Susana Magro: “Debemos hacer de la conciencia medioambiental algo cotidiano”

Directora de la Oficina de Cambio Climático del Ministerio de Agricultura

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Entrevista con Susana Magro [extracto]

BELÉN TOBALINA. Foto: CRISTINA BEJARANO | El Papa ha pedido responsabilidad ante un planeta en destrucción, y es precisamente en la XXI Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará el próximo mes de diciembre en París, donde los estados han de estar a la altura para evitar que la temperatura media de la Tierra supere el límite de 2 ºC por encima de los valores de la era preindustrial.

Para no alcanzar esos niveles, la descarbonización de la economía mundial debería ser del 6,2% anual de aquí al año 2100, casi siete veces más que la tasa media de reducción entre los años 2000 y 2013. De lo contrario, las consecuencias del cambio climático serán más graves. Es el momento de actuar. Urge. Bien lo sabe Susana Magro, directora de la Oficina de Cambio Climático del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Su apuesta por proyectos que pretenden fomentar la reducción de huella de carbono de las empresas, por promover las bicicletas eléctricas o crear empleo verde contrasta con un país con las renovables paralizadas (y decenas de miles de empleos perdidos), con el eterno apego a fuentes fósiles y la sombra del fracking sobrevolando.

PREGUNTA.- Francisco ha pedido que los países se comprometan en la lucha contra el cambio climático. En la COP21 los estados han de cumplir las expectativas depositadas en ellos. ¿Confía al 100% en que se alcance un resultado ambicioso en la cumbre de París? ¿Qué países están dificultando o poniendo más peros para alcanzar un compromiso que reemplace el Protocolo de Kioto?

RESPUESTA.- La lucha contra el cambio climático solo será eficaz si se realiza a nivel global. La negociación internacional es el instrumento imprescindible para alcanzar un equilibrio en el que las estrategias de cada uno de los países converjan en un acuerdo común y beneficioso para todos. España considera que los distintos intereses de cada país no deben impedir que se llegue a un acuerdo internacional sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los países, en el ámbito de las negociaciones formales bajo el paraguas de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, estamos trabajando a lo largo de este año para conseguir llegar a París con un texto de negociación suficientemente maduro que permita identificar las opciones que los ministros deberán acordar a finales de año.

P.-  ¿Y se va a conseguir? Porque el temor a que, al final, todo se quede en un intento fallido continúa latente. De hecho, en las sesiones de negociación que tuvieron lugar en Bonn a principios de este mes, el progreso fue más lento de lo esperado.

R.-  En estos momentos, contamos con un texto de negociación formal sobre el que seguimos trabajando. La última sesión de negociación ha concluido, en Bonn, hace dos semanas escasas, y ha puesto de manifiesto cómo todavía existen diferencias entre los países que deberán resolverse en las sesiones negociadoras que tendrán lugar los próximos meses. España defiende la importancia de adoptar en París un acuerdo global y jurídicamente vinculante en el que participen todos los países en función de sus capacidades y responsabilidades. Se trata de que haya la mayor participación posible de países y, en especial, de las grandes economías. En este sentido, tengo confianza en que, en la COP21 de París, consigamos alcanzar un acuerdo ambicioso que entre en vigor a partir de 2020. El Acuerdo de París debe dar una señal clara de que la transición hacia patrones bajos en emisiones es inevitable. Esta señal es clave no solo para los países, sino para todos los actores fuera del ámbito de la Convención de Cambio Climático, en especial el sector privado. De París debe salir un acuerdo que dé certidumbre a las inversiones bajas en emisiones de gases de efecto invernadero.

P.-  ¿Considera que la reciente encíclica del papa Francisco servirá de ayuda para alcanzar un acuerdo en París que permita sustituir al Protocolo de Kioto?

R.-  Ante todo, quiero agradecer a Su Santidad la llamada de atención que realiza sobre la importancia del cuidado de nuestro planeta, “la casa común” como él la denomina. Una casa que es de todos y por la que todos debemos estar implicados y sentirnos responsables de su conservación. La encíclica del papa Francisco constituye, sin duda, una inequívoca señal a todos los agentes económicos y sociales del mundo para afrontar este desafío que afecta a las generaciones futuras y estar a la altura de este compromiso. En esta tarea, cada contribución es importante. Los ciudadanos debemos hacer de la conciencia medioambiental algo cotidiano, y los responsables políticos tenemos que promover las medidas necesarias para evitar el deterioro del medio ambiente. Por ello, aprovecho para invitar a todos a sumarse a la última de las iniciativas del Gobierno en materia de cambio climático, Un millón de compromisos por el Clima. Camino a la COP21 de París, a través de la página web www.unmillonporelclima.es. Seguro que la encíclica Laudato si’ contribuye a impulsar las importantes negociaciones internacionales sobre el cambio climático, que deben culminar en París, a finales de este año, con un compromiso global de 196 países. La Unión Europea lidera la lucha contra el cambio climático, y España está plenamente comprometida y trabaja con firmeza en aras de conseguir un acuerdo internacional sobre cambio climático que entrará en vigor a partir del año 2020.

Gases de efecto invernadero

P.- En este sentido, España no decide, acata el compromiso de la Unión Europea, que es responsable del 9% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. ¿Con qué paquete de medidas vamos?

R.- El 24 de octubre de 2014, el Consejo Europeo alcanzó un acuerdo sobre el marco de políticas de energía y cambio climático para 2021-2030, que establece un objetivo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para la Unión Europea de al menos el 40% en 2030, respecto a las emisiones de 1990. En cuanto a lo que hemos hecho, el Gobierno de España ha apostado por la lucha contra el cambio climático, y ha puesto en marcha un compendio de políticas nacionales para afrontar decididamente este reto. Son políticas que ayudan a nuestras empresas a reducir emisiones y, a la vez, a crear empleo y actividad económica en nuestro país. Hemos diseñado una Hoja de ruta a 2020 para definir de manera costo-eficiente el conjunto de acciones que serían necesarias para cumplir nuestros objetivos de reducción de emisiones a 2020 en los sectores difusos, y trabajamos para favorecer el desarrollo de la actividad económica baja en carbono, aprovechando nichos de mercado que creen empleo y actividad económica en línea con los principios de economía verde. Entre las iniciativas que estamos desarrollando en esta línea de trabajo, quiero destacar los Proyectos Clima, los Planes de Impulso al Medio Ambiente (PIMAs) o el Proyecto de Huella de Carbono, con el que queremos que las empresas que operan en nuestro país calculen cada año su huella de carbono y la registren oficialmente. La creación de este sello oficial permitirá aumentar el conocimiento del nivel de emisiones y supone un claro incentivo para mejorar su huella de carbono.

Y antes de París…

Pero antes de la COP-21, que tendrá como objetivo adoptar un acuerdo global que reemplace al tratado medioambiental de Kioto, se celebrará una sesión de negociación que está prevista que tenga lugar del 26 de agosto al 4 de septiembre en Bonn (Alemania). Aunque previamente, el próximo 24 de julio, los copresidentes presentarán a las Partes un nuevo texto sobre el que se discutirá en la sesión de agosto. Una contrarreloj con un ético objetivo: la lucha contra el cambio climático; es decir, la lucha por preservar la Tierra, la “casa de todos”. De no hacer nada, en el escenario actual, el aumento medio de la temperatura será de entre 3,6 ºC y 5,3 ºC, según alertó la Agencia Internacional de la Energía (IEA).

En el nº 2.947 de Vida Nueva.

 

ESPECIAL ENCÍCLICA ‘LAUDATO SI”

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