El Papa pide a los religiosos bolivianos que no dejen de escuchar la voz del pueblo

religiosas en el encuentro con el Papa Francisco en Bolivia 9 julio 2015

Critica la espiritualida del ‘zapping’ y reclama: “No existe una compasión que no escuche”

religiosas en el encuentro con el Papa Francisco en Bolivia 9 julio 2015

MATEO GONZÁLEZ ALONSO | La actividad de la tarde del segundo día del papa Francisco en Bolivia, el jueves 9 de julio, tuvo dos grandes encuentros. El primero de ellos, a las 16:00 h. (22:00 hora española) con un numeroso grupo de sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas en el Coliseo del Colegio Don Bosco de Santa Cruz.

Con un esquema similar a la celebración del día anterior en el Santuario de la Virgen del Quinche en la capital de Ecuador, tras la entrada triunfal del Papa en el espacio polideportivo –aclamado como “mensajero de la paz” por parte de los entusiastas asistentes–, el franciscano Roberto Bordi, obispo auxiliar del Vicariato Apostólico de El Beni y responsable de la Vida Consagrada en Bolivia, dirigió unas palabras de bienvenida y saludo a todos.

En su intervención, el obispo Bordi resaltó los objetivos de la visita del papa a Francisco y subrayó el compromiso evangelizador desde la alegría como urgencia para un país en el que “hay muchos pobres en nuestro país que son pobres pero ricos en fe y humanidad, y hay ricos que son pobres espiritualmente y de corazón”. Destacó la presencia de los consagrados en todos los rincones del país, a la vez que pidió la oración y bendición del Papa para los múltiples proyectos y tareas de la Iglesia boliviana.

Tras el saludo, la primera parte del acto contó con tres testimonios representativos de los destinatarios del encuentro: el sacerdote diocesano Crispín Borda Gómez, quien narró su encuentro con la fe; la religiosa Gabriela Cuellar Duran, de la congregación de las hermanas de San José de Chambéry, quien resaltó la importancia de la oración a través del canto en su historia vocacional –ambos de Cochabamba–; y el seminarista Damián Oyola Ramos, de familia minera de antepasados quechuas de Potosí, que tras estudiar Derecho ha iniciado su proceso para ser sacerdote.

No a la “espiritualidad del zapping

Tras los testimonios y un canto popular, el papa Francisco dirigió una breve oración y se leyó el evangelio en el que Jesús cura a un ciego en Jericó (Mc 10,46-52). A partir del texto bíblico, el Papa centró su discurso en la necesidad de la escucha de las voces de los excluidos por la sociedad y “cómo reaccionan [los sacerdotes y religiosos] frente al dolor de aquel que está al borde del camino, que nadie le hace caso”.

Francisco señaló algunas posibles reacciones ante los excluidos, la primera de ellas, “pasar, pasar de largo y algunos porque ya no escuchan… Pasar es el eco de la indiferencia, de pasar al lado de los problemas y que estos no nos toquen… Es la tentación de naturalizar el dolor, de acostumbrarse a la injusticia”.

Denunció que esta actitud está muy presente en la sociedad actual: “Podríamos llamarlo la espiritualidad del zapping. Pasa y pasa, pasa y pasa pero nada queda”. Aplicándolo a tarea de la Iglesia, “pasar sin escuchar el dolor de nuestra gente, sin enraizarnos en sus vidas, en su tierra, es como escuchar la Palabra de Dios sin dejar que eche raíces en nuestro interior y sea fecunda. Una planta, una historia sin raíces, es una vida seca”, afirmó.

La segunda reacción que denuncia es la actitud de “cállate, no molestes, no disturbes, que estamos haciendo oración comunitaria, que estamos en una espiritualidad de profunda elevación, no molestes, no disturbes”, hacia los necesitados. Esta “es la actitud de quienes frente al pueblo de Dios, lo están continuamente reprendiendo, rezongando, mandándolo callar. Dale una caricia, por favor, escúchalo”, pidió. Para el Papa, detrás de esta actitud “en el fondo hay un profundo desprecio al santo pueblo fiel de Dios”.

Frente a estas reacciones, Francisco presentó la actitud de Jesús, que quiere ser parte de la vida del pobre y necesitado, porque “no existe una compasión que no se detenga. Si no te detienes, no padeces con, no tienes la divina compasión. No existe una compasión que no escuche. No existe una compasión que no se solidarice con el otro”.

El acto se cerró, tras una hora, con una oración y la ansiada bendición del Pontífice a todos los presentes, quienes le despidieron con diferentes cantos.

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