La Iglesia tiende la mano a los partidos políticos emergentes

“Tenemos que demostrar que no somos de nadie ni tememos a nadie”, dicen los obispos

Manuela Carmena y Albert Rivera

JOSÉ LORENZO | La marea de indignados que surgió en 2011 al calor del llamado Movimiento 15M en una cincuentena de ciudades inundó no pocos salones de plenos y parlamentos autonómicos que concurrieron a las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. Ese día fue la consagración de un histórico cambio de ciclo que certifica el hartazgo de una forma de hacer política (representada por los partidos “clásicos”, como PP y PSOE, e incluso IU) y el mandato ciudadano de tener en cuenta a las formaciones “emergentes”, con la irrupción de Ciudadanos y Podemos, que parecen ser ya algo más que flor de un día.

Con una partición de casi el 65% del censo, salvo la descalabrada UPyD, nadie se siente perdedor en estos comicios, a pesar de que quienes hasta ahora representaban el bipartidismo se han dejado muchos votos en el camino, particularmente el PP.

De esta manera, las formaciones que lideran Albert Rivera y Pablo Iglesias se han convertido en fundamentales para lograr la gobernabilidad del país, abriendo de paso un nuevo escenario en el que todo está abierto para las próximas elecciones generales.

En la Iglesia, este nuevo panorama está siendo seguido con mucho interés y, también, un cierto temor.

Un obispo confía a Vida Nueva sus “dudas” de que los “nuevos partidos” favorezcan la gobernabilidad. “Sus líderes tienen poco peso, y la situación me recuerda a la de Grecia, lo que ilustra el peligro que corremos. Porque las soluciones a nuestros problemas no se logran solo con muchas palabras y promesas”.

Este obispo, que vislumbra “mucha intranquilidad social y política en los próximos años”, cree que la clave de estas elecciones está en el cansancio de los jóvenes y de quienes peor lo están pasando con la crisis. “Ellos son quienes han dado este gran voto de castigo a los partidos que han manejado la política para enriquecerse”. Y añade: “También los obispos estamos muy desilusionados con los políticos”.

Más pragmático, otro pastor confía en que la labor de gobierno de los nuevos partidos les obligue a buscar el bien común, por encima de partidismos. “No debe perderse esta frescura, pero hay que gobernar para todos, ceder y pactar”.

En cuanto a las relaciones con esas nuevas formaciones, este prelado lo tiene muy claro: “Hemos de tender nuevos puentes y conocer a los que cobran protagonismo en la política de hoy; hemos de volver a comer con ellos, como hizo con todos Tarancón en la Transición. La Iglesia tiene que demostrar ahora que no es de ningún partido ni teme a ninguno y que también nosotros, en la línea de Francisco, estamos por la justicia social”.

También para afrontar esta nueva época mira a la Transición Carlos Romero, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas. “Los españoles hemos querido que los partidos estén obligados a entenderse que los principios de consenso que construyeron nuestra democracia en la Transición vuelvan a ser un referente para hacer política con mayúsculas”.

Una situación más realista

También el presidente de la HOAC cree que los ciudadanos han exigido con sus votaciones pactos y diálogo a los políticos. “Les han dicho: ‘Acordad, limpiad la suciedad, pensad en los problemas de la mayoría y resolvedlos’”, señala José Fernando Almazán.

Para él, “la situación política ha cambiado radicalmente”, pero no cree que vayamos hacia la ingobernabilidad. “La situación que queda ahora no es mala, al contrario, es mucho más realista, reflejo de una realidad social plural, diversa, llamada a dialogar y entenderse. Ahora el escenario es otro y también las prioridades han de serlo: centrarse en solucionar los problemas de las personas”, apunta.

Un escenario al que, en opinión de Javier Alonso, vicepresidente de Justicia y Paz España, ha llevado “el hartazgo de corrupción, que ha conducido a muchos a no considerar a los grandes partidos la solución de los problemas”. No obstante, matiza la euforia de los emergentes: “Mucha gente no confía en las nuevas opciones y ha dado su apoyo a PP y PSOE”. “La gente –añade– habla de pactos, pero, en general, queremos que gane el nuestro>, y si es otro, que por lo menos tenga que pactar”.

Y aunque reconoce que “el escenario es nuevo”, se muestra cauto ante lo que se avecina en los próximos meses, cuando se concreten las promesas electorales y se visualizan los pactos políticos. “Esto influirá en las próximas elecciones generales”, sostiene.

En el nº 2.943 de Vida Nueva.

 

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