El ecumenismo busca cerrar heridas religiosas y sociales

25 edición de los encuentros ecuménicos de El Espinar julio 2015

Distintas confesiones participan en la XXV edición de los Encuentros de “El Espinar”

25 edición de los encuentros ecuménicos de El Espinar julio 2015

Momento celebrativo del encuentro ecuménico en la sierra de Madrid

MATEO GONZÁLEZ ALONSO | El pasado 4 de julio se cerraba la XXV edición de los Encuentros ecuménicos de “El Espinar” en la Casa de Espiritualidad Las Rosas, en Collado-Villalba (Madrid). Además de repasar el origen y trayectoria de estos encuentros, la reflexión de este año ha tenido como tema principal el “carisma de curación” que el ecumenismo puede aportar a la sociedad y a las distintas confesiones religiosas.

Las jornadas de este año, organizadas por un grupo interconfesional en el que se encuentran católicos, evangélicos y ortodoxos, han contando con diferentes celebraciones, experiencias, meditaciones y ponencias en torno al carácter reconciliador del ecumenismo y la unidad. La reflexión de los cinco días que han durado los encuentros y el camino recorrido en los últimos años han quedado plasmados en el manifiesto final, difundido por las Misioneras de la Unidad.

En dicho texto conclusivo, los participantes resaltan que, en el momento actual, “es necesario resaltar el carisma de sanación y curación del ecumenismo”. Las distintas confesiones implicadas se proponen hacer “un profundo ejercicio de sanación, de aceptación los unos a los otros, de perdón; y, en este ejercicio, la Iglesia, en general, tiene mucho que ver y que decir, pero también mucho que hacer”.

En un momento de crisis social y religiosa, las distintas confesiones participantes piden acercarse “al sufrimiento de los otros, pero como lo hizo Jesús, sin juicios ni condenas, solamente con ese amor que todo lo soporta, todo lo cree, todo lo sufre”, para curar las “heridas abiertas y sangrantes en nuestros días”. Se trataría de un servicio a la Buena Noticia, que “solo es una y hemos de proclamarla y hacerla realidad en la Unidad”.

Gloria Uribe, perteneciente al Centro Ecuménico Lux Mundi y miembro del comité organizador, destaca cómo la evolución de los encuentros realizados a lo largo del último cuarto de siglo permite ver “la unidad que se ha ido construyendo en estos años”, con la satisfacción de comprobar que “los temas punzantes del pasado van desapareciendo”. “Hemos disfrutado un instante de unidad cuando nos hemos unido en la oración y hemos repetido el gesto de Jesús de compartir el pan”, reconoce.

Estos encuentros sirven, según su manifiesto final, para reafirmar la “convicción de que es preciso continuar trabajando por la unidad de la Iglesia, curando las heridas del pasado y reconciliando realmente la memoria histórica”.

En el nº 2.950 de Vida Nueva

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