Un rayo de esperanza para Asia Bibi

Los cristianos paquistaníes consideran una gran victoria la suspensión de su sentencia de muerte

Asia Bibi, cristiana paquistaní condenada a muerte por blasfemia en 2010

Asia Bibi

ETHEL BONET (PAKISTÁN) | Un claro de luz se abre en el oscuro sendero que Asia Bibi ha tenido que recorrer en los últimos seis años. Cuando parecía que todo estaba ya perdido, el Tribunal Supremo de Pakistán decidió la semana pasada suspender su sentencia de muerte por un presunto delito de blasfemia. Todavía sin fecha, el juicio que se celebrará en los próximos meses constituye la última oportunidad para la cristiana paquistaní de librarse de la horca.

La decisión judicial ha sido vista como una gran victoria no solo para la comunidad cristiana –que representa el 2% de una población de 190 millones de habitantes–, sino también para el sistema judicial paquistaní. Aquellos que han luchado por su libertad han sufrido las consecuencias de la intransigencia de los radicales. Si Bibi quedara finalmente libre, el sacrificio del gobernador de Punjab, Salman Tasser, y el ministro de Minorías, Shabaz Bhatti, no habría sido en vano. Ambos fueron asesinados por extremistas islámicos a principios de 2011 por defender su inocencia.

Bibi ha cumplido 50 años, y su último lustro de vida lo ha pasado confinada en una celda en el corredor de la muerte. No ha visto crecer a su nieto ni a sus hijas Isha y Ushra, ahora ya convertidas en unas adolescentes de 18 y 16 años, respectivamente. Sidra, la hermana mediana, ha llevado sobre sus hombros toda la carga familiar.

“Me complace que haya sido en una fecha temprana, el proceso legal en Pakistán puede retrasarse años”, confiesa a Vida Nueva el director del Centro para Ayuda y Acogida Legal (CLAAS, en sus siglas en inglés), Joseph Francis. “Tal vez la presión internacional que siente nuestro Gobierno ha dado lugar a la suspensión de su caso. Espero que esta vez los tribunales tomen la decisión correcta y la hermana Asia quede libre. Seis años en una celda oscura y lúgubre en completo aislamiento, sin duda han causado un gran trauma, especialmente cuando se combina con el odio injusto de una nación”, se queja Francis. Con ello se refiere a los levantamientos de los grupos islamistas que han organizado protestas y marchas contra la liberación de Bibi.

Bibi no es la única que está en peligro. Víctimas del hostigamiento de los exaltados, su marido y sus hijas llevan años ocultándose, viviendo siempre en la sombra.

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En el nº 2.952 de Vida Nueva

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