Un grito de angustia desde la R. D. del Congo

Los obispos de Bukavu denuncian la creciente violencia en la región: “¿Será el Estado cómplice?”

R. D. del Congo

JOSÉ LUIS CELADA | Desde hace más de veinte años, las poblaciones del este de la República Democrática del Congo –especialmente de las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur– son víctimas de los enfrentamientos armados y la inseguridad que vive la región. En 2010, el balance de víctimas se cifraba en seis millones de muertos en todo el territorio nacional. Y va en aumento, sobre todo en las zonas orientales del país. Así lo han denunciado con dureza y profusión de datos los miembros de la Asamblea Episcopal Provincial de Bukavu (ASSEPB), al término de su reunión en Butembo del 16 al 23 de mayo.

Interpelados por “la profunda angustia de unas poblaciones golpeadas por la violencia creciente”, los obispos de esta provincia eclesiástica emitenbhumana –así se titula su mensaje– frente a la inoperancia del poder político y de la comunidad internacional. “¿Será el Estado dimisionario y cómplice?”, se preguntan, para confirmar a renglón seguido: “¡Es posible!”, aunque no alcanzan a entender por qué razón o interés.

Mientras tanto, asisten impotentes al “terror de una limpieza sistemática de personas”, a “una estrategia de desplazamiento forzoso de poblaciones para ocupar progresivamente sus tierras” y a “la instalación de focos de integrismo religioso y bases de entrenamiento terrorista”. Todo ello en el contexto de “una mafia económica y de un mercantilismo político-militar alimentado por los saqueos a gran escala de abundantes recursos naturales: mineros, forestales, animales y petrolíferos”.

Según los prelados, a este desolador panorama viene a añadirse el hecho de que las autoridades no parecen tener entre sus prioridades la seguridad, la paz y la integridad territorial, cuando son “condiciones previas a todo esfuerzo de construcción, reconstrucción y modernización”. Muy al contrario, “el Estado deja que se deteriore la situación en el este del país”, lamentan. Un abandono, a juicio del episcopado local, que lleva camino de traducirse en “tres peligros mayores que un poder responsable no puede ignorar: un clima de genocidio, un foco de integrismo yihadista y un proceso de balcanización”.

Así las cosas, el texto episcopal –que lleva la firma de los seis obispos de la ASSEPB, encabezados por su presidente y arzobispo de Bukabu, François-Xavier Maroy Rusengo– concluye con una exhortación dirigida a los múltiples actores implicados: al presidente de la República, para que “pacifique al país” de cara a las próximas elecciones; a la comunidad internacional y la MONUSCO, la misión de la ONU que cumple ya 15 años de presencia en la República Democrática del Congo; a los representantes elegidos por el pueblo; a los líderes de las diversas confesiones cristianas, para que testimonien “la paz de Cristo Resucitado”; a los fieles católicos, para que promuevan y defiendan “con perseverancia la dignidad humana”; a los jóvenes, para que cultiven “la lucidez cristiana” y no se dejen “embarcar en aventuras sin salida”… Solo así podrán “construir entre todos una sociedad más justa, más humana y más fraterna”.

Los horrores de un genocidio

Lo que los integrantes de la ASSEPB han “visto y oído” de la realidad de su pueblo nos habla de “verdaderos actos genocidas, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”. Una situación que ellos describen así: cortes de carretera entre las principales localidades (Bukavu, Uvira, Goma, Butembo…), que “estrangulan a la población a nivel económico”; secuestros, como el de los tres religiosos asuncionistas en octubre de 2012 (VN, nº 2.821), cuyo silencio provoca la indignación de los prelados; la tentativa de rapto del obispo de Kasongo, Placide Lubamba, hace apenas dos semanas; o las más de 837 personas secuestradas en el territorio y la ciudad de Beni desde 2010. Sin olvidar, claro está, las matanzas registradas en la región: en Mutarule-Uvira (34 muertos), en Mukungwe-Bukavu (ocho muertos), en Ngadi-Beni (32), en Tepiomba, Kinyamusege y Vemba-Beni (82 personas asesinadas a machetazos y hachazos)… Según organizaciones civiles locales, entre octubre de 2014 y mayo de 2015, solo en la demarcación territorial de Beni habrían sido masacradas más de 419 personas. “Cada día los asesinos imaginan y llevan a cabo prácticas más y más crueles”, se duelen los pastores, al tiempo que denuncian la impunidad con que actúan los innumerables grupos armados, provocando el éxodo masivo de la población.

En el nº 2.943 de Vida Nueva.

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