Francisco a los jóvenes Paraguay: “Tengan esperanza, fortaleza y un corazón libre”

papa Francisco con los jóvenes de Paraguay, 12 julio 2015

Último encuentro del viaje a América Latina del Papa, que ya vuela hacia Roma

papa Francisco con los jóvenes de Paraguay, 12 julio 2015

Francisco, con Orlando, Liz y Manuel

MARÍA GÓMEZ | “Me tengo que ir…”. Y los miles de jóvenes que le escuchaban gritaban un “¡Nooo!” largo y sincero. Francisco ha sabido conectar con los jóvenes de Paraguay sin mayor problema, en la tarde noche de hoy domingo 12 de julio, en lo que ha sido el último acto de su viaje apostólico a Ecuador, Bolivia y Paraguay. Ahora ya sí, el Papa vuela hacia Roma. En su última intervención (improvisada, no leída), Francisco animó a los jóvenes a que tengan “esperanza y fortaleza. No queremos jóvenes debiluchos, cansados y con cara de aburridos, sino fuertes, porque conocen a Jesús”.

A las 17:00 hora local (23:00 hora española), en el paseo marítimo de Costanera, en Asunción, cantos y bailes se sucedieron en presencia del papa Francisco. Pero de entre los miles de jóvenes participantes, tres tomaron el protagonismo: Orlando, Liz y Manuel.

Liz y Manuel narraron ante Francisco sus historias personales: ella, enfermera de 25 años, cuida de su abuela y de su madre, enferma de Alzheimer. Él, de 18 años, ha sobrevivido a una infancia de sufrimiento, después de que sus padres le dieran en adopción.

El discurso que Francisco tenía preparado se centraba en estos relatos. Pero, como hace a veces, el Papa prefirió improvisar sus palabras. Le dio pie Orlando, el joven diácono que acababa de leer el Evangelio de las bienaventuranzas. “Orlando me ha pedido que rece por la libertad de cada uno de nosotros”, empezó el Pontífice”.

“La libertad es un regalo que nos da Dios, pero hay que saber recibirlo, hay que saber tener el corazón libre. Todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón y no dejan que sea libre… La explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza… todas esas cosas quitan la libertad. Así que, todos juntos, agradeciéndole a Orlando que haya pedido esta bendición, tengan el corazón libre, un corazón que pueda decir lo que piensa, que pueda decir lo que siente, y que pueda hacer lo que piensa y siente. Ese es un corazón libre”.

“Señor Jesús –siguió el Papa–, dame un corazón libre, que no sea esclavo de todas las trampas del mundo, que no sea esclavo de la comodidad, del engaño, que no sea esclavo de la buena vida, que no sea esclavo de los vicios, que no sea esclavo de una falsa libertad que es hacer lo que me gusta en cada momento. Pidan un corazón libre todos los días”.

papa Francisco con los jóvenes de Paraguay, 12 julio 2015

El Papa, en el momento de su intervención

Servicio, solidaridad y esperanza

Admirado por la historia de Liz, Francisco aseguró que “nos enseña que no hay que ser como Poncio Pilatos, no hay que lavarse las manos. Liz podía haber puesto a su madre y a su abuela en el asilo y vivir su vida de joven libremente. Pero ella se convirtió en sierva, en servidora y hasta en sirvienta, de la mamá y de la abuela, y lo hizo con cariño”.

“Liz cumple el cuarto mandamiento: honrarás a tu padre y a tu madre –continuó–. Ella muestra su vida, la quema en el servicio a su madre. Es un grado altísimo de solidaridad, un grado altísimo de amor”.

También se mostró conmovido ante el relato de Manuel: “No le regalaron la vida. Manuel no fue un nene bien, no es un muchacho para quien la vida fue fácil. Dijo palabras duras, ‘fui explotado’, ‘fui maltratado’, ‘estuve solo’. Explotación, maltrato y soledad, y en vez de salir a hacer maldades, se fue a trabajar; en vez de salir a vengarse de la vida, miró adelante”.

La voluntad del joven le sirvió para recordar a los demás las cosas buenas que tienen: “Cuántos jóvenes hoy tienen la posibilidad de estudiar, de sentarse a la mesa con la familia todos los días, de que no les falte lo esencial. Digan ‘Gracias, Señor’, porque acá tuvimos el testimonio de un muchacho que desde chico fue explotado, maltratado, no tenía qué comer y estaba solo. Señor, salva a esos chicos y chicas que están en esa situación. Y para nosotros, gracias, Señor”.

“Libertad de corazón, servicio, solidaridad, esperanza, trabajo, luchar por la vida, salir adelante… Como ven, la vida no es fácil para muchos jóvenes. Y esto quiero que lo entiendan, que se lo metan en la cabeza. Hay chicos a los que la desesperación empuja al delito, a colaborar con la corrupción. Les tenemos que decir que estamos cerca y les queremos ayudar, con solidaridad, con amor, con esperanza”, pidió.

papa Francisco con los jóvenes de Paraguay, 12 julio 2015

Imagen aérea del paseo marítimo de Costanera al caer la noche, justo antes de que se fuera el Papa

Jesús como fortaleza

A Francisco también le gustaron dos frases concretas de los testimonios escuchados: “Liz dijo que empezó a conocer a Jesús, y eso es abrir la puerta a la esperanza. Y Manuel dijo: ‘Conocí a Dios, mi fortaleza. Conocer a Dios es esperanza y fortaleza, y eso es lo que necesitamos de los jóvenes hoy, jóvenes con esperanza y jóvenes con fortaleza. No queremos jóvenes debiluchos, que están ahí ni sí ni no, que se cansan rápido y con cara de aburridos. Queremos jóvenes fuertes, con esperanza y fortaleza, porque conocen a Jesús y a Dios, porque tienen un corazón libre”.

“Ese es el camino, pero para eso hace falta sacrificio, andar contracorriente –añadió al final–. Las bienaventuranzas son el plan de Jesús para nosotros, un plan contracorriente. Jesús dice ‘Felices los que tienen alma de pobres’. No los que tienen riqueza y plata”.

Antes de bajarse del escenario, Francisco tuvo una última recomendación para los jóvenes: “Hagan lío, pero ayuden también a arreglar y organizar el lío que hacen. Un lío que nos dé un corazón libre, que nos dé solidaridad y esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios, a quien conocí, es mi fortaleza”.

Fin del viaje

A las 19:30 h. (01:30 h. en España), el avión papal despegaba del aeropuerto internacional Silvio Pettirossi. Antes, mantuvo un último y breve encuentro con el presidente Horacio Cartes, quien le acompañó durante la ceremonia de despedida. Tras varias actuaciones musicales, Francisco bendijo una placa conmemorativa de la visita, y después se despidió de los obispos del país.

La llegada a Roma está prevista a las 13:45 h. del lunes 13 de julio.

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