Los obispos, más audaces en la denuncia de la injusticia ante el Día de la Caridad

Concretan las “heridas sociales” que marcan a la España de hoy

Manifestación en la Puerta del Sol de Madrid por el cuarto aniversario del 15-M

Manifestación en la Puerta del Sol de Madrid por el cuarto aniversario del 15-M

M. Á. MALAVIA | Los obispos españoles, tras el camino abierto con la publicación, a finales de abril, del documento Iglesia, servidora de los pobres (VN, nº 2.939), están profundizando cada vez con más audacia en la denuncia profética de la situación de honda crisis que vive España. Así se refleja en el comunicado emitido este 15 de mayo por la Comisión Episcopal de Pastoral Social con motivo del Corpus Christi (7 de junio), Día de la Caridad.

Lo más destacable del texto es la concreción de los fenómenos que, a juicio de los obispos, más están incidiendo en la “globalización de la indiferencia” a nivel mundial (como la persecución de los cristianos) y nacional. En este ámbito, enumeran con un lenguaje claro y decidido un rosario de “heridas sociales” a combatir. “No podemos ser indiferentes –denuncian– ante los millones de hermanos nuestros que siguen sin acceso al trabajo, tienen puestos de trabajo que no les permiten vivir con dignidad y se ven abocados a la emigración. Pensamos de manera especial en los jóvenes, en los parados de larga duración, en los mayores de 50 años a los que se les cierra el acceso a un puesto de trabajo y en las mujeres víctimas de discriminación laboral y salarial”.

“Tampoco podemos pasar por alto –añaden– a los que no tienen vivienda o se ven privados de ella por los desahucios”. Y es que “nos duele y nos debe seguir doliendo la pobreza y el hambre en el mundo, sobre todo cuando la humanidad dispone de los medios y recursos necesarios para acabar con ella”. El mismo tono emplean para abordar la situación que se vive en nuestras fronteras, donde, ante el drama de “los miles de hombres y mujeres que huyen de las guerras, del hambre y la pobreza”, se encuentran aquí con que “no ven respetados sus derechos ni encuentran en el camino políticas migratorias que respeten su dignidad y su legítima búsqueda de mejores condiciones de vida”. Lo mismo ocurre con las víctimas de la trata o la prostitución, “la nueva esclavitud del siglo XXI”.

Por todo ello, repiten con Francisco, urge “luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra, la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales”.

En el nº 2.942 de Vida Nueva.

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