Francisco ya prepara su próxima visita a Cuba y Estados Unidos

El Papa responde a los periodistas durante la rueda de prensa en el avión de regreso de Sudamérica

papa-francisco-avion-regreso-paraguay-13-julio

Francisco durante la rueda de prensa en el avión de vuelta desde Paraguay (13 julio)

M. PÉREZ | Tras diez días de viaje, tres países latinoamericanos, siete vuelos, más de veinte discursos pronunciados, e innumerables encuentros con presidentes, obispos, religiosos, representantes de la sociedad civil, enfermos, presos, ancianos o vecinos de barrios marginales… el papa Francisco aún tuvo fuerzas para conceder la habitual rueda de prensa en el avión tras su periplo por América Latina. Con paciencia y con sencillez, haciendo gala del sentido del humor que tanto le caracteriza, contestó durante una hora a las preguntas de los 75 periodistas que viajaban con él en el vuelo papal, en las que dejó claro su próximo objetivo: “Ahora debo comenzar a estudiar a Cuba, donde estaré dos días y medio, y después Estados Unidos”.

Cansado y exhausto tras su viaje a Ecuador, Bolivia y Paraguay, Francisco ya está pensando en su próximo viaje: Cuba y Estados Unidos: “Debo comenzar a estudiarlo ahora, como estudié estos tres países que son bellísimos, con una riqueza y una belleza… Ahora debo centrarme en Cuba, donde estaré dos días y medio, y después Estados Unidos, en tres ciudades del este: Washington, Nueva York y Filadelfia, porque al oeste no puedo ir”.

Al ser preguntado por el proceso de mediación en el acercamiento entre ambos países, el Papa afirmó que “no tuvo carácter de mediación: había un deseo que llegó de un lado, otro deseo que llegó del otro lado, y digo la verdad, solo recé sobre esto. No pensaba qué podía hacer con estos dos que desde hace más de 50 años están así”.

“Sucedió solo, no hubo mediación, fue la buena voluntad de los dos países. El mérito es de ellos, que hicieron esto. Nosotros no hicimos casi nada, solo pequeñas cosas. Y a mediados de diciembre fue anunciado. Esta es la historia. En serio, no hay más”.

Solidaridad con Grecia

La actualidad económica también ocupó su espacio durante esta rueda de prensa. “El nuevo Gobierno griego ha entrado en una revisión un poco justa -afirmó Francisco-. Espero, porque no lo sé bien, que encuentren un camino para resolver el problema griego y también un camino de vigilancia para que otros países no caigan en el mismo problema. Espero que esto nos ayude a salir adelante. El camino de los préstamos y de la deuda no termina nunca”.

Bergoglio apostó además por la adopción de nuevas medidas que permitan a Grecia salir del colapso. “Si una empresa puede declararse en bancarrota, ¿por qué un país no puede hacerlo?”, planteó.

El crucifijo de Evo Morales

Preguntado por la periodista portuguesa Aura Miguel qué sintió al ver la escultura de la hoz y el martillo que le regaló Evo Morales, Francisco explicó que no tenía constancia de la faceta de escultor del padre Espinal (autor de la obra): “Cuando lo vi para mí fue una sorpresa. Espinal era un entusiasta de este análisis de la realidad marxista y también de la teología usando el marxismo; de esto vino esta obra, que se puede calificar como el género del arte de protesta. Para mí no fue una ofensa, pero tuve que hacer esta hermenéutica y lo digo a ustedes para que no existan interpretaciones”. Eso sí, el crucifijo, “lo traigo conmigo”, afirmó.

Mensaje a Latinoamérica

La última pregunta de la rueda de esta rueda de prensa corrió a cargo del vaticanista Andrea Tornielli, quien preguntó al Papa qué mensaje le gustaría dejar en la Iglesia en Latinoamérica.

“La Iglesia latinoamericana tiene una gran riqueza. Es una Iglesia joven, con cierta frescura, cierta informalidad, y tiene una teología rica. Yo he querido dar ánimo a esta Iglesia joven, porque creo que puede darnos mucho”, afirmó el Papa, quien terminó su rueda de prensa poniendo a Ecuador, Bolivia y Paraguay como ejemplo de natalidad: “Hay algo que me ha impresionado mucho: en los tres países había por todas las calles grupos de padres, madres, con los niños. Nunca he visto tantos niños. Es una lección para nosotros, para Europa, donde el descenso en el número de los nacimientos asusta un poco, y políticas para ayudar a las familias numerosas son escasas”.

Para Francisco, los altos índices de natalidad latinoamericanos “son riqueza de este pueblo y de esta Iglesia viva”. “Creo que es algo que tenemos que aprender y corregir: porque, por el contrario, si no hay hijos, entramos en la cultura del descarte, se descartan los niños y los ancianos”.

Compartir