Segovia teresiana

torno primitivo del primer convento fundado por Teresa de Jesús en Segovia

Turismo propone un itinerario por la ciudad tras los pasos de la santa

Teresa de Jesús en la iglesia del convento del Carmen en Segovia

Imagen de santa Teresa con tres manos, en la iglesia del convento del Carmen en Segovia

MATEO GONZÁLEZ ALONSO | Comienza a caer la noche sobre Segovia; el invierno con su crudeza apura sus últimos días –ya es 18 de marzo–, cuando un carromato a modo de convento itinerante se detiene ante la ermita del Santo Cristo del Humilladero. Como es de rigor, las seis monjas encomiendan la nueva misión a los pies de la cruz: iniciar la fundación en la ciudad. Desde ese momento, el velo cubrirá sus caras, pues se disponen a llegar a los arrabales a pasar la noche. A unos metros del acueducto, símbolo del paso de la historia, y a pocos pasos de la Casa del Sello de Paños, a la que los seiscientos telares enviaban sus paños para su certificación, señal de la entonces ciudad industrial, aquellas monjas intentan entrar en una de las posadas: el Mesón del Aceite. Es 1574; Teresa de Jesús ha llegado a Segovia.

Segovia en el siglo XVI era una ciudad en pleno desarrollo. Con más de treinta iglesias románicas, al final del siglo la ciudad llegará a contar con más de veinte conventos o monasterios. La población construida en un promontorio, al abrigo de los ríos Eresma y Clamores, es un enclave estratégico desde el que se domina toda la sierra de Guadarrama, paso obligado para soldados y pastores.

A esta ciudad arriba la santa andariega, que se hospeda en la posada frecuentada por los comerciantes de aceite. Discreta es su llegada a un ambiente, el de la taberna, tan extraño al de la clausura, y sutil su salida de madrugada. Ana de Jimena, piadosa noble viuda de un conocido pañero, ha querido que Teresa funde en Segovia un nuevo “palomarcico” con sus monjas. Tres años antes, había sentido un fuerte movimiento interior en Salamanca: “Estando un día en oración, me fue dicho de nuestro Señor que fuese a fundar a Segovia”, escribe la santa en Las Fundaciones. Al tener la licencia del nuevo convento solo de palabra, se pone en camino; prefiere que cuando la ciudad se levante esté todo ya hecho. La sabiduría práctica que ha ido adquiriendo en las ocho fundaciones anteriores le dice que, cuando un convento está en marcha, se quedan atrás muchos problemas.

iglesia del convento del Carmen en Segovia fundada por Teresa de Jesús

Iglesia del convento del Carmen

Antes de que se intuyan las primeras luces del día, cruza la santa por delante del acueducto, dispuesta a encaminarse a toda prisa por la calle Real hasta la puerta de san Martín –hoy desaparecida–. La subida es, quizás, un momento para evocar el trayecto recorrido por la andariega en sus casi 60 años de vida: el dulce recuerdo de su padre, las lecturas compartidas en secreto con su madre, los juegos con sus hermanos admirando a soldados y frailes, convertidos entonces en algo más que héroes infantiles, la llegada a la Encarnación, su querido convento de San José de Ávila, sus requerimientos por parte de la Santa Inquisición –Torquemada había sido prior en Segovia–…

La puerta de entrada a la muralla, empleada en el pasado por tantos reyes de Castilla que juraban mantener los fueros de la ciudad, hace que su pensamiento vuelva al presente. La primera casa que encuentra, la Casa de los Picos, le da idea de cómo son las casas segovianas, dispuestas en torno a un patio con un pozo central y con predominio de la decoración mudéjar. Los barrotes de las ventanas de la cárcel, más adelante, le hablan de clausura. Mira de reojo a la gran judería, que deja a su izquierda, mientras toma distancia con la historia de su familia y tantas acusaciones que debió sufrir en Ávila.

Enseguida se encamina hacia la zona en la que se está construyendo la nueva catedral. La torre principal parece que estará culminada en breve y ofrecerá un nuevo aspecto de la ciudad. Para su construcción ha sido necesario el derribo de cien viviendas de la judería y del convento de Santa Clara. A escasos metros, llegan a la casa prevista para su fundación. Pertenece a la familia Mercado y Losa –en la actual calle Marqués del Arco, número 5–. Las cinco monjas están acompañadas por dos capellanes y un caballero. A toda prisa preparan todo y, al alba, el padre Julián de Ávila ya está celebrando la misa inaugural del convento y el sagrario es dispuesto.

