Desaparecido un franciscano iraquí en Siria

La Custodia teme que el religioso haya sido secuestrado

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El franciscano Dhiya Aziz, párroco en Yacoubieh, desaparecido

J. L. CELADA | Desde la tarde del sábado 4 de julio, no se tienen noticias del franciscano iraquí Dhiya Aziz, de 41 años, párroco en Yacoubieh, en la provincia siria de Idlib (distrito de Jisr al Chagour), al suroeste de Alepo. Según un breve comunicado difundido por la Custodia de Tierra Santa en Jerusalén, en esa fecha perdieron el contacto con el religioso, después de que varios miembros de un grupo armado desconocido –tal vez vinculado al Frente Al Nusra, rama de Al Qaeda que actúa habitualmente en el país– vinieran a buscarle para “llevarle a un breve encuentro con el emir del lugar”.

“Desde entonces, hemos perdido su pista y somos incapaces de decir dónde se encuentra ahora”, lamentan sus hermanos con preocupación. “Estamos haciendo todo lo posible para identificar el lugar de su detención y obtener su liberación”, apunta la misma fuente. Mientras tanto, confían al P. Aziz a “la oración de todos y cada uno”.

Nacido en Mosul, la antigua Nínive, el 10 de enero de 1974, después de cursar estudios en el Instituto Médico de su ciudad, Dhiya Aziz ingresó en la Orden Franciscana y, tras realizar el noviciado en Ain Karem, profesó el 1 de abril de 2002. Al año siguiente, fue destinado a Egipto, donde vivió durante siete años. En 2010, regresó a la Custodia de Tierra Santa, en concreto a Amán (Jordania), antes de trasladarse a la localidad siria de Lattakia. Fue él mismo quien se ofreció voluntariamente para apoyar a la comunidad franciscana de Yacoubieh, en una región “particularmente peligrosa y bajo el control de Jabhat al-Nusra”.

La guerra de Siria se ha convertido en un escenario donde cada vez son más frecuentes los secuestros de religiosos. A finales de mayo, el sacerdote francés Jacques Mourad, de la Diócesis de Homs, fue capturado por tres hombres armados en una ciudad situada a un centenar de kilómetros de Palmira, sin que hasta al momento se sepa nada más de él. Otro tanto puede decirse del jesuita italiano Paolo Dall’Oglio, desaparecido desde julio de 2013.

En el nº 2.949 de Vida Nueva.

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