la maduración de la democracia real, el diálogo intercultural e interreligioso a nivel planetario, la urgencia de una esperanza histórica y trascendente que nos permita caminar con serenidad…
  • Entre los signos de esperanza, podemos destacar los siguientes: la fuerza del testimonio de personas individuales y de diversos colectivos comprometidos, que nos invitan a ser buenas personas; la mirada inteligente y visionaria de ciertos individuos, a partir de una mirada penetrante al interior de la historia, que señalan con lucidez metas de futuro y de libertad para todos.

Especialmente, cabe destacar el liderazgo moral de algunas personas auténticas, que integran con armonía la reflexión con el compromiso y la utopía, porque lo que piensan lo dicen oportunamente y lo hacen realidad en la vida diaria. La autenticidad personal, relacional y espiritual es la nueva tierra prometida de la humanidad.

Hay diversas líneas de investigación significativas en el campo de la ética, de la psicología y de la política que van aportando elementos regeneradores muy necesarios. Desde esta perspectiva, quiero destacar la línea de investigación del doctor Ramón Rosal y la doctora Ana Gimeno-Bayón, del Instituto Erich Fromm de Psicología Humanista de Barcelona, porque es una línea de investigación abierta, integral y diversificada que, al mismo tiempo, articula la reflexión científica con la verificación práctica.

Desde esta misma perspectiva, podemos encontrar una multitud de pensadores, de autores y de centros de investigación que, desde hace años, aportan elementos de cara a la transformación de la sociedad. Actualmente, este pensamiento transformador se ha concretado en diversas líneas de praxis transformadora, en el entorno de la plegaria, la contemplación, la práctica zen y el yoga, los grupos de terapia humanista, las escuelas de espiritualidad, etc. Es lo que podemos describir como la revolución silenciosa de la autenticidad.

Sin embargo, creo que, al mismo tiempo que se va elaborando esa mirada científica, ética, psicológica, económica y política, hay que darse permiso para tratar de intuir el futuro que aún no existe, y anticipar una utopía que genere la fuerza para caminar con firmeza y sencillez, pero sin desfallecer. En esta perspectiva de utopía y de esperanza, he situado mi búsqueda interior a lo largo de las últimas décadas.

Y en este texto quiero sugerir algunos de los descubrimientos que he ido haciendo y conclusiones a las que he llegado. Intentaré hacerlo con respeto, sinceridad, veracidad e implicación. La clave de esta utopía del presente de cara al futuro es la autenticidad y la revolución que se genera cuando esta actitud de fondo se produce en la sociedad.

Un icono de autenticidad

La palabra autenticidad viene del término “autor”, es decir, de la capacidad que tenemos cada mujer y cada hombre de ser nosotros mismos y de ser sujetos de nuestra propia vida, tal vez con errores, pero sin hacernos trampas internas ni engañar a los demás, ni cerrarse al misterio emergente y luminoso del fondo de la realidad.

Esta autenticidad ha sido expresada bellamente hace dos mil años en el texto de las bienaventuranzas evangélicas, cuando Jesús de Nazaret afirma: “Que vuestro lenguaje sea sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno”.

Un icono público y notorio de este modelo de autenticidad es el papa Francisco. En su lenguaje corporal refleja la autenticidad con su mirada serena, tierna y sin miedo que, al mismo tiempo, irradia una sonrisa apacible y alegre. Esta autenticidad lleva a la creatividad y a la esperanza.

El papa Bergoglio lo ha expresado con claridad en su exhortación Evangelii gaudium, cuando invita a no perder el tiempo en lamentaciones ni a buscar culpables de la situación, ni a hacerse daño a sí mismo o a otros, sino que hace una llamada a la autenticidad, que –en su lenguaje argentino– concreta en estos cinco verbos de acción: primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar. Es todo un programa de renovación de la humanidad desde sus raíces. Especialmente significativo es el neologismo primerear, que equivale a anticiparse a abrir caminos con libertad y decisión, con derecho a equivocarse, pero no a mentir ni a camuflar la verdad pensada y sentida.

Es la hora de la gente auténtica

Cuando observamos con respecto nuestro entorno, vemos que hay mucha gente que vive esta autenticidad en la vida diaria, de una manera humilde y sencilla. Efectivamente, cuando miramos a nuestro alrededor con actitud contemplativa, podemos verificar que hay personas que, sin hacer ruido, hacen su trabajo bien hecho y generan en torno a ellas un ambiente positivo y agradable. Ciertamente, también hay gente que provoca malestar y tensión, y aún se nota mucho más. Desgraciadamente, la gente auténtica no suele ser noticia y, si no prestamos atención, nos fijaremos más en los comportamientos inauténticos.

Ante esta situación de nuestra sociedad, podemos preguntarnos: ¿no ha llegado la hora de optar por seguir los patrones de comportamiento de la gente auténtica, tanto si se trata de líderes sociales reconocidos, como el papa Francisco y otros, como si se trata de gente más anónima, pero que en su ámbito de acción diaria es tan importante como el testimonio del liderazgo social reconocido? Pienso que ha llegado ya la hora de no hacer más el juego a la negatividad, sino de vivir el presente con libertad creadora, confianza y abandono.

Pliego íntegro publicado en el nº 2.953 de Vida Nueva. Del 29 de agosto al 4 de septiembre de 2015

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