Análisis del arzobispo emérito de Santa Cruz de la Sierra, ante la visita que comienza hoy
Bolivianos en la Plaza de San Pedro del Vaticano el pasado 29 de junio
INFODECOM | El cardenal Julio Terrazas, arzobispo emérito de Santa Cruz de la Sierra, ha sido un referente en la Iglesia boliviana en los últimos años. Amigo de Jorge Mario Bergoglio desde sus años de formación –ya que ambos estudiaban en residencias cercanas y comenzaron a ser obispos casi a la vez–, ha concedido una entrevista televisiva en los momentos previos a la visita del Papa a Bolivia.
El cardenal ha compartido con el Papa muchas reuniones, comisiones y encuentros de obispos de América Latina: “Tuvimos la suerte y la bendición de estar juntos en la mesa de Aparecida”, destaca. Desde este conocimiento mutuo, Terrazas asegura que este viaje cumple un antiguo anhelo de Bergoglio, quien al sobrevolar Bolivia camino de las distintas reuniones, siempre pensaba: “Me quedo triste porque debería bajar a conocer tu país”.
Francisco con el cardenal Terrazas
Por una Bolivia sin odios ni rencores
Esta determinación del Papa se ha mantenido, a pesar de no ser el mejor momento, ya que se produce en pleno invierno y en una situación económica difícil. No obstante, Terrazas desea que después de la visita, “entre todos construiremos una Bolivia sin odios, sin rencores, sin insultos, sin trampas espirituales, psicológicas o políticas, sino que con claridad y prudencia construyamos un país donde nosotros también tengamos vida”.
Francisco se va a encontrar con un país que está creciendo y desarrollándose, a veces por encima de sus posibilidades y a través de inversiones mal planificadas. El cardenal Terrazas denuncia que se “corre el riesgo de que aquellos que están arriba sean mucho más eficaces en aplastar, en no dejar hablar, no dejar pensar”… Los bolivianos, dice, “nos estamos lanzando en una carrera de acumular cosas, algunas necesarias, pero otras que no son indispensables, dándonos ciertos lujos y ciertos gastos, cuando nuestro pueblo todavía no ha alcanzado ese grado de madurez que tienen otros pueblos”.
Creer y hablar en libertad
Para el arzobispo emérito de Santa Cruz, que acogerá a Francisco en su casa, este es uno de los mensajes más necesarios del Papa para América Latina: recuperar el espacio que necesita el Evangelio como mensaje de hoy, para lo que “a los creyentes se nos debe dejar ejercer el derecho de expresar lo que creemos con libertad, con libertad, y repito, con libertad”, insiste.
Esta visión es totalmente compatible con la actitud de misericordia y diálogo, tal como lo está mostrando el papa Francisco. Por eso aclara que “si algunos de nosotros desde el entusiasmo, desde la prédica o de la denuncia ha dicho algo que no le gusta –apunta, refiriéndose al Gobierno–, tiene toda la autoridad para llamarnos y dialogar y decirnos: ‘Ustedes manejan estos datos, nosotros estos… veamos’. Pero no empezar por sacar los cadáveres y peor aún a levantar las manos”.
