“¡Es la hora de la paz!” en Colombia

diálogos de paz en La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC

La Asamblea Plenaria del Episcopado pide “gestos audaces” a Gobierno, FARC y ELN

diálogos de paz en La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC

Diálogos de paz en La Habana

ÓSCAR ELIZALDE PRADA (BOGOTÁ) | Los obispos colombianos, reunidos en Asamblea Plenaria en Medellín durante la segunda semana de julio (del 6 al 10), confirmaron su compromiso indeclinable con la paz: “¡Es la hora de la paz! El diálogo, el perdón, la reconciliación y la justicia son el camino para la paz”, manifestaron en el mensaje que dieron a conocer al término de su encuentro semestral, previsto para compartir experiencias pastorales y reflexionar sobre la compleja realidad de Colombia.

Solidarios con el sufrimiento de las comunidades que han sido víctimas de la violencia de los grupos armados, particularmente de las FARC y del ELN, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) rechazó radicalmente los hechos dolorosos que siembran muerte y desolación, y que, además, lesionan la esperanza frente a los diálogos de paz que se desarrollan en La Habana: “Tales actos no solo han tenido consecuencias para la sociedad y el medio ambiente, sino que han minado profundamente la confianza del pueblo colombiano en los diálogos y en la voluntad de los grupos armados al margen de la ley de buscar una salida negociada al conflicto”.

De ahí que los prelados urjan a poner punto final a la violencia: “Se requieren gestos valientes y audaces en el camino de la reconciliación y la paz. Más allá del anuncio de un cese temporal de sus acciones violentas, el pueblo colombiano clama por un compromiso de las FARC y el ELN para un cese definitivo de hostilidades”. Sobre este mismo asunto, el presidente de la CEC, Luis Augusto Castro Quiroga, insistió ante los medios de comunicación que “la Iglesia sigue respaldando el proceso de paz, pero, evidentemente, hay que ser muy crítico para que avance”.

En este mismo sentido, y para que los esfuerzos de paz que se desarrollan en La Habana sean creíbles, los obispos han invitado al Estado “a favorecer las condiciones para alcanzar este propósito” con celeridad, mediante “una pedagogía que permita a todos comprender el alcance de esta negociación”.

Por su parte, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien participó en una de las sesiones del último día de la Asamblea, escuchó las inquietudes episcopales y agradeció el apoyo de la Iglesia católica, asegurando que “se están haciendo los mejores esfuerzos por llegar a un buen puerto en el proceso que se viene desarrollando en La Habana”.

De igual forma, ante la tentación de la desesperanza y la apatía que impregnan la sociedad, la Iglesia insiste en que “todos tenemos el derecho y el deber de ser constructores de paz”. Es así como, en su radical convicción de apoyar una salida negociada al conflicto armado, la CEC reclama no desfallecer: “Deben animarnos la esperanza cristiana y la convicción de que sí es posible derrotar el mal con la fuerza del bien (cfr. Rm 12, 21)”. Por eso, aseguran los obispos, “a todos nosotros, los colombianos, corresponde trabajar unidos para construir esa patria justa, reconciliada y pacífica que tanto anhelamos. Ese es un compromiso de todos. Como nos ha dicho el Papa: ¡no nos dejemos robar la esperanza!”.

Con todo, ser “artesanos de la paz”, como proponen los pastores, es una vocación común a los católicos, a las instituciones y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a fin de “realizar acciones de reconciliación, perdón y paz”. La celebración de la Semana por la Paz, que desde hace varias décadas viene impulsando la CEC, a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social (Cáritas) y de otras instituciones eclesiales y civiles –y que este año tendrá lugar entre el 6 y el 13 de septiembre–, será un tiempo propicio para este fin.

Francisco apoya el proceso

También el papa Francisco, durante la rueda de prensa que concedió a un grupo de periodistas en su vuelo de regreso a Roma, al concluir su visita apostólica a Ecuador, Bolivia y Paraguay, ha manifestado, una vez más, su deseo ferviente de que los diálogos de paz sigan adelante, a pesar de las dificultades: “Lo que me preocupa en este momento es que no se detenga el proceso de paz en Colombia, esto debo decirlo. Auguro que este proceso de paz siga adelante”.

Incluso, al ser consultado sobre una posible mediación suya en los diálogos de paz, expresó claramente que “estamos siempre dispuestos ayudar; hay muchas formas de ayuda, pero sería una cosa fea que no pueda ir adelante”.

En el nº 2.950 de Vida Nueva

 

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