EDITORIAL VIDA NUEVA | Es un grito que se pierde en el vacío, pero no podemos cansarnos de señalar la indecencia de que existan conflictos invisibles que, por ausencia de una presión mediática que denuncie, sufren que la comunidad internacional mire hacia otro lado.
Es lo que ocurre en Sudán del Sur, cuya población padece desde diciembre de 2013 el desgarro de una guerra con tintes políticos y étnicos; con el trasfondo, además, de una acuciante crisis humanitaria que hace que el 40% de los sursudaneses padezcan hambruna.
Afortunadamente, como en tantos márgenes del mundo, la Iglesia sostiene a las víctimas. Un ejemplo: Solidarity With South Sudan, un proyecto en el que participan hasta 260 congregaciones, da allí desde 2008 esperanza a muchas personas.
En el nº 2.949 de Vida Nueva. Del 11 al 17 de julio de 2015
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