J. LORENZO | “De manera irrevocable e inapelable”, el papa Francisco ha expulsado del estado clerical a Jesús María Menéndez Suárez (conocido en Asturias como el Padre Chus) por abuso de menores, según informó el Arzobispado de Oviedo en una nota de prensa difundida el 29 de mayo.
Se ponía fin así a una investigación previa (durante la cual fue suspendido cautelarmente varios meses y apartado de las clases de Religión que impartía) en donde, siguiendo el procedimiento canónico, se entrevistó a las víctimas, a los testigos y se recogieron las pruebas correspondientes. Las conclusiones fueron enviadas posteriormente a la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien, tras analizarlas, pidió al Papa la medida punitiva que este decretó el pasado 6 de marzo.
La nota concluye manifestando el “profundo dolor” de la comunidad diocesana por el “daño enormemente lesivo” que esos delitos han causado y pidiendo perdón “por la conducta reprobable de este sacerdote”.
Sin embargo, el Padre Chus no lo ve de la misma manera y cree que “el origen de todo es que el arzobispo no me puede ver”, según recoge la prensa asturiana. Por esta razón, denunciará ante los tribunales a quienes han tomado la decisión de expulsarle.
En el trasfondo está el hecho de que la causa por la que ha sido expulsado de la Iglesia fue archivada hace meses por el juzgado de Gijón que la instruía, dado que la víctima tenía 17 años, cuando la minoría de edad que fija la ley civil para delitos de abusos está en 16 años. Sin embargo, la normativa eclesiástica establece ese límite en los 18 años.
En el nº 2.944 de Vida Nueva.
