Editorial

Francisco en América: cambio de estructuras para un continente nuevo

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papa Francisco en Paraguay viaje apostólico 5-13 julio 2015

EDITORIAL VIDA NUEVA | Francisco ha concluido su primera gira por América Latina, que le ha llevado a Ecuador, Bolivia y Paraguay. Lo ha hecho, como parece ya signo del pontificado, con un respaldo multitudinario de la gente sencilla, pero no con pocas dificultades, dado el contexto sociopolítico que envuelve a los tres países. Para muestra, el crucifijo sobre la hoz y el martillo que le regaló Evo Morales.

El presidente boliviano buscaba un eco mediático que logró, pero no arrancó del Papa una identificación con su programa político. Sí respaldó la propuesta de diálogo para resolver el conflicto de la salida al mar con su vecina Chile. Sí dio su visto bueno a cualquier iniciativa que busque acabar con la desigualdad. Pero no encontrarán a Francisco a la hora de respaldar una ideología, se llame socialismo o liberalismo.

Y es que el Papa ha dado esquinazo en esta peregrinación a quienes, de una u otra manera, buscaban apropiarse de su mensaje, de su identificación plena con los pobres.

Frente a esto, ha ofrecido a todo el continente una alianza para crear una “patria grande” que poco tiene que ver con el concepto europeísta de unión económica. El Papa reta al continente del que es oriundo a compartir e impulsar su riqueza cultural y social, alejándose de la uniformidad que buscan los mercados y algunos líderes mesiánicos.

Para ello, resulta interesante revisar los discursos de este viaje en los que desgrana las propuestas para un futuro sostenible para estas naciones. Además de una mirada adelante, el Papa ha sometido a estos pueblos a un profundo análisis del pasado sufrido y las consecuencias que arrastran todavía hoy.

Su experiencia como pastor que se ha recorrido todos los rincones de América Latina en las últimas décadas le ha llevado a advertir en sus intervenciones del peligro de dejarse llevar por cantos de sirena: dictaduras de uno u otro signo, regímenes disfrazados de aparente democracia, el relativismo, las corruptelas, la explotación, la violencia… No son riesgos superados, sino amenazas reales.

De ahí que no haya dudado en echar mano de las efemérides sobre la independencia de estos países para alertar del riesgo de un “nuevo colonialismo”, poniendo la mirada en quienes llevan el timón del capitalismo para impulsar un aparente progreso que esconde tras de sí una dominación.

Frente a las injerencias exteriores, Francisco reivindica a las personas como protagonistas del devenir del continente. El espaldarazo que en Ecuador, Bolivia y Paraguay ha otorgado a los movimientos populares como garantes de un cambio de estructuras, lo convierte en una invitación a la ciudadanía para que participe. Solo así vislumbra la posibilidad de crear un mundo nuevo, el que recoge el Evangelio, y que pasa por recuperar la dignidad en lo laboral, garantizar los derechos en el ámbito sanitario y educativo y promover la justicia en lo social.

Para este nuevo reto no basta con que la clase política se identifique con el pueblo soberano. Son los ciudadanos los que están llamados a madurar, a adquirir un compromiso activo para dejar de ser meros espectadores, una invitación que se hace extensible a la construcción de una Iglesia de todos.

En el nº 2.950 de Vida Nueva. Del 18 al 24 de julio de 2015

ESPECIAL: Todo sobre el viaje del Papa a Ecuador, Bolivia y Paraguay