Diálogos de Yuste 2015: una verdadera espiritualidad “para ser creíbles” hoy

segunda edición de los Diálogos de Yuste, iniciativa de la UPSA, junio 2015

La segunda edición de la iniciativa de la UPSA mira al ‘Cristianismo y Europa’

segunda edición de los Diálogos de Yuste, iniciativa de la UPSA, junio 2015

De izquierda a derecha, el decano Jacinto Núñez, el obispo Amadeo Rodríguez Magro y el político Jaime Mayor Oreja

LUIS SANTAMARÍA DEL RÍO (YUSTE, CÁCERES) | Las facultades de Teología, Derecho Canónico y Filosofía de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), en colaboración con la Fundación Academia Europea de Yuste, organizaron el pasado 29 de junio la segunda edición de los Diálogos de Yuste bajo el título Cristianismo y Europa. Una jornada que se celebró en el Real Monasterio de Yuste (Cáceres), lugar del retiro y de la muerte del emperador Carlos V.

La inauguración y la presentación corrió a cargo de José Manuel Alfonso, vicerrector de la UPSA; Amadeo Rodríguez, obispo de Plasencia; Enrique Barrasa, director de la Fundación Academia Europea de Yuste; y Jacinto Núñez, decano de Teología de la UPSA. También asitió el obispo de Albacete y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, Ciriaco Benavente.

La primera mesa de diálogo llevó por título Las confesiones cristianas en la construcción de Europa, y se inició con la intervención de Julio L. Martínez, rector de la Universidad Pontificia Comillas, que trazó el horizonte más teológico y moral de la cuestión, analizando la crisis cultural por la que atraviesa el continente europeo y los efectos que esta crisis produce en el interior de las Iglesias cristianas.

En este momento de encrucijada, señaló, “tenemos que dejarnos interpelar internamente, dejarnos nutrir de verdadera espiritualidad cristiana para ser coherentes y creíbles”. Alertó frente a una defensa de la libertad sin la verdad, y de la verdad sin la libertad, refiriéndose al caso concreto del Je suis Charlie. También advirtió contra el universalismo abstracto y el relativismo contextualista, amenazas muy actuales. Y terminó llamando a la acogida de los inmigrantes en Europa, ya que así “los cristianos crearemos valor y daremos alma a nuestras sociedades”.

A continuación intervino José María Contreras, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, quien afirmó que “lo religioso puede y debe ocupar su espacio; no debe ser desconocido como muchas veces sucede, pero tampoco sobrevalorado”. En un mundo que cada vez será más cristiano y musulmán, según las estadísticas y las previsiones, la sociedad europea será “plurirreligiosa” y, por ello, defendió una laicidad que no relegue lo religioso al plano personal, sino que separe nítidamente la Iglesia del Estado.

En cuanto al papel de las religiones en la vida pública, señaló tres funciones: la defensa de la libertad religiosa de todos, la tutela de los derechos de las minorías y el diálogo interreligioso.

Por la tarde, la mesa de diálogo estuvo dedicada a los Principios compartidos para una patria común europea. En ella, la directora de Asuntos Legislativos del Servicio Jurídico del Parlamento Europeo, María José Martínez Iglesias, destacó el carácter emotivo del término “patria” y defendió que la patria europea “es el único proyecto posible, el único que puede salvaguardar nuestra civilización, nuestra cultura y nuestros valores”.

En una crisis del concepto de “soberanía nacional” ante los desafíos de la globalización –crisis también de la democracia–, la Unión Europea es un modelo de democracia trasnacional y un ejemplo de que sigue siendo posible hacer política no como adaptación a la realidad, sino como creación de normas y valores para cambiar lo que hay. Por eso llamó al “ejercicio de una soberanía compartida”, superando escollos como la actual crisis griega, para “no convertirnos en irrelevantes en el mundo”.
Crisis de la persona

Por último, Jaime Mayor Oreja, presidente de la Fundación Valores y Sociedad, desde su larga trayectoria política, analizó la situación actual del continente, que “está presidida por la confusión y el desconcierto”, ya que la crisis “no está en las instituciones europeas, sino en la persona”.

Llamó a la recuperación de los valores fundamentales que dieron origen a la Unión Europea, luchando contra dos enemigos principales: el relativismo y el extremismo. Destacó la importancia del diálogo entre los cristianos para poder cambiar la sociedad, la existencia de unas convicciones comunes y, sobre todo, el reto del cambio personal. Los cristianos, dijo, no pueden permitirse el lujo de la “incomparecencia cultural”. En el diálogo, los ponentes dejaron claro que el proyecto común europeo es algo irreversible y necesario.

En el nº 2.948 de Vida Nueva

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir