Mario Iceta: “Tenemos que ofrecer a los divorciados la misericordia de Dios”

Mario Iceta, obispo de Bilbao y reponsable de Familia y Vida de la CEE

Obispo responsable de Familia y Vida de la CEE

Mario Iceta, obispo de Bilbao y reponsable de Familia y Vida de la CEE

JOSÉ LORENZO | Acompañamiento personalizado, mucho respeto y evitar juicios. Estas son las principales recetas que contempla la Iglesia en España para afrontar el problema de las personas divorciadas, según se desprende de las respuestas a las encuestas remitidas por las diócesis a la Conferencia Episcopal Española (CEE). Mario Iceta, responsable de la Subcomisión episcopal de Familia y Vida de la CEE, señala que lo que los fieles españoles demandan pastoralmente para las personas que se encuentran en esta situación es “mostrarles la misericordia de Dios”. Él, junto con Ricardo Blázquez y Carlos Osoro, son los designados por la Plenaria para trasladar esa postura al resto de obispos que, del 4 al 25 de octubre, participarán en la última sesión del Sínodo sobre la Familia.

PREGUNTA.- ¿Qué dicen las encuestas preparatorias del Sínodo sobre el tema de los separados y divorciados vueltos a casar?

RESPUESTA.- Se pide un acompañamiento personalizado y especializado, porque no basta la buena voluntad, porque son situaciones que han causado sufrimiento a las personas que las están viviendo, y lo mismo ocurre en los divorcios vueltos a casar civilmente. Se señala que son situaciones muy diversas, que no hay casos homogéneos, y constatamos que son situaciones que requieren un acompañamiento personalizado, siempre rehuyendo el juicio, haciéndose cargo de la situaciones por las que han pasado, con un acercamiento y propuesta eclesial de acompañamiento. Y se habla de una ley de la gradualidad, pero no una gradualidad de la ley. También la belleza y la hermosura del matrimonio conlleva un estilo y forma de vida que tiene que ser presentada de manera pedagógica. Por eso se habla de ese acompañamiento, de ese respeto, de mostrar la misericordia de Dios de modo personalizado. Esas son las líneas que, de modo general, se nos dan a través de las respuestas a las encuestas.

P.- ¿Y se percibe en las encuestas una sensibilidad especial en el tratamiento de este tema o es un aspecto más dentro de otros que han surgido en las respuestas?

R.- El grueso de las respuestas ha sido para la vocación y la misión de la familia. Se centran en cómo percibir la vocación a la que cada uno está llamado, en cómo preparar y acompañar a las personas para conseguir este don que es el matrimonio. Y se habla, extensamente, de lo que es la vida cotidiana del matrimonio, del acompañamiento, de la espiritualidad, del reto de ser anuncio en medio de la sociedad, del reto –muy importante– de que la pastoral familiar sea transversal, un lugar de encuentro de las pastorales de infancia y juventud, que no debe separarse de la pastoral familiar. También se habla del acompañamiento a los nuevos esposos, tarea que pueden hacerla también los jóvenes, los ancianos, incluso los enfermos. Esto sí está muy presente, como también el tema de la paternidad, de la maternidad, la educación de los hijos, cómo entrelazar la familia con la educación y con la vida parroquial. Esto es el grueso de las respuestas, aunque luego sí se tocan esos otros temas…

P.- ¿Ha hecho ya algo la Iglesia en España para ese acompañamiento personal que se demanda o tiene alguna iniciativa prevista?

R.- Hay muchas diócesis –por ejemplo la nuestra de Bilbao– donde es un tema en el que se está trabajando. Para ello se pide, sobre todo, un acompañamiento personalizado y especializado, porque son situaciones de personas que han sufrido mucho. Por ejemplo, en Bilbao, trabajan conjuntamente el Centro de Orientación Familiar, la Delegación de Familia, las parroquias implicadas y el Tribunal Eclesiástico. Y la verdad es que la gente que está siendo acompañada está muy satisfecha. En otras diócesis se están llevando a cabo experiencias similares. Es un asunto ciertamente novedoso, que lleva pocos años en nuestras diócesis, pero que suscita interés. Creo que se están dando pasos interesantes y que son bien acogidos por quienes viven esta situación. Son pasos que aparecen también en estas respuestas que hemos enviado al Sínodo y que pueden ser luz y dar respuestas a estas situaciones.

En el nº 2.944 de Vida Nueva

 

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