¿Qué esperan las familias españolas del Sínodo de octubre?

Falta espiritualidad, pero piden también acompañamiento a separados y divorciados

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JOSÉ LORENZO | El pasado 23 de junio se presentaba en el Vaticano el Instrumentum laboris para el Sínodo sobre la Familia, que se celebrará en Roma del 4 al 25 del próximo mes de octubre, y para cuya elaboración se han tenido en cuenta los informes remitidos por las respectivas conferencias episcopales. La de España envió el suyo el 17 de abril, tras hacer un resumen de las respuestas a las 46 preguntas de las encuestas remitidas a 50 diócesis y 60 instancias eclesiales desde la Secretaría del Sínodo para pulsar la opinión sobre los retos y desafíos a los que se enfrentan las familias cristianas en el mundo de hoy.

Y a la luz de las respuestas recibidas, ¿cuáles serían las principales solicitudes de las familias cristianas en España para que las debatan los padres sinodales? Mario Iceta, obispo responsable de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida, reconoce a Vida Nueva  que “se demanda una formación más completa para sacerdotes, religiosos y religiosas en pastoral familiar porque, aunque se agradece el magisterio extenso y profundo que hay sobre el matrimonio y la familia desde el Vaticano II, se señala también que muchas veces no es conocido ni estudiado”.

Aparecen también en las respuestas esos otros aspectos que han sido objeto de discusión –y polémica– durante la asamblea sinodal del pasado año, esto es, la situación de los matrimonios en situación de separación o de divorcio, las parejas homosexuales y los matrimonios civiles. Sobre los primeros, se demanda “un acompañamiento personalizado y especializado y se habla de una ‘ley de la gradualidad’”, señala Iceta.

Sobre las uniones homosexuales, añade el pastor, lo primero que se vislumbra “es el máximo respeto hacia esas personas”, a las que se pide brindar un acompañamiento, pero a las que se les recuerda “que el matrimonio, según el designio del Creador, es entre un hombre y una mujer”. Asimismo, algunas respuestas dejan ver “cómo en el fondo [estas personas homosexuales] pueden estar influenciadas por ideologías de género que no les ayudan”.

En cuanto a los matrimonios civiles hay apuntes más esperanzadores, pues se percibe que en ellos “hay el comienzo de una construcción, aunque sea civil, por lo cual son lugares en donde el Evangelio puede ser predicado y donde mostrar, a través de un proceso de catecumenado, de propuesta y anuncio, la belleza del matrimonio cristiano”.

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En el nº 2.949 de Vida Nueva

 

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