IX Asamblea de la FEBIC: hacia una animación bíblica de toda la pastoral

Más de un centenar de participantes de los cinco continentes se reúne en Italia

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PEDRO BARRADO | La FEBIC (Federación Bíblica Católica) es una institución eclesial, creada por Pablo VI en 1969 para desarrollar el capítulo VI de la constitución Dei Verbum, cuyo fin principal es el apostolado y la animación bíblicos (aunque hoy se habla más bien de animación bíblica de toda la pastoral). Sus miembros de pleno derecho son las conferencias episcopales, que en ciertos casos delegan su representación en alguna institución, como ocurre en España, cuya presencia en la FEBIC se hace a través de La Casa de la Biblia. La Federación también cuenta con otros organismos e instituciones como miembros asociados. En España son miembros de la FEBIC, entre otros, las editoriales PPC y Verbo Divino.

Durante los días 18-23 de junio se ha celebrado en el Centro Ad Gentes de Nemi, no lejos de Roma, la IX Asamblea General de la Federación, con el lema “La Sagrada Escritura, fuente de evangelización”. Este año, la reunión contó con la presencia de 133 participantes de los cinco continentes y más de sesenta nacionalidades. Este hecho hizo de la asamblea un acto de una enorme riqueza humana y cultural, así como un ejemplo palpable de la catolicidad de la Iglesia, como señaló el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de la FEBIC, en su saludo de bienvenida.

Lectio divina

Un elemento transversal de la asamblea fue la lectio divina. Todos los días, antes del desayuno, el “encuentro con la Palabra” marcaba el inicio de la jornada. En grupos pequeños, de no más de diez personas, se pudo hacer un estimulante ejercicio de oración desde el texto bíblico.

Durante la asamblea se pronunciaron tres conferencias. La primera corrió a cargo de Nuria Calduch, profesora de Antiguo Testamento en la Pontificia Universidad Gregoriana. En su intervención (“De la Dei Verbum a la Evangelii gaudium. La familiaridad con la Palabra de Dios”), la profesora Calduch abordó, desde la exhortación postsinodal Verbum Domini, de Benedicto XVI, tres cuestiones: los fundamentalismos, la relación exégesis-teología y algunas “páginas oscuras” de la Biblia (violencia, amoralidades, etc.). Puso de relieve la necesidad de la unidad (sin confusión) entre los niveles exegético y auténticamente “espiritual”, y cómo las dimensiones histórica y literaria de la Biblia han de ser tenidas en cuenta, siendo imposible separar en ella forma y contenido.

La segunda conferencia estuvo a cargo de Maricel Mena López, de la Universidad Santo Tomás (Colombia), quien habló de la Dei Verbum y la lectura contextual latinoamericana. Desde su situación de teóloga afroamericana y su experiencia con comunidades abogó por una lectura popular de la Biblia desde la opción preferencial por los pobres y por la asunción de otras teologías contextuales (hermenéuticas), especialmente india, negra y la hecha desde las mujeres.

La Escritura como base

Por último, el cardenal Tagle disertó sobre “Los frutos de la Dei Verbum”. Enmarcada en el 50 aniversario de esta constitución conciliar, que planteó un modo nuevo de entender la revelación divina, y teniendo presente la Verbum Domini, en esta tercera conferencia el cardenal Tagle subrayó cómo la Escritura no puede ser un mero adorno de documentos y programas eclesiales, sino que tiene que estar en la base de todo ello.

Asimismo planteó, para la Iglesia -y concretamente para la FEBIC-, una serie de desafíos: el cuidado de la naturaleza (creación), el mundo de las injusticias, los abusos, etc., el tema de la misericordia (por el Año de la misericordia), que es el rostro de Dios en la Biblia, el desigual crecimiento económico en el mundo, el tema de la familia (de lo que se hablará en el próximo sínodo), los jóvenes, la religiosidad popular, la pastoral de las grandes ciudades, la misión en las diversas regiones del mundo y la persecución de los cristianos, especialmente en Oriente Próximo y algunos países asiáticos.

Tras su intervención, y como respuesta, el profesor Cesare Bissoli, partiendo del texto de la vocación del profeta Jeremías, destacó el buen humor, la sencillez, la sensibilidad por lo social y el amor por la Biblia del cardenal, que ese día cumplía precisamente 58 años. El acto concluyó con una celebración para conmemorar el 50 aniversario de la Dei Verbum, en la que cada una de las grandes regiones de la FEBIC glosó de diversas formas los capítulos que la componen.

Nuevo Comité Ejecutivo

En el plano organizativo se presentaron diversos informes (económico, del secretario, de los coordinadores de las once regiones o sub-regiones, etc.). Entre ellos fue especialmente emotivo el del P. Ayoub Chahwan, del Líbano, que habló de la trágica situación de los cristianos en Oriente Próximo, particularmente en Siria e Iraq, y pidió la solidaridad y la oración del resto de la Iglesia. Asimismo se aprobó la nueva constitución de la Federación, que deberá ser ratificada por Roma, y se votó el nombramiento de los nuevos integrantes del Comité Ejecutivo y los coordinadores regionales.

Un hecho destacado de la asamblea fue la audiencia con el papa Francisco, que tuvo lugar el viernes 19, antes de su viaje a Turín. El acto, en el que estuvo presente Mons. Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos (del que depende la FEBIC), se inició con un saludo del cardenal Tagle, quien subrayó que “no somos nosotros los que llevamos la Palabra, sino que es ella la que nos lleva a nosotros y nos guía”.

El papa Francisco, tras indicar que la intervención que llevaba preparada coincidía con lo expresado por el cardenal Tagle, improvisó unas palabras en las que habló de la Iglesia en salida empujada por la Palabra. Eso conlleva riesgos –dijo– y aboca a una Iglesia martirial, poniendo el ejemplo de san Pablo. Y volvió a repetir una idea muy querida para él: “Es preferible una Iglesia herida que una Iglesia enferma por el encierro en sí misma”. Casi al final confió a los presentes una honda preocupación: la de la predicación “funcional” de la Palabra, especialmente en las homilías; incluso habló de la Palabra como un sacramental. No se trata –afirmó– de hacer hermosos discursos, sino de que la Palabra toque el corazón.

Finalmente, por lo que respecta a la dimensión celebrativa, aparte de las eucaristías, preparadas por cada una de las grandes regiones de la FEBIC (América, África, Asia y Europa), en la noche del domingo 21 se celebró una “fiesta internacional”, en la que los asistentes tuvieron la ocasión de compartir el tesoro de su diferencia cultural y humana. También hay que destacar que, como gesto de solidaridad, se decidió hacer una colecta para la Iglesia y el pueblo nepalíes.

En el nº 2.948 de Vida Nueva.

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