Llega san Juan de la Cruz

Hasta Segovia se ha traído Teresa al confesor del monasterio de la Encarnación de Ávila, Juan de la Cruz, para quien el paisaje castellano del entorno de la ciudad se vuelve tan especial que ya no lo olvidará. Aquellas son, quizá, las peñas y riachuelos de su Cántico espiritual. Él fue el encargado de celebrar una segunda misa el día de la inauguración, en el soportal del nuevo convento. En el trascurso de la misma, pasó el provisor Fernando Hiniesta, quien, en ausencia del obispo y al desconocer que la fundación iba a producirse ese día, se empeñará en clausurar el nuevo convento.

El obispo Diego de Covarrubias –cuya sepultura se encuentra en la catedral– había dado de palabra el permiso de la fundación, algo imposible de probar en su ausencia. Enseguida entran a mediar más sacerdotes, lo cual constituirá el principal obstáculo de la fundación de Segovia. “Cuando ya parecía que estaba acabado, comenzaba de nuevo; porque no bastaba darles lo que pedían, que luego había otro inconveniente. Dicho así no parece nada, y el pasarlo fue mucho”, escribiría la santa.

Poco después, con santa Teresa de vuelta en Ávila, el cierre del convento de Pastrana –donde la Duquesa de Éboli no acabó de adaptarse a la reforma carmelitana– obliga a sus religiosas a trasladarse a Segovia. Este aumento repentino de hermanas hace que la casa se les quede pequeña, por lo que la comunidad se cambia a otra a unos metros calle abajo, junto a la plaza de la Merced.

Santa Teresa visitaría este nuevo convento de San José de Segovia en dos ocasiones más. En el presbiterio de la actual iglesia se encontraba la antigua capilla en la que la santa permanecía en oración. En su locutorio, en 1580, revisó con el padre Gracián el manuscrito de Las Moradas, que había comenzado a escribir unos años atrás en Toledo. Allí queda, cual reliquia, el torno del primitivo convento, la caña que empleaba para pasar objetos a través de las verjas de la clausura, algunos de sus bordados, su almohada o la puerta del comulgatorio.

torno primitivo del primer convento fundado por Teresa de Jesús en Segovia

Torno primitivo del primer convento de santa Teresa en Segovia

La huella carmelitana en Segovia se extiende a la gran fundación de san Juan de la Cruz, en la que reposarán sus restos desde 1593. También la de un convento de carmelitas calzados, en 1603, cuyo escudo permanece en la actualidad en la calle del Carmen.

El camino abierto por la santa no ha dejado de transitarse desde entonces. Segovia, como ciudad teresiana, sigue estando en el mapa de quienes hacen la ruta de los místicos. Con ocasión del V Centenario del nacimiento de santa Teresa, Turismo de Segovia ha rescatado este itinerario de la santa, proponiendo cada miércoles, de forma gratuita, un recorrido guiado por la desaparecida Casa del Paño, el antiguo convento del Carmen Calzado, la sede del Colegio de Arquitectos que es la casa de la primera fundación, el convento de San José y el Museo de Segovia.

Este camino puede ser para el viajero –o peregrino–, al estilo de Teresa, un camino interior. Así lo destaca el carmelita descalzo Salvador Ros García, para quien “en tiempo de mayor increencia, sigue habiendo deseos profundos. Esta es la paradoja, nunca como ahora, que la gente parece que no tiene nada pero la nada no ofrece resistencia, la nada puede ser la chispa del todo. Hay un futuro místico para el siglo XXI. Si has experimentado algo la distancia entre ese algo y el místico genial es mínima, solo es cuestión de mayor o menor intensidad”.

Un patrimonio intangible “maravilloso”

La concejala de Patrimonio histórico y Turismo de Segovia, Claudia de Santos Borreguero, señala que “a santa Teresa los segovianos le deberemos siempre que nos trajese a san Juan y que, con la presencia de ambos, nos hayan legado un patrimonio intangible maravilloso”. Para la edil, la fundación en Segovia nos muestra a santa Teresa como “una mujer que nos enseña no solo el tópico de que la fe mueve montañas, sino de que la voluntad rompe cualquier muro que se ponga por delante”.

Con motivo de este V Centenario, la ciudad ha programado muchas actividades y propuestas. Entre ellas, la visita guiada de cada miércoles, que concluye en la exposición temporal Santa Teresa en Segovia, la acción más destacada de las que organiza el Museo de Segovia.

Según su director, Santiago Martínez Caballero, esta muestra “intenta contextualizar históricamente la presencia de la santa en Segovia y su impronta en las artes de la propia ciudad”. Para él, “abordar la figura de la santa, la mística, la mujer, el personaje literario o histórico ha abierto una nueva línea del trabajo para el museo y nos ha permitido mejorar”, ya que se han investigado algunos fondos inéditos del museo y de la propia ciudad.

En el nº 2.952 de Vida Nueva

 

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